En esta foto proporcionada por la Oficina de Prensa Presidencial de Azerbaiyán el jueves 10 de julio de 2025, el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev, derecha, y el primer ministro armenio Nikol Pashinyan posan para una foto antes de sus conversaciones en Emiratos Árabes Unidos (Oficina de Prensa Presidencial de Azerbaiyán vía AP)

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves que recibirá en la Casa Blanca al primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, y al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el viernes para una “Cumbre de Paz Histórica” con el objetivo de poner fin a un conflicto que se extiende desde hace más de 35 años en el Cáucaso Sur.

Según confirmó Trump en su red social Truth Social, la reunión incluirá una “Ceremonia Oficial de Firma de la Paz” y está prevista además la suscripción de acuerdos bilaterales entre Washington y ambos países para fomentar oportunidades económicas conjuntas en la región.

La prensa de Estados Unidos ha indicado que los tres mandatarios difundirán una declaración conjunta el 8 de agosto a las 16:00 hora local, lo que ha generado expectativas sobre la posible conclusión de un acuerdo de paz que podría reconfigurar la geopolítica del Cáucaso Sur.

El conflicto comenzó en 1988, mientras existía la Unión Soviética (URSS), y se ha mantenido como uno de los enfrentamientos más antiguos del espacio postsoviético. Las hostilidades se han centrado en la región de Nagorno Karabaj, que en 2023 fue recuperada por Azerbaiyán tras una ofensiva militar que provocó el éxodo de más de 100.000 armenios étnicos.

Sectores políticos y expertos de ambos países han valorado la reunión de Washington con cautela. El diputado azerbaiyano Rasim Musabékov no descarta que el acuerdo de paz se firme en suelo estadounidense, pero subraya que tal tratado requerirá ratificación por parte de los parlamentos de ambos Estados. Musabékov, miembro del Comité de Relaciones Internacionales del Parlamento de Azerbaiyán, ha considerado la posibilidad de rubricar un “memorándum” que recoja el consenso alcanzado sobre puntos delicados del acuerdo y resalte el compromiso asumido bajo el auspicio de Estados Unidos.

Desde Ereván, el director del Instituto del Cáucaso, Alexandr Iskanderián, ha señalado que “las expectativas son buenas, pero sería ingenuo pensar que todo se resolverá de inmediato”. Iskanderián coincide en la posibilidad de que se firme un memorando que exprese la voluntad de ambas partes de persistir en las negociaciones para un acuerdo definitivo. Aunque duda de una apertura inmediata de las fronteras, incluidas las de Armenia con Turquía, aliada clave de Azerbaiyán, reconoce la importancia que tendría el gesto para avanzar hacia la estabilidad en la región.

El presidente de EEUU, Donald Trump, en la Casa Blanca este jueves (REUTERS/Jonathan Ernst)

Reacciones de la diáspora y obstáculos pendientes

Las principales instituciones de la diáspora armenia en Estados Unidos han manifestado su rechazo a una normalización plena de las relaciones con Azerbaiyán hasta que cuestiones como el retorno de desplazados de Nagorno Karabaj o la liberación de prisioneros armenios sean solucionadas. Azerbaiyán reclama, por su parte, que Armenia modifique su constitución para eliminar reivindicaciones territoriales sobre Karabaj como condición previa para la paz.

Uno de los aspectos más controvertidos que obstaculizan el entendimiento es el futuro del Corredor de Zanguezur, una vía estratégica de transporte y comunicación que atraviesa el sur de Armenia y conectaría Asia Central con Europa a través del Mar Caspio y el Mar Negro.

Las negociaciones para abordar el conflicto se remontan a 1994, tras un alto el fuego que siguió a la Primera Guerra de Nagorno Karabaj. Desde entonces, numerosos intentos internacionales no han logrado consolidar la paz, aunque recientes conversaciones han permitido acercamientos preliminares, como la reunión en julio en Emiratos Árabes Unidos.

La cumbre se produce en un contexto de distanciamiento con Rusia, que tradicionalmente había ejercido de mediador en la región desde el colapso de la URSS, pero cuyo papel se ha visto eclipsado en los últimos años, especialmente desde la Segunda Guerra de Nagorno Karabaj en 2020. Según Musabékov, en la actualidad, Estados Unidos se presenta como el único actor capaz de garantizar la aplicación de un acuerdo y asegurar la estabilidad en el Cáucaso Sur.

El Gobierno de Armenia ha confirmado que la visita oficial de Pashinián a Estados Unidos el 7 y 8 de agosto incluye una reunión bilateral con Trump y un encuentro trilateral con Aliyev y el mandatario estadounidense para “profundizar la alianza estratégica” y “promover la paz, la prosperidad y la cooperación económica en la región”.

La paz entre Azerbaiyán y Armenia permitiría desbloquear proyectos de infraestructura y comercio, asegurando la viabilidad de corredores energéticos y de transporte fundamentales para conectar Asia Central, el Mar Caspio, el Mar Negro y Europa. El acuerdo podría marcar el inicio de una nueva etapa en el Cáucaso Sur, con implicaciones globales en seguridad, integración económica y desplazamientos poblacionales.

Ambos gobiernos ya definieron en marzo de este año el texto base para el pacto, aunque persistían discrepancias significativas. Tras el encuentro de Washington se espera que tanto Armenia como Azerbaiyán avancen en la ratificación parlamentaria de los compromisos asumidos, mientras la comunidad internacional sigue de cerca un posible punto de inflexión en el equilibrio regional.

(Con información de AFP, EFE y EP)