Ezequiel Iván Cwirkaluk -para todos El Polaco– es un reconocido cantante, compositor y un referente de la cumbia en Argentina con casi 20 años de carrera. Se inició a los 17 años como vocalista de una banda de barrio y en 2006 debutó como solista con el álbum Vuelve, te lo pido. El éxito de ese disco lo llevó a que rápidamente editara su segundo material: Agradeciendo a Dios.

Desde el 2007 a la actualidad, lanzó más de quince discos con temas populares que quedaron en la historia de la música tropical y que lo llevaron a realizar shows por todo el país y en el exterior. En televisión incursionó como actor en la tira Viudas e hijos del Rock and Roll y en 27: El club de los malditos. Además, participó en tres temporadas del reality Bailando por un sueño y, en 2020, en la edición Celebrity de Masterchef Argentina.

A propósito de planes laborales, acaba de lanzar “Ya no se enamora”, una colaboración tan inesperada como poderosa junto a Ecko, una de las voces más representativas del trap local. Al margen de sus habituales presentaciones en distintos puntos del país, aún con fechas a confirmar sí es un hecho que en julio estará en Uruguay, mientras que en agosto viajará a Bolivia.

Aquí, las partes más destacadas de la entrevista. Hoy, como verán, con un invitado (¿o entrometido?) sorpresa.

Mariano: —¿Qué hacés Polaco?

Polaco: —Hola, me llegó este sobre, lo abrí y aparecí acá…

De pronto entra en escena Martín Bossi…

Martín Bossi: —Mariano, escuchá, me tengo que ir, me rebotaron

Mariano: —¡¿Cómo que te rebotaron!?

Martín Bossi: —Sí, dicen que no tengo méritos y me mandan para abajo. Mucha poligamia, me dicen. Yo hice las cosas bien. creo en Dios. Pero aparte, este -señala al Polaco- es el rey de la poligamia, el rey Midas. Un día llegué a mi casa y estaba con mi vieja. Aparte no canta.

Polaco: —Debe ser hincha de los Andes…-lo chicanea El Polaco, que es hincha de su clásico del sur, Temperley.

El Polaco, invitado en esta ocasión al habitual juego de

Martín Bossi: —¡En qué decadencia está el cielo, ¿eh?! -dice y empieza a retirarse de la escena, del juego.

Polaco: —Andá a llevar un poco de frío al infierno, dale…

Mariano: —Perdón esta interrupción, Polaco, te explico: acá estamos en la puerta del cielo. Acá vas a hacer la VTA -algo parecido a la VTV-, pero en este caso una Verificación Técnica del Alma. Sería un upgrade asistencial y existencial, ¿entendés? Te vas a ir en paz, quédate tranquilo.

Polaco: —Okay.

Mariano: —Escuchame una cosa, cantaste 2.345 veces en bailes de todo el país.

Polaco: —Sí.

Mariano: —Cambiaste 780 pañales en tu trayectoria como padre. Y “Deja de llorar” fue cantada 1.350.000 veces. Por cierto, a la hora de entrar al cielo, ¿con qué tema entrarías?

Polaco: —(Piensa) Con un tema de Leo Dan.

Mariano: —Me vuelvo loco. ¿Con cuál?

Polaco: —“Siempre estoy pensando en ella”. (Canta) “Si no puedo ser el dueño, yo. Nunca podrás olvidarme. Porque yo te di todo mi amor”, un tema que le gustaba mucho a Jorge, mi papá. A mí no me dijeron que no era una entrevista.

Mariano: —Cuando pensás en el cielo…

Polaco: —Yo creo mucho en Dios.

Mariano: —Otra cosa que pasa acá es que podés repasar tu historia minuto a minuto. ¿Qué elegís?

Polaco: —Ya lo tengo. Cuando viajábamos a Córdoba con mi viejo, mi mamá, María, y mis hermanos, Jonathan y Rocío. Ibamos a unas cabañas y es uno de los momentos más hermosos de mi vida. Mi viejo escuchaba a Antonio Aguilar. Teníamos un 125. Tardamos como 24 horas en llegar. ¡Íbamos a 70, papá! Por la vieja Ruta 9. ¡Hermoso! Pero en ese momento, a los 6, 7 años, uno no se da cuenta de que eso es la felicidad.

Mariano: —Entiendo…

Polaco: —Justo que me preguntás esto, hace unos días pude ver algo de eso, porque teníamos una videocámara y filmábamos. Ahí mi viejo estaba en su mejor momento; tenía 35, 36 años, sano, impecable, pelo largo por acá; mi vieja también, hermosa; mi hermanita de 2 años, comiendo caca de oveja sin saber… y mi hermano, siempre mi gran compañero. Otro detalle, íbamos siempre en febrero: no teníamos un mango y era más barato. Lo extraño mucho al viejo. Lástima un tema…

Mariano: —Contame…

Polaco: —Mi viejo tenía una depresión muy grande. Podían pasar muchas cosas buenas, pero él sólo veía lo malo. El chabón tenía su pasado… problemas con el alcohol. De hecho, yo nunca me tomé una birra con mi viejo. Yo lo iba a buscar a los bares, me cagaba de frío esperándolo afuera. Lo sufrí mucho.

Mariano: —¿Hiciste de papá de tu papá?

Polaco: —Claro, obvio. Después que vas creciendo te das cuenta que es difícil y que uno hace lo que puede y no se da cuenta que está lastimando a la gente porque vos estás en la tuya, tenés y no te das cuenta que te están mirando… Justo ayer fui a visitar a mis abuelos, 94 y 90 años. Mi abuela fue una guerrera muy importante en mi vida. Fue la primera que confió en mí cuando yo tenía mi tecladito.

Mariano: —Ahora jugando con la Historia de la Humanidad, si pudieras apretar play, ¿qué hecho te gustaría presenciar?

Polaco: —Cuando resucitó Jesús. O también me gustaría estar ahí, en La Ultima Cena, eso sí me gustaría.

Mariano: —Y de tu vida amorosa, no te digo que podés cambiar la historia pero sí modificar cositas para bien…

Polaco: —Mirá, yo creo que hasta los errores que cometí fueron buenos, porque fui creciendo y aprendiendo de esos errores. Es cierto, tengo tres hijas con tres mujeres diferentes, y capaz que es mejor tener una familia convencional, así nadie sufre separaciones, sobre todo los chicos… Pero hice lo que pude y como pude.

Mariano: —¿Cómo fueron esos procesos?

Polaco: —Siempre que uno se separa tiene que hablar con sus hijos y si después arrancás de vuelta otra familia se tienen que acoplar. Los que más sufren siempre son los chicos. Mis hijas -Sol, Alma y Abril- son lo más importante de mi vida; cuando están conmigo soy el hombre más feliz del mundo. Y trato de darles todo lo que no me dieron a mí: atención, estar; las voy a buscar al colegio, las llevo a hockey, voy, vengo, soy el hombre orquesta. Y yo sé que Dios mira eso. Y eso me hace bien a mí. Y no me lo enseñó nadie, solamente hice lo que no hicieron conmigo.

Mariano: —Siguiendo con el juego, pensá que podés bajar a uno de los que están acá arriba. Una hora. ¿A quién elegís? ¿Y qué harías?

Diego Barbatto

Polaco: —Y… a mi viejo, obvio. Lo extraño mucho al viejo. Fue un gran tipo. Como pudo me enseñó la vida. Me dio las herramientas para que yo la pueda enfrentar lo mejor posible.

Fotos: Diego Barbatto

Producción texto: César Litvak