En un contexto en que todavía el consumo no despega y la recuperación es heterogénea, las ventas minoristas pymes rompieron una racha de 5 meses consecutivos al alza y registraron una caída interanual del 2,9% en mayo. Se trata de un mal dato, más aún si se tiene en cuenta que la base de comparación era baja: en mayo de 2024 el indicador había mostrado una retracción del 7,3%. En relación a abril, también se observó un retroceso, del 0,7 por ciento.
Aun así, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) el acumulado de 2025 muestra una suba del 11%, en comparación con el mismo período del año pasado.
“En los últimos meses, la actividad comercial experimentó una leve retracción, en un contexto caracterizado por una menor disponibilidad de recursos, ajustes de precios y mayores exigencias operativas. En mayo se percibió un ritmo de consumo más cauteloso y concentrado en lo esencial”, señaló la entidad.
“Se advierte una tendencia hacia compras más medidas, una circulación algo reducida en los centros comerciales y una competencia creciente del canal online y de formatos informales”, agregó en su informe.
Osvaldo Del Río, director de Scentia, notó que “la gente compra más racionalmente en negocios de cercanía, con más frecuencia de visitas”.
En el análisis por rubro, de los siete sectores relevados, solo dos registraron crecimientos interanuales: “Perfumería” lideró con un alza del 10,3%, seguido por “Farmacia”.
Por otro lado, cuatro rubros presentaron caídas: “Alimentos y bebidas”, con un descenso del 7,6%, seguido por “Ferretería, materiales eléctricos y de la construcción”, “Textil e indumentaria” y “Calzado y marroquinería”. Por su parte, el rubro “Bazar, decoración, textiles para el hogar y muebles” mantuvo niveles similares a los del año anterior.
Oscilaciones, clientela, costos
En detalle, de acuerdo a CAME, el sector de alimentos y bebidas opera en un entorno marcado por oscilaciones en el nivel de ventas y una demanda contenida. Si bien algunos comercios conservan una base de clientes estable, la evolución de los ingresos y los aumentos en productos esenciales, como carnes y verduras, provocaron una caída en el volumen de compra y un corrimiento hacia alternativas más económicas.
A esto se suman los mayores costos operativos, que dificultan la rentabilidad y el sostén de muchos negocios. Pese a este escenario, algunos comerciantes destacan mejoras puntuales en fines de semana y resultados alentadores a partir de estrategias como la diversificación de productos o el uso de canales digitales para llegar a los clientes.
La inversión permanece acotada y la competencia de grandes cadenas comprime los márgenes, aunque se mantienen expectativas acotadas de repunte en fechas clave. La estabilidad de precios aparece como condición indispensable para reactivar el consumo.
En Bazar, decoración, textiles de hogar y muebles se registra una desaceleración pronunciada, con ventas moderadas y menor rotación de mercadería. Comerciantes indican que la falta de financiamiento, el deterioro del poder adquisitivo y un consumo más conservador condujeron a la postergación de compras no esenciales. Algunos describen el nivel de actividad como uno de los más bajos de los últimos años.
Estrategias de respuesta
En este escenario, la rentabilidad se ve restringida y muchos negocios optan por no reponer stock hasta mejorar la liquidez. Aun así, se están adoptando estrategias para dinamizar las ventas, como ampliar la variedad de artículos, ofrecer precios más competitivos o fortalecer la presencia digital.
Sin embargo, coinciden en que el acceso al financiamiento y a programas de cuotas sería clave para impulsar una recuperación sostenida.
En calzado y marroquinería, el escenario es contractivo, con una fuerte caída en las ventas y márgenes cada vez más ajustados. Los comercios mencionan que los costos fijos, las exigencias de las promociones y el encarecimiento general de la operatoria dificultan sostener la actividad. Si bien algunos logran cierto movimiento mediante ventas online o eventos especiales como el Hot Sale, el balance de la temporada fue discreto.
Las expectativas se centran en el Día del Padre como oportunidad para impulsar el consumo, aunque persiste un clima de incertidumbre. Entre los factores que inciden, se mencionan la menor capacidad de compra de los hogares, el ajuste en políticas sociales y el aumento sostenido de precios por parte de proveedores.
Aunque la fidelidad de algunos clientes se mantiene, muchos negocios enfrentan dificultades financieras que los llevan a adelantar liquidaciones o postergar inversiones.
Farmacia muestra una relativa estabilidad en las ventas, aunque persiste la incertidumbre, especialmente por los atrasos y dificultades con las obras sociales. Algunos comercios reportan una leve mejora interanual y tranquilidad en los precios debido a un dólar más estable. Predominan las compras selectivas, muchas con tarjeta de crédito y buscando marcas más económicas.
Los aumentos de precios limitan la cantidad de productos adquiridos por los clientes, que priorizan solo lo indispensable. A pesar de eso, al ser un rubro de primera necesidad, la demanda se mantiene.
“Algunos actores del sector muestran optimismo, con aperturas de nuevos locales o mejoras intermensuales leves, aunque sin una recuperación clara del volumen de ventas”, indicaron desde CAME.
El sector de Perfumería enfrenta un nivel bajo de actividad, sobre todo en zonas céntricas. A pesar de ello, hay expectativas de una mejora en junio, impulsada por el Día del Padre, aunque los feriados del mes podrían limitar el movimiento comercial.
“La estabilidad del dólar trajo algo de previsibilidad a los precios, lo que permite a algunos comercios mantener o mejorar su competitividad frente a los supermercados”, sostuvo CAME.
Se destaca un leve crecimiento en ventas online y algunos logran precios atractivos gracias a relaciones directas con proveedores. Varios comerciantes coinciden en que se necesitan cambios estructurales para revertir la tendencia.
El rubro Ferretería, materiales eléctricos y de la construcción “mantiene una situación muy compleja, con ventas en niveles bajos respecto a años anteriores. Muchos comercios apenas logran sostenerse, con márgenes mínimos y alta carga impositiva”, alertó el informe.
“La falta de poder adquisitivo y de crédito, sumado al aumento de costos fijos y la competencia informal, agrava la situación. La actividad también se ve afectada por factores locales y estacionalidad. Algunos reportan una caída tras un buen comienzo de año, lo que incrementa la incertidumbre. Aunque se intentan estrategias como promociones en redes, las ventas siguen golpeadas”, añadió.
Por último, en textil e indumentaria la temporada transcurre con un nivel de ventas por debajo de lo esperado para esta época del año. La pérdida de poder adquisitivo, la competencia con el comercio chileno —favorecido por precios más bajos y fronteras abiertas—, y la presencia de canales informales, generan un contexto complejo. Aun con promociones, muchos comerciantes señalan dificultades para sostener márgenes de rentabilidad.
“Frente a este panorama, se valora el esfuerzo por mantener la actividad mediante canales digitales y opciones de financiación. Algunos actores del sector reconocen estar atravesando momentos de fuerte preocupación, con liquidaciones anticipadas y dudas sobre la continuidad de sus negocios. A pesar de los intentos por adaptarse, la caída general del consumo representa un desafío considerable”, resalta CAME.