Nico Bereciartúa (Foto: Gustavo Gavotti)

“Trato de volver lo más posible a Argentina, considero al país mi lugar en el mundo”, dice Nico Bereciartúa, guitarrista de la banda norteamericana The Black Crowes desde 2023. Entre las giras internacionales y proyectos propios, mantiene la costumbre de regresar cada vez que puede a su ciudad natal. “No tengo ganas de desarraigarme todavía y quedarme a vivir allá”, reconoce sobre su vínculo con el país: a pesar del éxito en Estados Unidos, su base sigue estando en Buenos Aires.

Bereciartúa nació y creció rodeado de música. Es hijo de Víctor “Vitico” Bereciartúa, el mítico bajista de Riff, la banda que fundó junto a Pappo, Michelle Peyronel y Boff Serafine y que marcó a fuego la historia del rock nacional. Aprendió a tocar con el eximio guitarrista Botafogo como profesor. Desde chico, compartió escenarios y vivencias con algunos de los músicos más grandes del país, y siguió los pasos familiares, tanto en su formación como en sus inspiraciones.

A lo largo de su carrera pasó por Viticus —la banda que formó su padre—, por la última formación de Riff, fue parte de proyectos internacionales de enorme prestigio como Playing for Change y en 2015 ganó el Premio Gardel al Mejor Disco de Artista Nuevo de Rock por su disco “Nico”. Desde hace años, su destreza y feeling con el instrumento lo llevó a compartir escenario con leyendas mundiales, consolidarse como uno de los guitarristas argentinos con mayor proyección y convertirse en “endorser” de los instrumentos Gibson.

La gira, que ya arrancó (pasó por Rafaela y San Francisco, Córdoba), lo mostrará sólo con su guitarra sobre el escenario, y abarcará ciudades como Mar del Plata (4/7 en Chauvin), Cariló (5/7 en Templeton), Rosario (10/7 en Casa Brava), Santa Fe (12/7 en Stanley Bar), Junín (13/7 en Cityrock Restó Bar), La Plata (17/7 en Espacio Live) y Luján de Cuyo (19/7 en Willys Bar) y Buenos Aires (13/7 con banda completa y 14/7 en Club Lucille de Palermo). Luego continuará hasta septiembre, con fechas y lugares a confirmar.

Bereciartúa encaró una gira acústica por el país hasta septiembre (Foto: Gustavo Gavotti)

En una charla con Teleshow, Bereciartúa repasa sus raíces y sus aventuras por el mundo.

— Nico, ¿vos vivís más acá o más afuera? ¿Cómo organizaste tu vida a partir de ser el guitarrista de The Black Crowes?

— Y, mirá, trato de volver lo más posible acá y sigo viviendo en Buenos Aires. Considero a Argentina mi lugar en el mundo. Y no tengo ganas de desarraigarme todavía y quedarme a vivir allá. Así que dependiendo del tiempo que tenga de gira, estoy más en Estados Unidos o más acá. Este año, que son más festivales y shows más esporádicos, voy a estar más en Argentina, que es lo que me permite hacer esta gira acústica.

— ¿Qué preparaste?

— Va a ser la primera vez me lanzo a hacer shows con este formato. He tocado en algunos lugares, pero para un evento puntual o algo especial. Voy a recorrer un poco mis canciones solistas, algunas canciones que significaron mucho para mí en mis comienzos o a lo largo de mi carrera y algunos covers, obviamente. Hay algunos temas de Riff, que tuve el honor de formar parte junto a Pappo, Vitico y Michel Peyronel.

— ¿Cómo es tocar un tema de Riff pero en versión acústica?

— Tenés que rearmarlo un poco, pero nada, yo crecí con esa música, toqué mucho tiempo eso. Son canciones que la gente obviamente conoce.

Nico Bereciartúa en 2004 como parte de Riff, junto a Pappo, Michele Peyronel y, agachado, Vitico, su padre

— De chico, siendo el hijo de Vitico, ¿en tu casa era todo rock o había otro tipo de música?

— Era básicamente rock. Capaz que algunas cosas que no eran tan rock, como Brian Ferry o Roxy Music, me acuerdo de esos vinilos. Pero sí, básicamente era rock y rock de afuera. No se consumía mucha música nacional.

— ¿Y siempre el que ponía la música era tu viejo?

— Mi vieja también. Le encanta más por el lado de Rod Stewart, Cream. A mí la que me mostró Cream fue mi mamá. Mi viejo era más de Jimi Hendrix, pero sí, básicamente cuando íbamos en el auto, el que oficiaba de DJ era mi padre.

— ¿Y a su bajo te dejaba agarrarlo?

— Bueno, mi viejo tampoco estaba tanto en casa (ríe), entonces cuando estaban los instrumentos ahí, al bajo lo agarraba. Pero había una guitarra que podíamos llegar a agarrar para boludear con mi hermano. Pero hubo un momento bisagra cuando con mi hermano quisimos empezar a tocar la guitarra, en la primera etapa de la adolescencia. Después mi hermano dejó, yo seguí.

Nico Bereciartúa emprende una larga gira por Argentina (Foto: Gustavo Gavotti)

— ¿De tus hermanos el único que siguió la música fuiste vos?

— Sí.

— Por lo menos no tuviste un padre que te dijera “no pierdas el tiempo con la guitarra”.

— No solo por el lado de él, mi madre tampoco, porque ella podría haber dicho “no seas como papá” (ríe), pero todo lo contrario. Como te digo, mi madre también ama la música. Ellos vivieron en Londres. Iban a ver a Led Zeppelin, a los Faces, todas esas bandas en su máximo esplendor. Entonces siempre hubo apoyo y lo agradezco porque gracias a ese apoyo tuve las oportunidades para poder dedicarme a mi pasión. Me siento un privilegiado, porque hay gente que vive toda una vida sin saber cuál es su vocación.

— ¿Pappo qué era para vos? ¿Un tío, un padrino?

— Un poco de ambas cosas.

El guitarrista argentino Nico Bereciartúa integra The Black Crowes, una de las bandas más importantes del rock sureño norteamericano

— Naciste en 1980, el mismo año en que se formó Riff ¿Qué recordás de esa banda, que con el tiempo también formaste?

— Al primer show de Riff que fui fue uno de los shows en el Palladium en el 85 o 86, por ahí. Después me acuerdo de otro show en Obras, hay unos videos en YouTube donde están Charly, el Zorrito, Andrés Calamaro, y aparezco yo con diez años. Cuando salió “Zona de Nadie”, que estaba el tema de la Voiture, estaba en casa. Me acababa de comprar mi primera guitarra, una FAIM que me volvió. Se la vendí un tipo, ese tipo se la dio a un flaco que es luthier, la rearmó y me la trajo a mi casa durante la pandemia. Me dijo: “todo vuelve a su lugar de origen”. Fue un lindo momento. Bueno, Pappo estaba ahí en casa. Le pedi que me enseñe el riff de la Voiture. Después, cuando ya era un poco más grande, iba a los shows de Riff por todos lados y compartí muchos momentos con Pappo también. Siempre recuerdo una noche. El Bahiano y Juanse tenían un boliche en Los Arcos, Club X, y yo estaba ahí, llegó Pappo con (el baterista) Black Amaya y me dijeron ‘Nico, agarrá el bajo y toquemos unos temas’. Y yo me vi con diecinueve años tocando “El tren de las 16”, “Hombre suburbano” con Pappo y Black, y decía: “es increíble”.

— ¿Cómo fue Pappo con vos fuera del escenario?

— Había un personaje obviamente, que era el que la gente conoce, pero Pappo era un tipo muy generoso, con un corazón enorme. Si te quería, era muy sensible. Esa parte de tipo malo… yo nunca vi un episodio del ‘Pappo malo’. Siempre tuve una cosa de compartir cosas muy lindas, más allá de la música. Sobre todo en el último tiempo. Y esas noches que nos encontrábamos, yo con veintipico de años, él con cincuenta, teníamos cosas en común. Charlábamos mucho, y es algo que guardo con los mejores recuerdos. Se lo extraña mucho.

— ¿Cómo entraste a The Black Crowes?

—Primero, toqué con uno de los hermanos, Rich Robinson, el guitarrista. Él estaba haciendo un cuestionario en Facebook y le puse un link en una pregunta, y ocho meses después de haber hecho eso, me llegó un mensaje de Twitter diciéndome que le gustaba como tocaba la guitarra, que le mandara más cosas. Terminé tocando dos años con él y luego se juntaron los Black Crowes. Cuando el guitarrista de la banda renunció, me llamaron para audicionar. Rich me dijo: “yo quiero que seas vos”. Me mandó el pasaje y terminé audicionando con otros cinco guitarristas y, por suerte, quedé yo.

— ¿Cuál de los hermanos es el que sube o baja el pulgar para ingresar a los Crowes, Rich o Chris Robinson, el cantante?

— Bueno, los dos. Yo ya tenía el pulgar derecho, pero necesitás del otro. Tienen que estar los dos de acuerdo. Si uno no está de acuerdo, no sé… Pero por suerte, cuando se juntaron los Crowes fui a varios shows, hablaba con Chris de música, y hasta le mandé un vinilo de Jorge Cafrune que él quería, se quedó loco.

—¿Chris Robinson escucha folclore argentino?

—¡Escucha de todo, es un melómano! Cuando fui a las audiciones, tenía la ventaja de haber compartido dos años de gira con Rich, de vernos durante semanas, meses, viéndote la cara antes de dormir y al despertar, como un matrimonio. No es como las giras de acá que son solo el fin de semana.

Nico Bereciartúa con uno de sus héroes de la guitarra: Jimmy Page, quien elogió la forma de tocar del músico argentino

— Las giras de los Crowes deben ser larguísimas, ¿no?

— Son muchísimos shows. El año pasado fueron casi 90 shows y, cuando termina, hasta te agarra el “post gira”, medio una depresión porque extrañás un montón de gente y no te hallás en tu hogar. Es muy loco, porque cuando estás en la gira extrañás estar en casa, y cuando estás en casa extrañás estar de gira.

— ¿Alguna vez les mostraste a los Black Crowes algún disco de Pappo Blue’s de los 70?

— Sí, por ejemplo hace poco estábamos en el auto con Chris volviendo de un show en Minneapolis y él estaba mirando algo en Instagram y me dice: “Mirá, una foto de Pappo”, en una página de afuera que se llama Rock Archive. Decía ‘Pappo Napolitano Blues Singer, guitarrista de Argentina”. Y en la foto sonaba Sándwiches de miga.. Le digo: “sí, esta canción está en el disco que yo le regalé, el Volumen 3s”. Empezamos a hablar un poco de Pappo, de mi viejo, le regalé también contenido de metal porque sé que los va a escuchar, porque es un tipo melómano. Le mostré el video de Riff en el 82 tocando en “Pantalla del mundo nuevo” en Barock y no lo podía creer.

— Allá conociste tipos de la estatura de Jimmy Page o Ronnie Wood, con quien tocaste. ¿Cómo son en el trato cotidiano?

— Una locura. Conocí a Jimmy Page en un contexto en el que vino a ver a los Crowea, porque son amigos y tocaron juntos, y después del show me dijo cosas increíbles que después posteó. Nunca me lo hubiese esperado, pero que Jimmy Page se haya quedado impresionado conmigo como guitarrista no me la esperaba, es algo que te sube mucho la potencia. Compartí escenarios con John Fogerty, Steven Tyler, Ronnie Wood. Estaba tocando con Fogerty y Ronnie Wood y decía: “esto lo voy a tener que recordar en esos momentos donde podés caer en la frustración”. Es un divino, amigo de la banda. Estaban con los Stones ensayando en Los Ángeles, por arrancar la gira y nosotros estábamos ahí. Vino Chuck Leavell (ex Allmann Brothers y director musical de Los Rolling Stones) con los Crowes, es amigo, ya toqué con él varias veces. Entonces Ronnie dijo: “yo también voy”. Hicimos el show y después no pude dormir por cuatro días, de verdad (ríe).

Rich Robinson, Nico Bereciartúa, Rod Stewart (uno de los músicos favoritos de la madre de Nico) y Chris Robinson en Nueva York

— ¿Qué música escuchás ahora mismo?

— Lo de siempre, mucho blues viejo: Robert Johnson, Buck White, Skip James. También rock de los 50, Little Richard, Fats Domino, Brenda Lee. Hay una banda de California que me gusta mucho, se llama La Lom, hacen cumbia peruana (Nota: como el cover de La Danza, de Los Mirlos), una cosa muy linda. Y después escucho cosas viejas, pero nuevas para mí, como una banda de chicas de Níger llamada Les Filles de Illighadad. Es una zona de África que tiene una cultura musical muy interesante. Me gustan mucho esas afinaciones de guitarra. También escucho mucho a Nick Drake. Y bueno, imaginate que después de compartir con Jimmy Page pegué una época de escuchar todo lo de Led Zeppelin de vuelta.

— ¿Transitar esos escenarios internacionales te cambió en algo la cabeza?

— No, más que cambiarme, fue un aprendizaje. Hay una forma de trabajar distinta, que acá no se vive igual. Por ejemplo, cuando hacés giras allá, llegás puntual y todo está armado a la hora que te dicen. Ese respeto por los tiempos de la gente es otra cosa, y trato de trasladarlo a mi equipo ahora en la gira acústica. Son cosas que aprendí y que me gusta que pasen, porque hacen que todo funcione mejor para todos.