El 28 de abril pasado fue una fecha importante en el expediente que investiga el salvaje ataque contra A., una nena de 12 años que casi fue asesinada por un vecino que quiso violarla en un descampado del partido bonaerense de Merlo. Ese día, ocho meses después del violento episodio, la menor pudo contar en Cámara Gesell por primera vez el horror que sufrió y gracias a su relato, la causa dio un giro.
De acuerdo con información a la que accedió Infobae, la semana pasada la fiscal del caso, Marisa Monti, de la UFI Nº5 del Departamento Judicial de Morón, agravó la imputación contra el único detenido por el hecho: Matías Daniel Escudero, un joven de 25 años apodado con el alias de “Pichi”, quien vivía en la misma cuadra que la menor, en la localidad de Pontevedra. El estremecedor relato de A. fue determinante en la decisión.
El calvario de la menor comenzó el 31 de agosto de 2024, en medio de lal lluvias por la tormenta de Santa Rosa. Aquel día, Escudero se cruzó frente al domicilio de la menor, en la calle Muñiz, y le dijo que tenía que entregarle un dinero a su hermano. Sin embargo, de acuerdo con la investigación y luego corroborado con el relato de la chica, “Puchi” se metió las manos en los bolsillos y fingió que había perdido en el camino el dinero que debía entregarle al hermano de A.
A partir de ahí puso en marcha su plan. Le pidió a la nena que lo acompañara a buscar los billetes que supuestamente había tirado mientras caminaba. Como lo conocía del barrio, la chica accedió y lo acompañó.
Caminaron algunas cuadras por el barrio hasta llegar a un descampado ubicado en las inmediaciones de la calle Bella Vista, donde Escudero la sorprendió y se le abalanzó encima.
En el pedido de recalificación de la fiscal, al que tuvo acceso este medio, se relata cómo fueron los hechos. Después de que Escudero se tiró encima de la víctima, A. trató de defenderse como pudo. La escena fue violenta.
“La abrazó, lo cual incomodó a la víctima y lo rechazó. Con el propósito de abusar sexualmente de la niña, mediante el uso de la fuerza la arrastró hacia el interior de un descampado, logrando así inmovilizarla, le tocó la cola y le sacó el buzo dejándola en ropa interior, intentando así accederla carnalmente, no logrando su accionar por razones ajenas a su voluntad toda vez que la víctima forcejeó”, planteó la fiscal.
Después la situación se tornó más violenta. La chica comenzó a gritar para pedir ayuda. Mientras tanto, Escudero le puso la mano en la boca para intentar no llamar la atención de los vecinos. Este gesto, para la Justicia, fue un intento de asesinato para tratar de tapar lo que había hecho.
En ese momento, la menor -casi desnuda y cubierta de barro- le mordió un dedo al abusador para defenderse. El hombre sacó su mano con tanta fuerza, que la nena perdió un diente.
“Mientras la víctima continuaba resistiéndose, ocasión esta en que lo mordió, a raíz de lo cual la quitó rápidamente, provocando con ello la pérdida de uno de sus dientes para luego propinarle cuanto menos dos patadas en la cabeza a la niña. No logrando así consumar su accionar habida cuenta la defensa ejercida por la víctima“, continuó con el relato.
El rescate y la versión del “robo”
De inmediato vecinos del barrio pusieron a resguardo a la joven y en fuga al atacante. La chica es llevada después por un patrullero hasta la Comisaría. Allí más o menos como pudo, contó lo que había pasado. Las imágenes que se viralizaron en ese momento por la propia familia de la víctima, mostraron a A. vestida sólo con su ropa interior, con sangre en la cara y completamente cubierta de barro. En el lugar quedó el buzo blanco que usaba la víctima. Fue la propia madre la que fue hasta el lugar y le sacó varias fotos.
Un día después del episodio y -acaso- con la intención de salvarse, Escudero se presentó ante la Policía pero con una excusa. Dijo que había sido víctima de un violento robo y que los rasguños que tenía eran producto del episodio de inseguridad. Sin embargo, los testimonios de vecinos, de la familia y el estado de salud de la nena, hicieron que el sospechoso quedara detenido. A pesar de todo, no fue por mucho tiempo.
Menos de 24 horas después, y luego de negarse a declarar, Escudero fue liberado por orden de la fiscal y con una causa por el delito de rapto. Faltaba la declaración de la víctima, pero ante su estado de shock, no fue posible obtenerla.
Fue entonces que la familia se acercó al abogado Rodrigo Tripolone para pedirle que los represente. Además, publicó las fotos en las redes sociales con el objetivo de exponer el caso y lograr que el acusado estuviera a disposición de la Justicia. El letrado, al ver lo que había pasado, pidió de inmediato la detención de Escudero. El joven, sin embargo, había dejado el barrio.
“Tuvo que intervenir la DDI local para poder localizarlo. No pasó mucho tiempo, algunos días y quedó detenido”, dijo el abogado en diálogo con este medio. La fiscal Monti cambió la calificación y lo acusó de los delitos de rapto y homicidio agravado por ser cometido mediante violencia de género en grado de tentativa. El juzgado de Garantías avaló el pedido de detención y decretó la prisión preventiva. Desde entonces, a la fecha, el presunto abusador está bajo arresto.
El acusado habló
Pasaron casi ocho meses hasta que finalmente la menor pudo contar lo que le pasó. Con su aporte, la fiscal Monti agravó la acusación y lo imputó de abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y homicidio agravado por ser cometido mediante violencia de género en grado de tentativa, ambos en concurso real entre sí.
Según supo Infobae, la semana pasada, el día de la recalificación de la causa, Escudero también optó por brindar declaración y contar su versión de los hechos. Su testimonio es el mismo que dijo en el momento que lo arrestaron la primera vez: dijo que se trató de un robo. A la fecha, pese a las pruebas, testimonios y los dichos en cámara Gesell de A., quien cumplió 13 el mes pasado, el sospechoso niega que quiso abusarla y luego asesinarla.
Después de relatar el supuesto intento de asalto, Escudero -padre de dos chicos- dijo que tras calmarse por lo que le había pasado, llamó a la Policía. Ahí, dos oficiales le dijeron que se quedara en su casa porque estaba con otro caso. Era el de A. y sabían que el joven de 25 años era el sospechoso.
Esa noche, el hombre no hizo la denuncia del robo. Recién al otro día se acercó hasta la Comisaría para contar lo del robo. Fue ahí que le notificaron de la acusación de rapto.
“Cuando estaba forcejeando me tiraron dos puñaladas pero pude zafar y quisieron dármela costado de la panza, sin llegar a lesionarme. Cuando me sacaron todo, me dejaron ir y de ahí me fui corriendo para mi casa, dejándome solo en pantalón corto y remera nada más. Cuando llegué a mi casa, aguanté 15 o 20 minutos para calmarme por todo los nervios de las dos puñaladas que quisieron darme, eso fue como a las 21:15 hs. que llegué a mi casa”, declaró Escudero.
“Después de ahí llamé dos veces al patrullero, le avise de las personas que me habían robado, de como vestidos y después me quedé en mi casa esperando. Yo iba a hacer pero vino un móvil a mi casa con dos policías mujeres y me dijeron que me quede en mi casa adentro por el momento. Esas policías me dijeron que habían venido de otro lado, de otro hecho y solo les dije como estaban vestidos los que me atacaron y me dijeron que me quede porque ellas estaban con otra cosa”, continuó.
Después contó por qué cree que los vecinos lo vieron en la escena y sin detenerse después. Dijo que producto de los nervios por el “robo”, lo único que quería era llegar a su casa. Indicó que no tenía relación con la familia de A. y después dio detalles de su vida personal. Datos que hoy son irrelevantes. Negó la acusación pero la Justicia no le cree.
“La causa sigue en etapa de instrucción pero se va a encaminar a juicio oral. Esto puede tardar un año más”, dijo el abogado a Infobae.