Una sola decisión separaba a Luis XVI y María Antonieta de aquel fatídico final. En un contexto donde la Revolución Francesa hacía estragos en París, la familia real huyó hacia el este, a Montmédy, con el claro objetivo de encontrar protección entre las tropas realistas.
Aquella noche del 20 de junio de 1791, los reyes marcarían su destino. Hoy, los registros históricos son ecos de su paso por la monarquía. Libros, objetos y joyas forman parte de las memorias de la realeza. Entre ellos, una piedra preciosa de 10,38 quilates que ahora será subastada.
Tras su huida, la familia real fue reconocida y arrestada en la pequeña ciudad de Varennes-en-Argonne, a unos 48 kilómetros de su destino. Los revolucionarios los llevaron de regreso a París y los confinaron en el Palacio de las Tullerías bajo vigilancia armada. En 1793, tanto el rey como la reina fueron ejecutados en la guillotina.
Según la leyenda, antes de escapar, María Antonieta le pidió a su peluquero que cuidara algunas de sus joyas. Previamente, había enviado fuera del país un cofre con perlas, adornos, engastes, diamantes y otras piedras preciosas. Este fue puesto bajo el cuidado del exembajador de Austria en Francia.
María Teresa de Francia, hija de la pareja real, se encontró con las joyas tiempo después. En 1795, las autoridades francesas le permitieron vivir exiliada en Austria, país natal de su madre. Fue allí cuando encontró un par de brazaletes de diamantes que se vendieron en 2021 por 8,2 millones de dólares.
Ahora, un diamante que pasó de María Antonieta a su hija y atravesó generaciones de la realeza europea será subastado el 17 de junio. Será parte de la venta Magnificent Jewels de Christie’s.
El diamante rosa púrpura de fantasía, conocido como Marie-Thérèse Pink, pesa 10,38 quilates. Aunque anteriormente estaba engastado en una tiara, ahora es la pieza central de un anillo creado por Joel Arthur Rosenthal, un reconocido diseñador de joyas.
“Tiene todo lo que se puede desear en una joya”, afirmó Rahul Kadakia, director internacional de joyería de Christie’s, en un comunicado. En este sentido, aseguró que la piedra probablemente procede de la región india de Golconda. “Presenta varios tonos de colores suaves, con destellos púrpuras y rosados desde diferentes ángulos. Y ha sido transformada en una obra maestra por JAR, conservando todo el esplendor de su procedencia real”.
Según datos recolectados por la revista Smithsonian, María Teresa legó el diamante a su sobrina, la duquesa María Teresa de Chambord. Finalmente, quedó en manos de la reina María Teresa de Baviera.
“Este linaje real extraordinario, documentado y continuo, hace que el diamante no solo sea una maravilla natural, sino un testimonio viviente de la historia europea”, afirmó Kadakia en una declaración citada por Richard Whiddington de Artnet News.
La joya Marie-Thérèse Pink salió a subasta por primera vez en 1996, cuando se vendió a un propietario privado en una venta de Sotheby’s en Ginebra. El hombre encargó a JAR, el primer joyero contemporáneo vivo que obtuvo una retrospectiva en el Museo Metropolitano de Arte, que transformara el diamante en forma de cometa en un anillo.
Desde entonces, la piedra permaneció fuera del alcance del público. Ahora, con su regreso al mercado, no solo se revive un capítulo íntimo de la historia europea, sino también una mirada sobre el poder simbólico que aún conservan las joyas que alguna vez tocaron las manos de la realeza.
La subasta de Christie’s, además de poner en juego millones de dólares, despierta un renovado interés por los objetos que resisten al tiempo. Entre los destellos rosados del Marie-Thérèse Pink, se entrelazan el lujo, la historia y la nostalgia de un mundo desaparecido.