La gente se agolpa en el mercado mientras los bolivianos se apresuran a comprar artículos de primera necesidad en medio de la escasez y el aumento de los precios debido a la falta de combustible, en La Paz, Bolivia, el 14 de marzo de 2025. REUTERS/Claudia Morales

Bolivia enfrenta la mayor inflación en tres décadas, escasez generalizada de casi todo —desde combustible hasta suministros médicos— y una creciente crisis de pagos. Sin embargo, ha sido una de las mejores apuestas en mercados emergentes este año.

El precio de sus bonos en dólares llegó al nivel más alto en más de dos años, a pesar del colapso de su economía y protestas casi a diario. El deterioro, que comenzó en 2023, llevó a S&P Global Ratings a rebajar la calificación crediticia de Bolivia en dos escalones el mes pasado, hasta CCC-, apenas unos niveles por encima del impago.

Sin embargo, a medida que la crisis se agrava, también crece el optimismo sobre un posible cambio político en las elecciones de agosto, según Steffen Reichold, economista y gestor de carteras de Stone Harbor Investment Partners. Apuestas de que podría ganar un candidato opositor favorable al mercado han impulsado el repunte, generando a los tenedores de bonos un retorno del 20% en lo que va del año.

Hay muchas posibilidades de un resultado político más positivo desde el punto de vista del mercado”, afirmó Reichold, quien recientemente elevó su posición en bonos bolivianos de subponderar a neutral. Un nuevo gobierno haría “mucho más probable que se puedan empezar a abordar los importantes retos macroeconómicos”.

Algo similar ocurre en Colombia, donde las expectativas de un nuevo gobierno el próximo año impulsan los bonos en dólares al nivel más alto en tres meses, pese a un creciente déficit fiscal. Los activos brasileños y chilenos también se han beneficiado de esta dinámica.

Fotografía de archivo que muestra a personas comprando productos en un supermercado en Santa Cruz (Bolivia). EFE/ Juan Carlos Torrejón

Pero el caos en Bolivia es de otra magnitud.

Encuestas

El partido gobernante, el Movimiento al Socialismo, ha dirigido el país durante casi dos décadas, primero en un periodo de bonanza gracias al alza en los precios de las materias primas, y luego en un largo declive. Una fractura interna del partido ha paralizado la ejecución de medidas, obstaculizando la aprobación de nuevos créditos internacionales para inyectar divisas en la economía.

Samuel Castillo llena su coche de gasolina, mientras las familias bolivianas lidian con una nueva realidad inflacionaria causada por la escasez de combustible y dólares en el país, en La Paz, Bolivia, 29 de marzo de 2025. REUTERS/Claudia Morales

A principios de junio, al menos seis personas —entre ellas cuatro policías— murieron en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad que exigían la inclusión del expresidente Evo Morales como candidato.

Una encuesta reciente ubica al empresario derechista Samuel Doria Medina al frente de la carrera presidencial, con 19,6% de intención de voto, seguido por el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (16,6%) y el presidente del Senado y ex aliado del MAS, Andrónico Rodríguez (13,7%). Las elecciones serán el 17 de agosto, con una segunda vuelta prevista para el 19 de octubre si ningún candidato supera el 50%.

Reichold advierte que aún hay incertidumbre: 15,5% de los votantes se mantiene indeciso, lo que podría beneficiar al MAS en el último tramo.

“El electorado en Bolivia no está muy bien sondeado”, dijo. “Así que lo tomaremos con cautela”.

Alivio

Angélica Zapata camina por un mercado local, mientras las familias bolivianas lidian con una nueva realidad inflacionaria causada por la escasez de combustible y dólares en el país, en La Paz, Bolivia, 29 de marzo de 2025. REUTERS/Claudia Morales

El optimismo también se ha visto impulsado por la reciente aprobación de préstamos externos, lo que ofrece “alivio a corto plazo”, según Ramiro Blázquez, estratega de StoneX. La medida, resultado de un acuerdo político entre el gobierno de Luis Arce y la oposición, demuestra que otros partidos también tienen “incentivos para evitar una crisis total de balanza de pagos”.

Las reservas internacionales han subido 42% este año hasta alcanzar los US$2.800 millones en junio, gracias a compras de oro y el aumento del precio del metal, lo que mejora las perspectivas de continuidad en el pago de deuda hasta las elecciones, agregó Blazquez.

En caso de que gane la oposición de derecha, Bolivia probablemente negociaría una reestructuración favorable al mercado, con un valor de recuperación de entre 70 y 75 centavos por dólar, estimó.

Aun así, muchos inversores permanecen al margen.

Bolivia sigue al borde del colapso económico. La escasez de dólares, de combustible y los disturbios impulsaron la inflación al 24% a doce meses a junio. El presidente Arce admitió en una entrevista que el gobierno no puede garantizar el suministro de combustible para el resto del año. Las tensiones podrían aumentar a medida que se acerquen las elecciones.

Los bonos bolivianos en dólares al 2028 han subido 10,6 centavos por dólar, a 71,8 centavos desde comienzos del año, según datos de Bloomberg. Pero el diferencial de tasas con los bonos del Tesoro de EE.UU. sigue en 17,9 puntos porcentuales, uno de los más altos entre los países soberanos, según JPMorgan Chase & Co.

Para Edward Glossop, economista jefe de Argo Capital, no es una apuesta clara. La oposición sigue fragmentada y carece de un plan coherente de reformas. Incluso si ganara un gobierno favorable al mercado, enfrentaría una dura batalla para sanear las cuentas públicas.

“Sería muy difícil para un nuevo gobierno eliminar subsidios y devaluar la moneda”, afirmó Glossop. “No es una opción para nosotros”.

(Bloomberg)