El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, logró superar una moción de confianza en el Parlamento polaco este miércoles. La votación, que finalizó con 243 votos a favor y 210 en contra, ocurrió en medio de una atmósfera tensa tras la derrota de su aliado político, Rafał Trzaskowski, en las recientes elecciones presidenciales. La victoria de Karol Nawrocki, un nacionalista de derecha apoyado por el partido Ley y Justicia (PiS) y alineado con Donald Trump, ha sacudido políticamente a la coalición centrista y pro-europea de Tusk.
En su discurso ante el Parlamento, Tusk justificó la necesidad del voto de confianza al subrayar que “Polonia está en una nueva realidad tras la elección”. Defendió que su gobierno debe continuar, asumiendo la responsabilidad de lo que sucede en el país. “Pido un voto de confianza porque tengo la convicción, la fe y la confianza de que tenemos un mandato para gobernar”, declaró Tusk.
Tusk también enfrentó la resistencia interna dentro de su propia coalición, que comprende a la Plataforma Cívica, Polonia 2050, el Partido Popular Polaco (PSL) y Nueva Izquierda. Esta alianza ha tenido dificultades para cumplir promesas clave de campaña, como la liberalización de leyes sobre el aborto y la legalización de uniones civiles entre personas del mismo sexo.
En un esfuerzo por restaurar la unidad y eficacia, Tusk ha anunciado una reestructuración del gabinete en julio, centrada en mejoras estructurales más que en “nombres concretos”.
La moción de confianza se presentó en un contexto de confrontación política creciente, exacerbada tras la ajustada derrota de Trzaskowski frente a Nawrocki. Mientras que el Parlamento polaco mantiene gran parte del poder político, el presidente tiene la capacidad de vetar leyes y juega un papel crucial en la política exterior y de defensa. Con Nawrocki como presidente entrante, es probable que las divergencias con la agenda progresista de Tusk se agudicen, especialmente en temas como los derechos LGTBQ y las restricciones al aborto.
Internacionalmente, el nuevo liderazgo presidencial podría generar tensiones adicionales con la Unión Europea y complicar las relaciones con Kiev, dado que Nawrocki se opone a la incorporación de Ucrania a la OTAN. La derrota de Trzaskowski, que muchos percibieron como una oportunidad perdida para estabilizar la relación con el presidente saliente, ha llevado a un redoblamiento de tensiones dentro de la coalición gobernante.
A pesar del desafío que supone la presidencia de Nawrocki, Tusk insistió en su determinación por continuar liderando Polonia. “Conozco el sabor de la victoria, conozco la amargura de la derrota, pero no conozco la palabra ‘capitulación’”, aseguró Tusk. Este mensaje busca reafirmar su liderazgo y consolidar el respaldo de los miembros de su coalición, a medida que surge un entorno político cada vez más polarizado y exigente.
De cara a las elecciones parlamentarias previstas para 2027, Tusk enfrenta la tarea de navegar un panorama político transformado mientras intenta mantener el apoyo de sus socios de coalición y responder a las expectativas de sus votantes. Mientras tanto, el papel de Polonia como actor regional clave en el contexto de la invasión rusa a Ucrania sigue perfilándose como un factor central en su política nacional e internacional.
(Con información de AFP, AP y EP)