Un grupo de orcas ha sorprendido a la comunidad científica al ser observado entregando presas muertas a humanos, un comportamiento que, según una investigación reciente, podría indicar altruismo y la capacidad de reconocer la conciencia en otras especies.

Este fenómeno, documentado en distintas regiones del mundo a lo largo de dos décadas, plantea nuevas preguntas sobre la inteligencia y la vida social de estos cetáceos. New Scientist informó que Jared Towers, investigador de la organización Bay Cetology, recopiló decenas de casos en los que orcas ofrecieron “regalos” a científicos y buzos, lo que sugiere una complejidad cognitiva y social más profunda de la que se conocía.

Casos emblemáticos: encuentros entre orcas y humanos

La primera vez que Jared Towers presenció este comportamiento fue en 2015, mientras filmaba un grupo de orcas (Orcinus orca) en Alert Bay, Canadá. Durante la observación, dos ejemplares, Akela y Quiver, se acercaron con aves marinas en sus mandíbulas.

Akela, una hembra joven, soltó el ave muerta frente a él y permaneció cerca, como esperando una reacción. Luego, Quiver, su hermano menor, repitió el gesto, dejó su presa y aguardó unos instantes. Ambos recuperaron después las aves y se alejaron nadando.

Ambas orcas recuperaron las aves tras unos instantes y se alejaron nadando del lugar

Towers relató a New Scientist su asombro ante la escena: “Recuerdo pensar, ¿eso acaba de pasar?”. Este episodio, junto con otro registrado en 2018 —cuando una orca joven le presentó una cría de foca de puerto—, lo llevó a investigar si existían más situaciones similares en otras regiones y con otros protagonistas.

La búsqueda permitió identificar casos análogos en distintas partes del mundo. En Nueva Zelanda, un macho joven conocido como Funky Monkey fue observado acercándose repetidamente a un investigador con una raya de cola larga sobre la cabeza. En Noruega, una orca pareció ofrecer medusas a un buzo. Estos encuentros, recogidos por el estudio, evidencian que el fenómeno no está restringido a una población o región específica.

Un fenómeno documentado: variedad de presas y alcance temporal

El trabajo de Towers no se limitó a experiencias personales. Tras entrevistar a científicos y buzos, reunió un total de 32 casos documentados entre 2004 y 2024 en los que orcas intentaron compartir presas con humanos. La diversidad de especies ofrecidas es amplia: grasa de ballena gris, focas, medusas, aves, una nutria, rayas, una estrella de mar, una tortuga e incluso alga marina.

De acuerdo con New Scientist, en total se han identificado 18 especies distintas de presas entregadas a personas. Esta variedad sugiere que el comportamiento no responde a una preferencia alimentaria concreta, sino que podría estar vinculado a la interacción social o la exploración ambiental.

Las orcas soltaron y recuperaron aves marinas frente a Jared Towers

Los casos registrados abarcan un periodo de veinte años y se distribuyen entre países como Canadá, Nueva Zelanda y Noruega. La información, publicada por New Scientist, señala que las orcas involucradas han sido tanto jóvenes como adultas, y que los receptores fueron principalmente científicos y buzos en el agua o cerca de la superficie.

De la manada a los humanos: ¿altruismo y teoría de la mente en orcas?

Compartir presas es un comportamiento habitual en la vida social de las orcas. Según explicó Towers a New Scientist, estos cetáceos viven en sociedades cohesionadas y complejas, donde el reparto de alimento es común durante toda la vida. Las orcas suelen cazar en grupo y distribuir las capturas entre los miembros de la manada, reforzando vínculos y promoviendo la cooperación.

Lo novedoso de los casos documentados es que este comportamiento parece dirigirse más allá de la propia especie. Lori Morino, experta de la Universidad de Nueva York citada por New Scientist, señaló: “Están tomando algo que hacen entre ellos y extendiendo esa buena voluntad a otra especie”. Esta observación sugiere que las orcas no solo reconocen a los humanos como seres distintos, sino que aplican patrones de interacción social similares a los usados con sus congéneres.

El análisis de Towers plantea que las orcas podrían ser capaces de realizar actos de altruismo generalizado, es decir, acciones amables dirigidas a individuos fuera de su grupo. En sociedades altamente cooperativas, este tipo de comportamiento puede aportar beneficios indirectos a todos los integrantes. Además, las orcas son uno de los pocos depredadores marinos que ocasionalmente cuentan con presas en exceso. Por ejemplo, una manada puede abatir una ballena grande sin consumirla por completo.

El comportamiento cooperativo de las orcas podría aportar beneficios indirectos a toda la manada

Towers explicó a New Scientist: “Puedes simplemente dejarla, puedes jugar con ella o puedes usarla para explorar relaciones en tu entorno”. Esta última opción podría motivar el ofrecimiento de presas a humanos como forma de interacción o aprendizaje.

Lori Morino coincide en que este comportamiento podría reflejar una forma de teoría de la mente, es decir, la capacidad de comprender que otros seres poseen estados mentales distintos. Esta habilidad, observada en algunas aves, primates y cetáceos como los delfines, implica un nivel elevado de cognición y empatía.

Vida social, cognición y función evolutiva

Las orcas viven en grupos familiares estables con estructuras sociales complejas. Según New Scientist, el intercambio de presas y la cooperación son prácticas esenciales para su supervivencia. Además, muchas de ellas son depredadores generalistas, capaces de cazar múltiples especies y adaptarse a diversos entornos.

Towers indicó a New Scientist que la curiosidad es un rasgo que reduce la incertidumbre y permite aprender activamente sobre el entorno. “Están aprendiendo activamente sobre nosotros al probar el terreno”, afirmó. Esta actitud exploratoria podría explicar los “regalos” dirigidos a humanos, al ofrecer una vía para conocer otras especies.