Eduardo Sorensen

¿Cuánta vida hay en el mar? ¿Cuánto nos da el mar, cuánto está en riesgo? Las tortugas marinas, por ejemplo, han sobrevivido a eventos prehistóricos y enfrentan hoy amenazas como los desechos plásticos. Así lo cuenta la divulgadora científica Catalina Velasco Charpentier en su obra Navegantes ancestrales.

Velasco Charpentier es bióloga marina y se ha convertido en una eficaz comunicadora científica. Pero es más que una estudiosa: la científica chilena es exploradora del National Geographic. Hace fotos bajo el mar y así le acerca al mundo la belleza desconocida de lo que ve. En Navegantes ancestrales, que tiene como bajada, “Por qué maravillarnos con las tortugas marinas”, se ocupa, justamente, de estos animales: “¿Por qué podemos considerarlas testigos de nuestra evolución y llamarlas fósiles vivientes?”, pregunta. Y abre el arcón de las maravillas.

Velasco Charpentier también es autora de Vida sumergida, donde muestra cuántos nos falta por saber sobre el océano.

Aquí, el prólogo de Navegantes ancestrales, que escribió Catalina Velasco.

Prólogo

La primera vez que vi una tortuga marina se me llenó el corazón de sorpresa y admiración. Estaba sentada en la arena de una playa al norte de Uruguay, muy cerca del límite con Brasil, tranquila y con un mate tibio en las manos que me invitaba a abstraerme en mis pensamientos mientras contemplaba el mar (ay, los pequeños placeres de la vida), cuando de repente mi estado de latencia se vio interrumpido por una pequeña cabecita redonda que se asomó cerca de la orilla, emergiendo del agua para respirar.

La boca de la tortuga se abrió con lentitud y dio una bocanada, repitió la acción y luego desapareció.

Me bastó con observarla un momento para sentir que sus ojos grandes y negros guardaban la sabiduría de la que solo gozan los animales que llevan millones de años rondando la Tierra. Se veía plácida y bella, pero también vulnerable. Esto lo corroboré rápidamente.

Días después de este encuentro toqué por primera vez a una tortuga marina, y como su duro caparazón albergaba un ecosistema completo de pequeñas algas, cangrejos y balanos, pensé en el mito de la tortuga que lleva la Tierra a cuestas. Como había varado en la playa —no muy lejos de donde vi respirar a la otra— se encontraba en observación en un centro de rehabilitación y conservación, dentro de una pileta redonda con medio metro de agua. Al inicio no entendí por qué debía pasar por un período de espera en lugar de ser devuelta al mar de inmediato, pero transcurridas algunas horas el pequeño reptil mitológico comenzó a defecar grandes trozos de plástico y fue entonces cuando comprendí varias cosas importantes: las tortugas no varan porque sí; están experimentando problemas inmensos que aún no terminamos de dimensionar; el monitoreo es esencial en casos de varamiento.

Si bien estos reptiles están viviendo un momento difícil, son un ejemplo de resiliencia, superando varias extinciones masivas a lo largo de su historia evolutiva. Además, son criaturas increíbles y las amo, así que no pediré perdón por escribir sobre ellas. ¡Necesitamos conocer más de su historia!

Por ejemplo, ¿sabías que, aunque sus fuertes aletas y caparazón hidrodinámico las vuelven perfectamente aptas para la vida acuática, la existencia de toda tortuga marina comienza en tierra firme? Sí, cuando las hembras van a poner sus huevos en la misma playa que las vio nacer. Este es un viaje épico, porque los sitios de desove a menudo se encuentran muy lejos de las áreas de alimentación, y las hembras deben cruzar varios cientos, incluso miles de kilómetros de océano abierto sin referencias visuales. ¿Cómo se las arreglan para volver al mismo lugar después de tanto tiempo y desde tan lejos? No solo el ciclo de vida de una tortuga marina es fascinante, también lo es su historia evolutiva. Y es que su especie ha sido testigo de nuestra evolución, ha visto el nacimiento y apogeo de la civilización humana y, de paso, ha sido víctima de su desarrollo.

Las tortugas marinas navegan por el océano desde el período Cretácico, que tuvo lugar hace unos ciento veinte millones de años atrás (el fósil más antiguo de una tortuga marina tiene ciento veinte millones de años de antigüedad, la especie fue bautizada como Desmatochelys padillai) y desde entonces han sorteado múltiples obstáculos que van desde prehistóricos meteoritos hasta actuales desechos plásticos. Hoy enfrentan tantos desafíos que sus posibilidades de sobrevivir son escasas: se estima que solo una de cada mil llega a la adultez, por lo que la existencia de cada tortuga adulta es un suceso extraordinario, un verdadero milagro.

Prepárate, porque estas criaturas han fascinado a la humanidad desde que comenzamos a cohabitar el planeta, y si bien las hemos venerado, cazado y estudiado por siglos, aún hay mucho que no sabemos de ellas. En este libro encontrarás algunos datos y anécdotas que espero despierten tu curiosidad y hagan que te cautives como yo con estas marineras ancestrales que se apoderaron de mi corazón aquel día soleado en Uruguay.