Según un relevamiento de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), entre enero y mayo de 2025, la demanda eléctrica destinada a la producción registró incrementos en 9 de los 14 sectores industriales y de servicios relevados, en comparación con el mismo período del año anterior.
El consumo total de energía para actividades productivas alcanzó los 3.940 megavatios medios (MW medios), frente a los 3.928 MW medios acumulados entre enero y mayo de 2024. Esto representa una suba leve, del 0,3%, que se explica principalmente por el desempeño de algunos sectores específicos, con el aporte destacado de la industria Aluar S.A., el mayor consumidor individual de electricidad del país.
Los sectores que crecieron
El mayor incremento porcentual se dio en la extracción de minerales, que consumió un promedio de 42 MW, contra 32 MW en igual período de 2024. Esta suba del 31,3% refleja una mayor actividad en el sector minero, aunque se trata de un rubro con bajo peso relativo en el total.
Le siguió la industria automotriz, con un crecimiento del 5,2% en su demanda eléctrica (de 75 a 79 MW). También mostró un avance significativo la industria textil, con un incremento del 4,8% (de 112 a 118 MW), y Aluar S.A., cuya demanda subió un 3,3%, al pasar de 358 a 370 MW medios.
Otros sectores con variaciones positivas, aunque más moderadas, fueron la industria de derivados de petróleo (+1,7%), la alimentación y artículos de consumo masivo (+1,1%), el comercio y servicios –principalmente supermercados y centros comerciales– (+0,2%), y la industria de la construcción (+0,5%).
Con estos datos, Cammesa destaca que, si se excluye a Aluar, el consumo de electricidad para producción se mantuvo prácticamente sin cambios: 3.570 MW medios en ambos períodos, con una variación marginal del 0,0%.
Caídas en sectores clave
En contraste con estos avances, cinco sectores registraron caídas en su consumo eléctrico. La más pronunciada se dio en la gran siderurgia, con un retroceso del 6,6%, al pasar de 278 a 259 MW. Este dato refleja la desaceleración que atraviesa la industria del acero, muy ligada a la actividad de la construcción y la demanda de bienes durables.
La industria de la madera y el papel también mostró una baja significativa, del 4,9%, mientras que la extracción de petróleo redujo su consumo eléctrico un 2,4 por ciento. Asimismo, la industria de productos metálicos no automotores registró una caída del 2,7%, y el sector de industrias químicas, del caucho, plástico y otros minerales no metálicos, si bien casi sin cambios, mostró un estancamiento con una variación positiva de apenas el 0,1 por ciento.
Por su parte, el sector de servicios públicos y transporte en el Gran Buenos Aires y el rubro cargas y puertos mantuvieron su demanda eléctrica prácticamente estable, sin variaciones significativas.
La relación con la actividad
La evolución del consumo eléctrico en cada rama de actividad es un indicador aproximado del comportamiento económico de cada sector. Si bien la electricidad no explica por sí sola el nivel de producción, es un insumo transversal y sensible a los vaivenes de la actividad.
En ese sentido, la estabilidad general en el uso de electricidad para producción en estos primeros cinco meses del año da cuenta de un escenario de bajo dinamismo, con mejoras puntuales pero sin una recuperación generalizada.
El repunte de sectores como el automotriz, el textil o el minero puede vincularse a factores específicos, como la mejora de exportaciones puntuales o el impulso que Vaca Muerta le está dando a la extracción de hidrocarburos. En contraste, la caída en industrias pesadas como la siderurgia y productos metálicos va en línea con los datos de actividad industrial y construcción difundidos por otros organismos.
En lo que resta del año, será clave observar si los sectores que mostraron mejoras logran sostener su crecimiento y si los más afectados encuentran piso. Por ahora, la foto del consumo eléctrico revela una economía todavía fragmentada, con luces y sombras según la rama productiva.