Durante la gira de prensa por el estreno de F1: La película, Brad Pitt compartió una anécdota vinculada con su paso por Argentina en los años noventa. En una entrevista con Telenoche (ElTrece), el actor rememoró los cuatro meses que vivió en el país durante el rodaje de Siete años en el Tíbet y se emocionó al reencontrarse con la imagen de Blanco, el perro que adoptó mientras filmaba en la provincia de Mendoza, en plena precordillera de los Andes.
La periodista May Martorelli acompañó el diálogo con una fotografía en blanco y negro tomada durante el rodaje en 1996. La imagen mostraba al galán abrazando a un perro, lo que activó el recuerdo del actor. Al reconocer la fotografía, reaccionó con una mezcla de alegría y sorpresa: “¡Blanco! Estaba en los Andes. Fue muy hermoso. Se parece un poco a un galgo”.
Según relató durante la entrevista, encontró al perro en un pequeño pueblo al pie de la cordillera, en la zona de Uspallata, departamento ubicado al noroeste de Mendoza, donde se recrearon las locaciones del Tíbet para el film dirigido por Jean-Jacques Annaud. El actor lo adoptó y se lo llevó consigo tras finalizar la producción. “Rescaté a un perro. ¡Qué lindo!”, exclamó con visible emoción.
La elección de Argentina como destino de rodaje para Siete años en el Tíbet respondió a cuestiones técnicas y geográficas. El film, basado en el libro autobiográfico del montañista austríaco Heinrich Harrer, narra el vínculo que el protagonista establece con el joven Dalái Lama durante la ocupación china en el Tíbet. Para reconstruir los escenarios del Himalaya, el equipo de producción eligió locaciones cordilleranas como Uspallata y otras zonas cercanas a Mendoza capital, donde se instalaron por varios meses. La producción generó un gran impacto en la provincia, tanto por la presencia de una estrella internacional como por el despliegue logístico.
En diálogo con Telenoche, el actor también destacó la hospitalidad local, la calidad de los paisajes y, sobre todo, la gastronomía argentina. “La comida era increíble. La carne era increíble. Comíamos como reyes. El vino era increíble”, recordó con entusiasmo. El protagonista de Troya y El club de la pelea mencionó haber quedado particularmente fascinado por la forma en que el paisaje se transformaba a lo largo del día: “Era tan hermoso ver cómo el sol cambiaba el paisaje. Era un lugar mágico”.
El rodaje dejó un recuerdo cinematográfico y generó un lazo emocional para Brad Pitt, que mantuvo el recuerdo de Blanco durante casi tres décadas. La conexión con el animal se dio en un contexto en el que la convivencia con el entorno mendocino excedía lo estrictamente laboral. Los actores y técnicos, muchos de ellos extranjeros, interactuaron con pobladores y adoptaron rutinas locales durante los meses de filmación.
La anécdota no pasó inadvertida: se viralizó rápidamente en redes sociales, donde usuarios compartieron recuerdos del rodaje y fotos históricas del actor en Uspallata, incluyendo imágenes tomadas en un antiguo cuartel militar que fue adaptado como set.
Durante la avant premiere de la esperada película de Fórmula 1 en Nueva York, Mercedes, la madre del humorista Grego Rosello protagonizó un encuentro único al conversar directamente con Brad Pitt. De acuerdo con el relato de Rosello, la velada se convirtió en una anécdota cuando su madre, tras perderse momentáneamente degustando canapés y vino, se acercó al actor en la fiesta posterior realizada en Cipriani. “Le hablé un montón”, comentó la madre de Grego a su regreso. Ante la consulta de su hijo sobre lo sucedido, ella respondió: “Le dije: ‘Soy de Argentina. Vine a ver la película. Te felicito. Me conmoviste un montón. Soy psicóloga y me hiciste llorar. Así que felicidades’”.
El episodio cobró aún más notoriedad porque, para llegar a conversar con el protagonista de El extraño caso de Benjamin Button y Pecados Capitales, la madre de Grego interrumpió el diálogo que el actor sostenía con Tim Cook, el CEO de Apple, quien también participaba de la celebración, según comentó con humor el propio Rossello.