La ilusión que tenía el uruguayo Kevin Solano de ir a estudiar en La Sorbonne se vino abajo cuando le llegó un mail de la Embajada de Francia. “No estamos en condiciones de tramitar las solicitudes de visado presentadas en los nuevos pasaportes uruguayos”, decía el texto. En abril, Uruguay había adaptado ese documento a las sugerencias internacionales y había excluido el lugar de nacimiento de la información que contenía.
Ese era el argumento que le dio la embajada francesa a Solano, según el caso publicado por El Observador de Uruguay. “Las autoridades uruguayas han puesto en circulación recientemente un nuevo modelo de pasaporte. Hasta la fecha, este modelo no se ha presentado a los representantes de los Estados de la zona Schengen y, por lo tanto, no se ha podido ser reconocido por estos Estados”, decía el correo electrónico, que aclaraba que un solicitante no puede obtener el visado de un pasaporte que no sea reconocido.
A Solano le “dolió un montón” haber recibido esa información, según declaró al medio uruguayo. El mensaje cortaba la racha de buenas noticias con la que había empezado el año. La Sorbonne, una eminencia universitaria en el mundo, lo había aceptado para estudiar idiomas e informática allí. Unos días después, su madre le llamó para avisarle que Uruguay estaba entregando nuevos pasaportes, que reconocían su ciudadanía uruguaya. El argumento del gobierno era que el nuevo documento significaba un cambio fundamental para los extranjeros que estaban en un limbo.
Solano viajó desde París a Uruguay para hacerse del nuevo documento, pagó el trámite urgente e inició la gestión para obtener la visa de estudiante. En eso estaba cuando recibió el mail de la embajada. Fue entonces que empezó a mover cielo y tierra para encontrar una solución y evalúa hacerle un juicio al propio Estado uruguayo, por quien no se siente representado.
Solano nació en Perú hace 29 años. Cuando tenía cinco se mudó a Montevideo junto a su madre e hizo vida uruguaya. Fue a una escuela del Centro, a un liceo del Prado y estudió en la Universidad de la República. Luego siguió su carrera en el exterior: consiguió una visa alemana, se puso en pareja con una francesa y lo aceptaron para estudiar en una de las universidades top de Europa.
“En mayo, cuando saqué el nuevo pasaporte, me rompieron el pasaporte anterior donde figuraba como ciudadano uruguayo, pero donde tenía la visa alemana. Entonces ahora no me dejan solicitar la visa de estudio con el nuevo pasaporte, pero tampoco puedo usar la vieja visa alemana porque el pasaporte viejo está roto”, declaró Solano a El Observador. Para él, con el nuevo pasaporte, los uruguayos se están enfrentando con los uruguayos.
Francia es uno de los dos países, junto con Alemania, que anunció el rechazo del ingreso de los uruguayos que tengan el nuevo pasaporte. Luego del anuncio de estos dos países, el gobierno convocó en consulta a los embajadores de estos estados en el país.
En el caso de Alemania, el nuevo pasaporte uruguayo no tiene validez ni siquiera para estancias cortas. En el caso de Francia, la traba es para visas por estadías mayores a 90 días.
Entre los principales cambios del nuevo pasaporte se encuentra la modificación del título “Nacionalidad” por la denominación “Nacionalidad/Ciudadanía”, consignándole el código “URY” tanto a los ciudadanos naturales como a los legales. Esta medida permite que haya una coincidencia entre el país que emite el documento y la ciudadanía de su titular. En la página cuatro, se aclara si el ciudadano es legal o natural.
El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, se refirió la semana pasada a este problema: “Si hay algo que haya que corregir, siempre estamos dispuestos”.“Siempre estamos dispuestos a cambiar si se complica la cosa. Lo resolveremos”, agregó Orsi.