La suba del precio del dólar causó cierta tensión en el mundo financiero en las últimas semanas, al aproximarse a los 1.300 pesos y generar conjeturas acerca del efecto inflacionario que podría traer aparejado.
En tanto el “efecto precios” siga acotado, la dinámica del dólar también puede beneficiar otros aspectos ligados a la macroeconomía, pues mejora el perfil exportador desde la competitividad cambiaria.
En la primera mitad del año el superávit comercial acumulado fue de USD 2.788 millones, un nivel a destacar si se considera el crecimiento de las importaciones en 2025. Vale recordar que en el primer semestre del año pasado el balance comercial había arrojado un superávit de 10.742 millones de dólares.
No obstante, persiste el fuerte rojo en el intercambio de servicios con el exterior mantiene a la cuenta corriente -diferencia entre los ingresos y egresos de divisas por bienes, servicios, rentas y transferencias-. Entre enero y mayo, el Banco Central informó una salida neta de divisas por USD 5.124 millones, prácticamente el doble que el superávit por bienes. Y aunque el tipo de cambio no es el único factor que determina la competitividad, pesa mucho en los números finales.
Con este panorama, desde que el lunes 14 de abril el precio del dólar empezó a fluctuar sin intervención oficial en el segmento de contado de la plaza mayorista, se observó una tendencia alcista moderada, a un mayor ritmo que el de la inflación, que acomodó la tasa de cambio ahora en un umbral próximo a los $1.300 que parece un nuevo nivel de equilibrio. Este viernes el dólar mayorista es negociado a $1.282, con un incremento de 204 pesos o 18,9% respecto de los $1.078 del 11 de abril. En el medio, la inflación acumuló aproximadamente un 8 por ciento.
Por esta dinámica, la competitividad cambiaria mejoró. El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que mide el Banco Central aumentó en 14 puntos. El ITCRM se obtiene a partir de un “promedio ponderado de los tipos de cambio reales bilaterales de los principales socios comerciales del país. Se considera la evolución de los precios de las canastas de consumo representativas de los socios comerciales expresados en moneda local en relación con el valor de la canasta de consumo local, constituyéndose como una de las medidas amplias de competitividad (de tipo precio)”, según consigna la autoridad monetaria.
José Echagüe, estratega Consultatio Investments, comentó que “sin mucho estruendo, con las devaluaciones del peso y del dólar, el Tipo de Cambio Real Multilateral se fue al nivel más alto desde mayo de 2024 y, de yapa, con la tasa real más alta en años. Con techo de banda cerca, el Gobierno pagando tasa y las elecciones ahí nomás, la asimetría de riesgos se volvió muy a favor del peso”.
El ITCRM tiene un nivel de equilibrio teórico en los 100 puntos. Por encima de esa cifra puede considerarse que el peso está “depreciado” y, por lo tanto, la economía argentina es “barata” en dólares. Por ejemplo, en diciembre de 2023 llegó a superar los 150 puntos cuando la administración de Milei llevó al dólar a los 800 pesos.
Cuando el ITCRM está debajo de 100 unidades se dice que el peso está “apreciado” o que la economía está “cara” en dólares. En este sentido, el pasado 8 de abril, antes de la eliminación del “cepo”, el ITCRM tocó los 78 puntos, un piso desde diciembre de 2015, en el tramo final de la segunda presidencia de Cristina Kirchner.
Esos 78 puntos reflejaban unos 22 puntos de teórico “atraso” cambiario. Hoy el ITCRM avanzó a 92 puntos, una mejora de 14 puntos que están más cerca de los 100 puntos del equilibrio teórico que mejoran las condiciones para reducir el déficit de la cuenta corriente por el intercambio de bienes y servicios con el exterior.
En la misma línea, la apreciación del real brasileño también contribuyó a la tendenia de mejora de la competitividad argentina, dado el protagonismo del país vecino como principal mercado comercial de los productos nacionales.
“El real brasileño se apreció 10% en lo que va del año, dándole algo de oxígeno a la industria argentina. El tipo de cambio real bilateral subió 8,8% para el peso argentino en lo que va del año, más que el doble de lo que lo hizo la paridad con Estados Unidos (+3,4%)“, precisó un informe de la gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia.
“La moneda del principal destino de nuestras exportaciones industriales -es decir, aquellas donde la competencia por precio es más relevante- es fundamental para la competitividad del peso argentino: explica el 30% del Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) que publica nuestro Banco Central, el doble que Estados Unidos y casi 10 puntos porcentuales más que China y que toda la Zona Euro”, añadió el estudio del Banco Provincia.
Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea señaló que “en las últimas ocho décadas, salvo en una de ellas, el gran problema económico de Argentina ha sido la alta tasa de inflación. Y durante ese largo derrotero, en las pocas oportunidades que se logró bajar la inflación, ocurrió acompañado de un tipo de cambio relativamente bajo, que dejó más expuestos los problemas estructurales de competitividad”.
“Sin competitividad no hay exportaciones y sin exportaciones no hay crecimiento. Ergo, a largo plazo, quien logre bajar la inflación en forma permanente y generar reformas cambiarias y estructurales que permitan a nuestras empresas competir en el mundo, en un contexto de buenas instituciones, habrá puesto a la Argentina en el camino del crecimiento económico. Por supuesto, la tarea de estabilizar la economía y mejorar su competitividad no es sencilla, y resulta aún más desafiante en un país federal. ¿Por qué? Porque además de la voluntad política necesaria para impulsar las reformas a nivel de gobierno nacional, se requiere también similar voluntad en los gobiernos provinciales, que en un país federal cuentan con autonomía. Y también de los municipios“, consideró el IERAL.