Vistas desde el cielo, las ciudades de Gaza parecen los restos de una civilización extinguida. Fragmentos de hormigón y paredes destrozadas dibujan un paisaje interrumpido por cráteres y carreteras que ya no llevan a ninguna parte. No es el resultado de un desastre natural, sino de una campaña militar que, en menos de dos años, ha arrasado barrios enteros y transformado el enclave palestino en un terreno marcado por la destrucción.
La ofensiva comenzó tras el ataque de Hamas al sur de Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron al menos 1.200 personas y más de 250 fueron tomadas como rehenes, según cifras israelíes. En respuesta, Israel lanzó una guerra aérea y terrestre contra la organización, que según las autoridades sanitarias de Gaza ha causado más de 60.000 muertes y ha dejado a miles de personas sepultadas bajo los escombros.
En un vuelo reciente de ayuda humanitaria, coordinado por Jordania, se arrojaron tres toneladas de suministros sobre la franja. El operativo ofreció una de las pocas oportunidades para observar, desde unos 600 metros de altura, un territorio casi inaccesible para la prensa internacional desde el inicio de la guerra, cuando Israel prohibió la entrada de periodistas extranjeros.
Desde el aire, los daños son evidentes. En el norte de Gaza y en Ciudad de Gaza, los edificios se reducen a pilas de escombros, las avenidas están cubiertas de polvo y las zonas residenciales han desaparecido. Solo a través de una cámara de largo alcance se distingue a pequeños grupos de personas de pie entre las ruinas, únicas señales de vida en un paisaje que parece inhabitable.
Imágenes de archivo y tomas recientes de drones documentan con precisión el contraste entre el antes y el después. Cuatro meses antes del inicio de la guerra, grabaciones aéreas de Ciudad de Gaza, Jabalia, Khan Younis y Rafah mostraban bulevares, rotondas y edificios intactos. En enero de 2025, quince meses después del inicio del conflicto, las mismas localizaciones están irreconocibles: estructuras colapsadas, calles cubiertas de escombros y barrios borrados del mapa. Las secuencias incluyen vistas del barrio de Al Saftawi en el norte de Gaza, con imágenes previas a la guerra seguidas de tomas posteriores que muestran destrucción generalizada.
También se difundieron comparativas de satélite: Ciudad de Gaza en agosto de 2023 frente a imágenes tomadas casi dos años después; Rafah antes del conflicto y en la actualidad, con su centro urbano reducido a ruinas; y Khan Younis, cuya trama urbana desapareció bajo meses de asedio.
Los datos confirman lo que las imágenes muestran. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), el 92% de las 436.000 viviendas de Gaza han sido dañadas o destruidas, el 81% de las carreteras y el 70% de las estructuras han quedado inutilizadas. El sector agrícola también ha colapsado: el 83% de las tierras cultivables, pozos de agua y la mayoría de los invernaderos han sido arrasados, de acuerdo con un informe de Naciones Unidas publicado en abril.
El ejército jordano informó que ha realizado 140 lanzamientos aéreos, además de 293 en cooperación con otros países, para un total de 325 toneladas de ayuda desde que reanudaron la operación el 27 de julio. Sin embargo, agencias humanitarias advierten que estas entregas son insuficientes y poco eficientes. Según datos israelíes, 104 días de lanzamientos equivalen apenas a cuatro días de comida para toda la franja.
Los riesgos son elevados. Al menos 12 personas se ahogaron el año pasado intentando recuperar paquetes caídos en el mar y otras cinco murieron por el impacto directo de los pallets. Pese a ello, los lanzamientos continúan, mientras el ingreso de ayuda por tierra sigue siendo limitado.
Más al sur, en Deir al-Balah, los ataques aéreos han dejado huellas profundas. El 22 de mayo, la joven Yaqeen Hammad, conocida como la influencer más joven de Gaza, murió tras un bombardeo israelí mientras regaba flores en un campamento de desplazados. En Khan Younis, asediada durante meses, la pediatra Alaa al-Najjar perdió a su esposo y nueve de sus diez hijos cuando su casa fue destruida mientras ella trabajaba en el hospital.
El gabinete de seguridad israelí aprobó esta semana un plan para tomar el control total de Ciudad de Gaza, lo que ampliaría sus operaciones militares. El ejército asegura controlar ya el 75% del territorio y calcula que la captura de la capital elevaría esa cifra al 85%. Según medios israelíes, cerca de 900.000 personas viven ahora en Ciudad de Gaza, muchas de ellas desplazadas por la ofensiva.
Dentro del gobierno israelí, algunos aliados de línea dura presionan por una ocupación completa para erradicar a Hamas, mientras mandos militares advierten que esto podría poner en peligro la vida de los 50 rehenes que aún permanecen en la franja, de los cuales Israel cree que solo 20 siguen con vida. Las negociaciones para un alto el fuego que incluía la liberación de rehenes fracasaron en julio.
Desde el aire, la magnitud del territorio contrasta con la intensidad del conflicto. Gaza es más de cuatro veces más pequeña que el área metropolitana de Londres, pero concentra uno de los enfrentamientos más sangrientos del mundo actual. Cada imagen captada desde drones o satélites añade una capa al registro de una devastación sin precedentes, donde la reconstrucción parece, por ahora, un objetivo lejano.
(Con información de Reuters)