La baja permanente de retenciones que anunció ayer Javier Milei significa una mejora de competitividad para el sector agropecuario sin necesidad de un mayor ajuste en el tipo de cambio. La medida llega en pleno proceso electoral y también busca enviar un mensaje con intención política: el mantenimiento en el tiempo del superávit fiscal tiene como resultado final la disminución de la carga impositiva, especialmente para los sectores productivos.
Distintos sectores del campo venían expresando la preocupación por problemas crecientes para llevar adelante la producción pensando en la próxima campaña. Muchas zonas del país ya presentaban una ecuación negativa por ejemplo para la siembra de soja por una combinación de costos crecientes en dólares y una reducción de los ingresos medidos en moneda dura.
Ahora hay dos buenas noticias que llevan algo de alivio para los productores agropecuarios. Una está relacionada con los anuncios del Presidente al inaugurar la Exposición Rural. Pero por otra parte el tipo de cambio real ya aumentó más de 15% en los últimos dos meses, producto de la suba del dólar oficial de 1.200 a 1.300 pesos, al mismo tiempo que se produjo una apreciación del real en Brasil, el principal socio comercial de la Argentina.
La baja permanente genera un impacto positivo en la competitividad exportadora del ago sin un mayor ajuste cambiario en el corto plazo. Ningún país de los que compiten con la Argentina en exportaciones agropecuarias grava sus exportaciones.
Las retenciones tuvieron una lógica en la salida de la Convertibilidad, cuando el dólar tuvo un salto excepcional desde el 1 a 1 a casi 4 a 1 en cuestión de tres meses. Pero lo que tenía cierta razonabilidad en un momento de emergencia dejó de tenerla hace ya muchos años. Lo único que explica que se mantengan los derechos de exportación es la voracidad de recaudación de un Estado cada vez más grande.
Agro más competitivo
Los anuncios de ayer significan una señal que va en el sentido correcto y mejoran la competitividad del agro. Sin embargo, la reducción es parcial y se hizo de una manera cuidadosa para evitar un impacto fiscal significativo.
Según los cálculos preliminares de Fernando Marull todas las reducciones de alícuotas anunciadas impactan en 0,1% del PBI. Se trata indudablemente de una cifra insuficiente para poner en peligro el superávit anunciado por el Gobierno para este año de 1,6% del PBI.
Las retenciones a la carne aviaria y vacuna bajarán del 6,75% al 5%”, detalló Milei en el predio de la Sociedad Rural Argentina. “Las retenciones al maíz bajarán del 12% al 9,5%; las del sorgo, también del 12% al 9,5%; las del girasol, del 7,5% al 5,5%; y las retenciones a la soja bajarán del 33% al 26 por ciento».
Son cambios módicos: los principales fueron la baja de 1,75 puntos en la retención a las exportaciones de carne aviar y vacuna (parte de esta última ya estaba eximida) y la reposición de la rebaja de alícuotas que el gobierno había anunciado en enero y mantuvo hasta junio a la soja, maíz y subproductos, rebaja que habían perdido hace menos de un mes y ahora vuelven a tener, aunque de modo permanente.
Desde el equipo económico indicaron a Infobae que las medidas “no deben ser analizadas desde el punto de vista del impacto fiscal. ”Lo que provocarán es un fuerte impulso a la producción para la próxima campaña, lo que a su vez generará más actividad y por ende un incremento de la recaudación”, argumentaron.
Por supuesto desde la oposición aparecieron rápidamente las críticas del kirchnerismo. Mariano Recalde, por ejemplo, advirtió que se trata de un Gobierno que favorece a “la oligarquía de la Sociedad Rural” en desmedro de “los jubilados y los laburantes”.
Cambiar el foco
El anuncio le sirve a Milei, además, para cambiar el foco del debate económico de las últimas semanas, muy centrado en la política cambiaria y monetaria. El Gobierno pudo estabilizar el dólar en $ 1.300, pero a costa de subir de manera sustancial las tasas de interés. En el medio se implementó la eliminación de las Lefi, que supuso una repentina inyección de liquidez para los bancos. Casi tres semanas tardó el Gobierno para subsanar un situación que podría haberse evitado.
Ahora la pregunta es cuánto tardarán en normalizarse las tasas de interés, que en el caso de las Lecap que emite el Tesoro quedaron en niveles del 45%. A su vez los bancos también elevaron la tasa de plazo fijo en algunos casos hasta el 36% anual en pesos. En la medida que estos niveles persistan, aumenta el peligro de un impacto negativo sobre la actividad.
Por eso, se vuelve muy relevante no solo la baja de retenciones para apoyar al sector exportador, sino al mismo tiempo bajar las tasas de interés a niveles más razonables. La expectativa es que con una inflación que en julio volvería a ubicarse en torno al 1,6%, los rendimientos anuales en pesos no superen el 32% o 33% en un plazo relativamente breve.
Esperando al FMI
Todo marcha de acuerdo al plan. La frase estrella de la mayoría de los funcionarios del equipo económico se la apropió casi literalmente el FMI. Al menos en el comunicado de prensa en el que se anuncia el visto bueno del staff a la primera revisión del acuerdo son todos elogios al programa en marcha: “Hay sido un gran arranque”, aseguran. “A pesar de un contexto internacional más desafiante -agregan- el proceso de desinflación y crecimiento continúa, la pobreza siguió disminuyendo y Argentina ha logrado reingresar al mercado de capitales internacional antes de lo previsto”.
A fines de la semana próxima el directorio del organismo dará su visto bueno a esta primera revisión y ordenará el desembolso de USD 2.000 millones que ya estaban comprometidos al firmarse el nuevo compromiso.
Habrá que esperar unos días para saber fehacientemente si el staff del FMI tiene una lectura tan edulcorada de la marcha del plan o se trató simplemente de cuidar las palabras en un comunicado de prensa.
Es posible que el Fondo también decida un cambio en la meta de acumulación de reservas que le exige a la Argentina. Sobre todo teniendo en cuenta que el Central ya incumplió con la exigencia de este primer tramo del acuerdo y difícilmente pueda hacerlo hasta fin de año.
Las reservas netas volvieron a terreno negativo de USD 8.000 millones y es un tema que inquieta y mucho no solo al FMI sino también a los mercados. El objetivo ahora es que Argentina pueda acelerar su regreso a los mercados internacionales, aunque para eso primero el Gobierno deberá atravesar exitosamente el proceso electoral que se avecina y que definirá la verdadera fortaleza de Milei.
Una encuesta de la Universidad San Andrés despertó algunas luces amarillas: el Presidente perdió siete puntos de imagen positiva, aunque conserva un 39% de aceptación. Sin embargo, también aumentó su imagen negativa hasta el 53% de los encuestados.