En el primer trimestre de 2025 el PBI aumentó más que el empleo total y las horas trabajadas, respecto de igual tramo del año anterior (Foto: EFE)

Los indicadores de productividad laboral en Argentina, calculados a partir de la relación entre el valor del Producto Bruto Interno (PBI) sectorial y la cantidad de puestos de trabajo, muestran variaciones notables en los últimos años.

Los datos oficiales del primer trimestre de 2025 muestran que los puestos de trabajo totales (asalariados e independientes, registrados y no registrados en el Sistema Integrado Previsional Argentino, SIPA) alcanzaron 22,69 millones, lo que representó un aumento de 1,1% respecto al mismo período de 2024. Las horas trabajadas totales subieron 1,9% en comparación interanual, mientras que el PBI creció 5,8 por ciento.

Para evitar que los resultados se vean afectados por la baja base de comparación que dejó la depresión económica del primer trimestre de 2024 -tras el sinceramiento cambiario y tarifario de fines de 2023- resulta adecuado analizar estos registros frente al primer trimestre de 2017, durante la presidencia de Mauricio Macri, con un contexto macroeconómico similar al del inicio de la actual gestión de Javier Milei.

Respecto del primer trimestre de 2017 la productividad por puesto de trabajo cayó 9% y por hora trabajada bajó 5,2 por ciento

Entre ambos períodos, los datos muestran que los puestos de trabajo aumentaron 14,2%, lo que implica un promedio anual acumulativo de 353.000 posiciones.

Este crecimiento superó al ritmo registrado en el último año a marzo. Las horas trabajadas se incrementaron 9,6% y el PBI apenas 3,9%, con una tasa anual acumulada de 0,5 por ciento.

El análisis de estos indicadores permite evaluar la productividad, considerando tanto el puesto de trabajo como las horas trabajadas promedio por persona ocupada, la cual es la más aceptada por los economistas porque incorpora la intensidad laboral para obtener un producto o brindar un servicio remunerado.

Crecimiento desigual

Durante el último año -primer trimestre de 2024 a igual tramo de 2025-, el índice agregado de productividad laboral registró una mejora generalizada: 4,65% por puesto ocupado y 3,86% por hora trabajada.

Intermediación Financiera lideró con 26,4% de aumento en el rendimiento del trabajo, impulsado por el crecimiento de depósitos y crédito en un contexto de desinflación y mayor desregulación

En el análisis de 16 grandes sectores que presenta la serie del Indec, 11 mostraron incremento en la productividad. Intermediación Financiera lideró con 26,4%, impulsada por el crecimiento de depósitos y crédito en un contexto de desinflación y mayor desregulación. Enseñanza fue el sector con menor avance (0,3 por ciento).

El servicio doméstico no evidenció cambios, mientras que cuatro sectores sufrieron descensos: desde una baja de 0,4% en la Administración Pública en su conjunto, hasta una caída de 4% en Hoteles, Restaurantes y otras actividades personales.

En el ranking de productividad media, se destaca la industria extractiva de minerales y canteras con USD 15.878 equivalentes anuales (a precios de 2017: $247.695). Le siguen los sectores de Electricidad, gas y agua con $113.320; Intermediación Financiera $93.312; Pesca $87.361; Inmobiliaria y empresas de remises $49.775; Industria manufacturera $39.826; Logística y comunicaciones $39.746, y en octavo lugar el agro con 30.883 pesos.

La industria -incluye manufacturas del agro- registra mayor productividad laboral que el agro primario

Las cifras descienden a $21.255 en Comercio y $20.634 en el conjunto de la Administración Pública -excluidos el personal dedicado al sistema de enseñanza y de salud-.

En el resto de los servicios públicos y privados, los valores oscilaron entre $15.560 y $12.828; en la construcción, cayeron a $11.332. El Servicio doméstico cerró la tabla con $2.600, en valores de ocho años atrás.

Pese a la mejora general, el rendimiento total del trabajo en la producción de bienes y servicios permanece 3,8% por debajo del nivel de 2017. Solo cinco sectores superan el desempeño de aquel año: Minas y canteras (18,5%), Intermediación Financiera (6,3%), Electricidad, gas y agua (5,8%), Inmobiliarias y empresas de alquiler (2,9%) y Pesca (2,6 por ciento).

Entre los sectores con retrocesos en productividad se destacan Construcción (13,6%), Logística y Comunicaciones (11,7%), Otras actividades personales (10,8%), Servicios Sociales y de Salud (10,5%), Comercio (9,3%), Hoteles y Restaurantes (8,3%) e Industria manufacturera (7,2 por ciento).

El rendimiento total del trabajo en la producción de bienes y servicios permanece 3,8% por debajo del nivel de 2017

Al considerar la productividad media por hora trabajada, la mejora interanual fue de 3,9%. Sin embargo, respecto al nivel de 2017, se observa una baja de 5,2%, aunque el deterioro resultó menor que el retroceso acumulado en la productividad por puesto ocupado.

La brecha observada en la productividad horaria de los trabajadores guarda proporción con la dispersión en el salario promedio por rama de actividad: es más alta en sectores capital intensivo, como petróleo, gas, minería y pesca, y menor donde predomina la mano de obra, tales como comercio y personal de casas particulares, entre los extremos.

Ingreso y competitividad

Para incrementar la productividad promedio de la economía -y de cada rama de actividad en particular- los economistas coinciden en que es clave consolidar un entorno macroeconómico previsible, basado en el equilibrio fiscal y un orden monetario estable.

Además, se requieren inversiones en tecnología, modernización de equipos y obras de infraestructura vial y portuaria, principalmente.

La capacitación de los trabajadores y la mejora de la calidad educativa de los futuros ingresantes a la fuerza laboral son otras condiciones fundamentales para impulsar la productividad laboral y de los sectores.

De ese modo, Argentina podría elevar su ingreso medio por habitante y recuperar posiciones frente al resto del mundo, superando a países como Chile y Uruguay, como tenía hasta antes del colapso de la convertibilidad hace veinticinco años, así como mejorar la remuneración y renta del resto de los factores de producción, y también la competitividad internacional.