La República Democrática del Congo y Ruanda firmaron un acuerdo de paz, con la mediación de EEUU (AP)

La República Democrática del Congo y Ruanda firmaron este viernes un acuerdo de paz -facilitado por Estados Unidos- que intentará poner fin a décadas de mortíferos combates en el este del Congo, a la par que buscará brindar al gobierno estadounidense y a empresas del país acceso a minerales críticos en la región.

El pacto, alcanzado tras meses de negociaciones, marca un paso significativo en los esfuerzos por frenar la violencia que ha devastado al este congoleño y que involucra a más de 100 grupos armados, entre ellos facciones respaldadas por Ruanda, provocando millones de muertes desde la década de 1990.

Precisamente, el documento suscrito prevé disposiciones sobre la protección de la integridad territorial, una prohibición de hostilidades y medidas concretas como la desmovilización, el desarme y la integración condicional de grupos armados no estatales.

De acuerdo con los términos del acuerdo, las partes se comprometen a respetar las fronteras internacionales y cesar acciones militares entre sí y contra sus ciudadanos y bienes. Además, se establecen mecanismos de verificación y seguimiento orientados a prevenir incursiones transfronterizas y el resurgimiento de la violencia, tradicionalmente alimentada por disputas étnicas, históricos resentimientos, y el control de los ricos yacimientos minerales de la región.

La ministra de Relaciones Exteriores del Congo, Therese Kayikwamba Wagner, celebró la noticia y aprovechó el momento, junto a su par ruandés, Olivier Nduhungirehe, para evocar la magnitud de la tragedia humanitaria vivida por la población congoleña.

“Algunas heridas sanarán, pero nunca desaparecerán por completo. Aquellos que han sufrido más están observando. Esperan que este acuerdo sea respetado, y no podemos fallarles”, dijo, en referencia al historial de acuerdos previos fracasados, así como al impacto profundo y sostenido de las hostilidades en la niñez, las comunidades desplazadas, sectores rurales, y en la estructura social y económica local.

Por su parte, Nduhungirehe valoró el potencial positivo de esta cooperación y sostuvo que “el crecimiento compartido y la cooperación transfronteriza desbloquearán dividendos tangibles para ambos países”.

“Debemos reconocer que hay una gran incertidumbre en nuestra región y más allá, porque muchos acuerdos anteriores no se han implementado, y no hay duda de que el camino que nos espera no será fácil. Pero con el apoyo continuo de Estados Unidos y otros socios, creemos que se ha alcanzado un punto de inflexión”, sumó el canciller ruandés.

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, también se expresó tras el anuncio y describió el acontecimiento como “un momento importante tras 30 años de guerra”, enfatizando no solo en las aspiraciones de paz de los pueblos afectados por el conflicto, sino también en los intereses internacionales involucrados en la estabilidad regional y el acceso de su país a los recursos estratégicos.

En tanto, el presidente Donald Trump destacó durante una conferencia de prensa que gracias a su intervención en “una de las peores guerras que cualquier persona haya visto” logró “reunirlos (a los bandos enfrentados) y negociarlo (el acuerdo)”.

“Y no solo eso, estamos obteniendo para Estados Unidos muchos de los derechos minerales del Congo”, sumó, en referencia al nuevo caudal de minerales críticos para sectores tecnológicos claves al que tendrá acceso en adelante, en medio de la carrera con China por la influencia y la explotación del continente africano.

Durante las negociaciones, la participación de Qatar también resultó clave; el país árabe del Golfo ofreció respaldo logístico y político para acercar las posiciones de las partes enfrentadas, a petición de la Casa Blanca y otras entidades internacionales.

(Con información de AP)