Andrés Nara, padre de Wanda, abrió su corazón durante una entrevista extensa en la que reflejó la profunda preocupación y angustia que vive mientras la situación de sus nietas y su vínculo con Mauro Icardi se mantiene en el centro del debate mediático.

En cada palabra, el hombre expuso con dolor la distancia irreconciliable que siente hacia el futbolista. “Es imposible que tenga algún trato con él. Para nada. No lo conocen”, afirmó, tajante, al dejar entrever la decepción y el desencanto que le provoca la presencia del futbolista en la vida de sus hijas. Recordó, con cierta impotencia, cómo hace muchos años advirtió tanto a Nora Colosimo, su exesposa, como a Zaira y a Wanda sobre quién era realmente Mauro: “Todavía falta un montón de cosas que se van a dar cuenta. Yo en su momento ya lo dije, pero el tiempo termina mostrando la verdad”.

La bronca de Andrés crece cuando analiza los hechos recientes y no duda en calificarlos como una muestra de “incoherencia total”. Las decisiones judiciales, destinadas a asegurar el bienestar de las niñas, parecen, según él, torcerse por el accionar de Icardi, cuya prioridad, dice, “no está puesta en sus hijas sino en el show”.

“La Justicia le está diciendo ‘no estés con la China en el momento de los inflables y todo, sí, quedate con las nenas’. ¿No podés estar cuatro o cinco horas con las nenas solas? Aparte él quería esa puesta en escena, mojarle la oreja a Wanda. Le importó un pomo la Justicia”, aclaró sobre lo ocurrido a fines del mes de abril.

Cabe recordar que en esa oportunidad, si bien el jugador del Galatasaray había logrado revincularse con sus hijas en dos oportunidades dentro del Ministerio Público Tutelar, ese sábado pudo recibirlas en la casa de La Isla de Nordelta. Pero lejos de cumplir con las condiciones impuestas, Mauro habría desobedecido la orden judicial que le prohibía estar acompañado por su actual pareja.

La indignación se acentúa cuando relata lo que sucedió en el colegio: “Le dicen ‘está bien, le damos a las nenas, pero que no esté con la China’ ¡y se va con la China!”. Para Andrés, esta actitud demuestra una falta de empatía con las niñas y con la situación que atraviesan.

El abuelo se detiene especialmente en la necesidad de separar los intereses adultos de los derechos y las necesidades de las chicas: “Si quiere de verdad revincularse con las hijas, que se dedique a ellas. Sacala a ella un minuto. ¿No puede estar tres, cuatro horas con los chicos sin la China?”. La mención reiterada de la actriz refuerza el malestar de Andrés por el modo en que se entrecruzan rencores y afectos, que terminan afectando a las más vulnerables.

Según describe el padre de la empresaria, “A Mauro nada lo conmueve”: Acto seguido, repasó el momento en el que una de sus nietas volvió del encuentro con su papá sumida en un ataque de nervios. Revive ese instante con angustia: “La nena vino con una tos nerviosa increíble. Llamamos a la pediatra porque estábamos todos muy angustiados”. El relato de la pequeña lo marcó: “Me dijo papá: ‘Vení con nosotros que nos vamos a Turquía’”. Para la nena, explica su abuelo, ese viaje significaba perderlo todo: separarse de su madre, dejar a la familia, a sus primos, hermanos, y enfrentarse a un futuro que no desea ni imagina.

Pensando en el futuro, Andrés apela a lo más humano: la capacidad de un padre para priorizar a sus hijos, brindarles atención y tiempo real. No niega la posibilidad de que, con el correr del tiempo, si Mauro y la China siguen juntos, pueda construirse otra forma de vínculo, siempre que ocurra a su debido tiempo y con naturalidad. Plantea que, como sucedió en otras etapas de la vida, será el tiempo quien termine revelando la verdad y ubicando a cada uno en su lugar.