Médicos palestinos denunciaron este viernes la falta casi total de medios para ejercer su labor en Gaza, donde afrontan jornadas continuas, sin alimentos, agua potable ni descanso adecuado, en un contexto de colapso total del sistema a causa de la ofensiva israelí, según declaraciones recogidas en una rueda de prensa virtual desde la Franja.
Majed Jaber, uno de los médicos de primera línea, señaló que la escasez de medicamentos básicos obliga a tomar decisiones críticas sobre a quién administrar incluso una simple inyección o un analgésico. “No solo estamos perdiendo vidas por traumatismos, las estamos perdiendo porque no podemos proporcionar un tratamiento básico”, afirmó Jaber, antes de interrumpir su intervención a causa de la proximidad de bombardeos israelíes.
El personal sanitario relata que pasa días sin alimentarse adecuadamente y que la obtención de agua potable se ha tornado extremadamente difícil. Además, la falta de profesionales dificulta la cobertura de la gran cantidad de pacientes que llegan. “Aquí en Gaza no es solo una crisis humanitaria. Es un desmantelamiento deliberado de la vida. Intentamos mantener a la gente viva con las manos vacías”, subrayó Jaber.
Por su parte, Mohammed Abu Mughaisib, coordinador médico adjunto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la Franja, indicó: “Tenemos que dejar de decir que el sistema de salud en Gaza ha colapsado porque no hay un sistema de salud en Gaza. Lo que existe está funcionando día a día”.
Abu Mughaisib explicó que la organización ha sido testigo de un aumento significativo de pacientes desde que la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) inició la distribución de ayuda en mayo, afirmando que los puntos de reparto se han convertido en “escenarios de masacres orquestadas”. En sus hospitales de campaña recibieron 1.380 pacientes desde el 7 de junio, con 28 ingresados ya fallecidos, la mayoría con heridas de bala. “Estamos pidiendo que se cierre GHF, porque no es una distribución, es una trampa mortal”, manifestó.
Desde el norte de Gaza, la doctora Rana Soba, oficial de nutrición de Med Global, señaló la presencia de una “hambruna en ciernes que ya está matando en silencio”. Soba describió “un aumento drástico y peligroso de la desnutrición aguda grave en menores de cinco años”.
A este contexto, se suma la denuncia sobre la persecución al personal sanitario. Lina Qassam Hassan, presidenta de la junta directiva de Médicos por los Derechos Humanos de Israel, afirmó que los ataques a hospitales, el personal médico y la destrucción de equipos constituyen un “genocidio”. En hospitales como Al Shifa, en ciudad de Gaza, el Ejército israelí detuvo a decenas de médicos en diciembre de 2023, elevando el número total de personal sanitario arrestado a más de 300, de los cuales más de 100 siguen detenidos, incluyendo 25 médicos. Según Hassan, ninguno ha sido acusado, pero han soportado torturas, hambruna y violencia física y sexual durante su reclusión. Calificó estos arrestos como parte de “una estrategia más amplia para destruir la infraestructura médica de Gaza”.
Nueva ofensiva y reacciones internacionales
Por otro lado, el ejército israelí se prepara para tomar el control de Ciudad de Gaza, la principal urbe del territorio palestino, con el objetivo de “vencer” al grupo terrorista Hamas y asegurar la liberación de los rehenes. Tras 22 meses de guerra, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu enfrenta presión internacional y doméstica ante la situación en la Franja, donde más de dos millones de personas están al borde de “una hambruna generalizada”, según la ONU.
El gabinete de seguridad israelí ha autorizado un plan para tomar control de la ciudad y distribuir “ayuda humanitaria fuera de las zonas de combate”, además de exigir el desarme de Hamas y devolver “todos los rehenes, vivos y muertos”. Netanyahu precisó que la meta es poner Gaza bajo control israelí antes de transferir la administración a un organismo alternativo que no sea ni Hamas ni la Autoridad Palestina. “No vamos a ocupar Gaza, vamos a liberar Gaza de Hamas”, publicó Netanyahu en X.
Las reacciones internacionales fueron inmediatas: Alemania, España, el Reino Unido, China y la Unión Europea expresaron su rechazo al plan. Berlín suspendió exportaciones de equipamiento militar con destino potencial a Gaza, lo que llevó a Netanyahu a expresar su “decepción” ante estas medidas por teléfono al jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz. El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió sobre el riesgo de “una peligrosa escalada” que agravaría las consecuencias para millones de palestinos.
En Israel, las familias de los rehenes reclaman la liberación de sus allegados y expresan temor por el abandono que representa la nueva ofensiva. El Foro de las Familias calificó la decisión del gabinete como “ignorar completamente las advertencias de la dirección militar y la voluntad clara de la mayoría de la población israelí”. El líder opositor Yair Lapid consideró que la operación costará la vida de rehenes y soldados y supondrá cargas económicas y diplomáticas.
La guerra estalló el 7 de octubre de 2023 después de un ataque de Hamas que provocó 1.219 muertos en Israel, la mayoría civiles, mientras que las represalias han dejado 61.330 fallecidos en Gaza, según el Ministerio de Salud local, cifras que la ONU considera fiables.
(Con información de AFP y EFE)