El silencio absoluto se apoderó de la Cancha Central del All England Lawn Tennis and Croquet Club cuando Grigor Dimitrov cayó al suelo, preso de un dolor insoportable en el pectoral derecho, tras igualar a 2-2 en el tercer set frente al primer cabeza de serie, Jannik Sinner. El búlgaro, que hasta ese instante rozaba la perfección y acariciaba una de las mayores sorpresas de Wimbledon, abandonó la pista entre lágrimas, mientras el italiano cruzaba la red para ofrecerle ayuda y todo el estadio lo ovacionaba.
La noticia principal de la jornada fue la retirada de Dimitrov por lesión cuando dominaba a Sinner por 6-3, 7-5 y 2-2, truncando así una actuación que lo tenía a punto de lograr su pase a los cuartos de final de Wimbledon. El número uno del mundo, que había sufrido una caída en el primer game y mostraba molestias en el codo, al punto de que tuvo que pedir la ayuda del personal médico, se vio superado durante dos sets por el juego variado y elegante del búlgaro, quien llegaba a Londres tras un 2025 marcado por las lesiones y con la esperanza de redimirse en la hierba londinense.
El enfrentamiento comenzó con Dimitrov sorprendiendo a todos: rompió el servicio de Sinner y se adelantó 3-0, desplegando un tenis de alto nivel, con un saque efectivo y golpes de gran calidad. La primera manga cayó rápidamente de su lado por 6-3, encendiendo las alarmas en el entorno del italiano. En el segundo parcial, la situación se agravó para Sinner, quien volvió a ceder su servicio en blanco y solicitó la intervención del fisioterapeuta por molestias en el codo, consecuencia de un resbalón al inicio del partido. El búlgaro mantuvo la presión y, aunque titubeó al servir para cerrar el set, recuperó el quiebre y se impuso 7-5, dejando al italiano al borde de la eliminación.
Sinner, que no lograba encontrar su mejor versión, se aferraba a la posibilidad de que el límite horario jugara a su favor, ya que antes del tercer set restaban dos horas y media de juego efectivo, lo que abría la opción de posponer el desenlace al día siguiente. Sin embargo, el desarrollo del partido no le permitió aprovechar esa circunstancia. El techo de la pista se cerró, cambiando las condiciones, pero Dimitrov continuó dominando hasta que, tras un ace que igualó el marcador a 2-2 en el tercer set, se desplomó por la lesión en el pectoral derecho.
La escena resultó impactante: Dimitrov regresó a la pista entre lágrimas, incapaz de continuar, mientras el público y su rival reconocían el infortunio que lo apartaba de una victoria histórica. De hecho, Sinner se acercó rápidamente cuando el búlgaro estaba en el piso pidiendo la atención médica sin poder contener el llanto por el dolor.
“Espero que se recupere pronto. Ha sido muy mala suerte por su parte. No considero esto una victoria en absoluto. Es un momento muy desafortunado para todos nosotros. Creo que ya en los últimos Grand Slams ha tenido muchos problemas con las lesiones y verle ahora de nuevo con este tipo de lesión es muy, muy duro. Es uno de los jugadores más trabajadores del circuito y es una verdadera lástima”, expresó Sinner, visiblemente afectado, en declaraciones recogidas en la pista.
El historial reciente de Dimitrov evidencia una racha adversa: en 2025, las lesiones lo obligaron a retirarse en las primeras rondas del Open de Australia y Roland Garros, privándolo de continuidad y resultados. En Wimbledon, buscaba acceder por segunda vez a los cuartos de final, pero la crudeza de las lesiones volvió a interponerse en su camino en el momento más prometedor.
Sinner, que había estado contra las cuerdas y mostraba signos de dolor en el codo, avanzó a los cuartos de final por cuarta vez consecutiva en Wimbledon, donde se medirá al estadounidense Ben Shelton, quien se impuso sobre Lorenzo Sonego por 3-6, 6-1, 7-6(1) y 7-5. No obstante, estas mismas molestias encendieron las alarmas en el equipo del italiano, ya que en ningún momento del duelo contra Dimitrov supo imponer su juego.