Una joven argentina se volvió viral en las redes sociales tras compartir un experimento que expone el notable poder de compra que ofrece una hora de trabajo en Países Bajos. A través de un video publicado en TikTok en la cuenta “Hugo y Milu de viaje”, la joven se preguntó: “¿Qué podemos comprar con una hora de trabajo en Holanda?”, dando luz así a una comparación que llamó rápidamente la atención de miles de usuarios, especialmente de Latinoamérica.

En su relato, la joven explicó que el salario mínimo por hora en Países Bajos asciende a 14,6 euros, y se propuso descubrir cuántos productos esenciales podía adquirir con ese monto. Su recorrido incluyó la compra de bienes básicos y de consumo cotidiano, detallando los precios de cada uno: un pan lactal por 1,75 euros, un litro de leche a 1,15 euros, un paquete de milanesas a 2,75 euros, medio kilo de arroz a 0,89 euros, 250 gramos de tomates cherry por 1,19 euros, 200 gramos de ensalada por 1,49 euros, una mermelada a 1,19 euros, un kilo de papas por 1,65 euros y un chocolate Milka por 1,93 euros. Al sumar todos estos productos, alcanzó un total de 13,99 euros, apenas por debajo del ingreso promedio de una hora de trabajo.

Este resultado refleja que, en Países Bajos, una hora de salario mínimo resulta suficiente para adquirir una variedad considerable de alimentos y productos básicos. No solo permite cubrir el costo de la canasta mencionada, sino que aún queda un pequeño margen, mostrando un contraste significativo respecto a otras realidades, donde el salario mínimo por hora no alcanza para cubrir productos equivalentes.

El video rápidamente se viralizó en las redes sociales (Captura de video: TikTok:@hugoymiludeviaje)

El video rápidamente captó la atención de los usuarios de TikTok y superó las 294 mil reproducciones, cosechando más de 19 mil “me gusta” y cientos de comentarios. Muchos de ellos evidenciaron la sorpresa e incluso la envidia por el poder de compra en Países Bajos: “Supongo que en Países Bajos son todos millonarios entonces”, “Qué bien se vive en Países Bajos” y “A mí apenas me alcanza para comprarme golosinas” fueron solo algunas de las reacciones. El experimento no sólo puso de relieve la diferencia en el costo de vida y los salarios, sino que avivó el debate sobre la calidad de vida y las posibilidades económicas en diferentes latitudes.

La repercusión del experimento realizado por la joven argentina evidencia cómo el poder adquisitivo puede variar drásticamente entre países y cómo ese contraste impacta en la percepción y aspiraciones de las personas. Su video no solo desató debates en las redes acerca de los salarios y el costo de vida en distintos contextos, sino que también generó reflexiones sobre la relación entre ingresos y bienestar cotidiano, destacando las profundas desigualdades y las expectativas de quienes buscan mejores oportunidades en el extranjero.