Carlos Menem falleció el 14 de febrero de 2021 a los 90 años a causa de complicaciones derivadas de una infección urinaria (Télam)

Eran tiempos de pizza con champagne. Y, más allá de su rol como político, si algo le fascinaba a Carlos Menem era la farándula. El ex presidente de la Argentina, que este miércoles 2 de julio hubiera cumplido 95 años, aprovechó su cargo para darse el gusto de conocer, entablar amistad y hasta mantener algún affaire con más de un famoso nacional e internacional. Públicamente, se lo vio bailando con la odalisca Fairuz en el programa de Mirtha Legrand, jugando al fútbol con Diego Maradona o posando con los Rolling Stones como si fuera un integrante más de la banda británica, por mencionar solo algunas de sus apariciones mediáticas. Pero, lejos de las cámaras, se tejieron varias historias que con el correr de los años fueron saliendo a la luz.

Se supo que a Moria Casán, por ejemplo, le había pedido que organizara cenas en la Quinta de Olivos. “Invitá a quienes vos quieras”, le dijo a la por entonces vedette. Y así fue como comenzaron a gestarse esos encuentros mensuales en los que Menem oficiaba de anfitrión y recibía en su mesa a figuras como Thelma Stefani, Noemí Alan, Adriana Salgueiro, Ethel Rojo y Gerardo González, Gogó Rojo, Martha González y muchas otras. Se trataba de reuniones distendidas y no de fiestas, como muchos imaginaban. Y, una vez terminada la comida, el ex mandatario agasajaba con regalos a los comensales antes de despedirlos.

Menem bailando con Fairuz en el programa de Mirtha Legrand

Pero claro, Menem tenía su fama de mujeriego muy bien ganada. Y, aunque no fuera el objetivo de la One llevar a dichas cenas a señoritas con la intención de que tuvieran un affaire con el por entonces presidente, la realidad es que él le puso el ojo a más de una. Y, mito o realidad, muchas terminaron señaladas como sus supuestas “amantes”. Tal es el caso de Mónica Guido, habitué de la residencia presidencial. Según comentaron algunos de los testigos de esos encuentros, la vedette llamaba al riojano con el apodo de “Anillaco” y él la llamaba a ella “Arequito”, en referencia a sus respectivos lugares de nacimiento.

Pero la debilidad de Menem por las bellas mujeres, y en especial por las famosas, venía de antes de su asunción como presidente. De hecho, todos los medios se habían hecho eco de una foto tomada por un reportero de la revista Gente, en la que se podía ver a Amalia Yuyito González sentada en el regazo del por entonces gobernador de La Rioja, en el marco de un sketch de la revista con la que se encontraba de gira y que incluía la interacción de la vedette con un integrante del público. “¿Le peso?”, le preguntaba ella en tono sexy. “Por mí puede quedarse ahí toda la vida”, le respondía él en una suerte de paso de comedia. Esto, como era de esperar, dio lugar luego a muchas especulaciones en relación a un supuesto romance entre ambos. E, incluso, se llegó a hablar de una propuesta de matrimonio frustrada, aunque la actual conductora siempre se encargó de desmentir estas versiones…

El ex presidente junto a Madonna

Por el contrario, la que no tuvo ningún tapujo a la hora de contar que había engañado a su ex marido, Enrique Capózzolo, con Menem, fue Graciela Alfano. Lo había conocido en los tiempos “de las patillas, cuando era caudillo riojano”, según sus propias palabras. Pero fue cuando ya era primer mandatario y había elegido el campo Las Acacias, propiedad de su esposo, para recibir a la prensa extranjera que comenzaron a frecuentarse. “Tengo la banda presidencial, así que soy alto, rubio y de ojos azules”, le decía Carlos para tratar de convencerla de tener intimidad. Y, aunque ella ya era una estrella, la convenció. De hecho, según confesó la diva, tras su separación de Zulema Yoma, éste le habría pedido que se mudara a Olivos con él. Pero ella, que aunque siempre reconoció que la fidelidad no era su fuerte no estaba dispuesta a arriesgar a su familia, no quiso embarcarse en semejante empresa.

Otra que con menos detalles pero no menos contundencia habló de su romance con Menem fue Alejandra Pradón. La vedette reconoció haber tenido una relación con el ex presidente a la que definió como “diversión”, teniendo en cuenta que por sus responsabilidades una persona con ese cargo no puede salir como el resto de los ciudadanos. Y contó que él la había ayudado a averiguar el paradero de su madre biológica, con quien se había desencontrado hacía muchos años. Pero aclaró que la historia no pasó a mayores y que jamás recibió ningún obsequio por parte de él.

Carlos y los Rolling Stones en Olivos (Reuters)

¿Fotos? ¡Incontables! Desde Michael Jackson hasta Xuxa, todas las celebrities internacionales que pisaban suelo argentino recibían una invitación formal para conocer a Menem y compartir un rato con él. El creador de Thriller, hay que decirlo, solo hizo una visita protocolar en la Casa Rosada, donde se había congregado su club de fans. Pero la animadora brasileña disfrutó de una cena en Olivos que, pese a los rumores que circularon al respecto, según dijo ella no dio lugar a nada más.

El tema fue cuando llegó Madonna, quien arribó al país junto a Antonio Banderas y Jonathan Pryce para rodar Evita, el film dirigido por Alan Parker. La cantante quería usar el balcón de la Casa Rosada para la mítica escena del renunciamiento histórico, en la que entona el tema No llores por mí Argentina. Y la única persona que podía autorizar esto era el propio Presidente de la Nación. Pero ella no quería saber nada de encontrarse con él, ya que sabía perfectamente que era un seductor y no tenía ganas de pasar por un momento incómodo. Hasta que la convencieron de que aceptara una invitación para pasar el día en la mansión de Tigre del riojano, donde dieron un paseo. Y no solo se fue con el permiso para el rodaje, sino que se retiró del lugar hablando maravillas de ese hombre “encantador” que no le sacaba los ojos de encima mientras degustaban caviar.

Menem y su hija Zulemita con Charly García (Víctor Bugge)

A Charly García, en tanto, Menem le endulzó el oído durante una producción de fotos y así fue como logró que un día lo visitara en Olivos. Fue, cabe aclararlo, uno de los invitados que más le costó. Se lo había encomendado a su secretario, Alberto Kohan, quien dispuso a todo el personal a su cargo para lograr el cometido. A cambio, dicen, se comprometieron a ayudar al músico con sus “problemas con la Afip”. Y después de un par de reprogramaciones, ya sobre el final de su segunda presidencia, el creador de Say no more finalmente visitó a Carlos. Hubo cena, alcohol, habanos y, por supuesto, un mini recital que puso al expresidente al borde de las lágrimas. Y que dio lugar a lo que, luego, se transformó en una amistad.