Argentina tiene uno de los mares más ricos y productivos del mundo, lo que nos obliga a cuidarlo, protegerlo y conservarlo, como recordatorio en este Día Mundial de los Océanos.
Nuestra costa atlántica posee más de 6.500 kilómetros, desde la desembocadura del Río de la Plata hasta el sur de Tierra del Fuego, y un mar con más de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, que implica 6,5 millones de km2 al sumarse la superficie de la plataforma continental extendida y las zonas económicas exclusivas reconocidas por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR).
La plataforma continental argentina, una de las más amplias del planeta, proporciona condiciones ecológicas óptimas para una gran variedad de especies marinas. Entre ellas destacan el calamar Illex argentinus, la merluza común (Merluccius hubbsi), la centolla, el langostino y diversas especies de tiburones, moluscos y crustáceos.
Esta riqueza ictícola promueve también la llegada de múltiples especies de mamíferos y aves que habitan en cientos de colonias naturales argentinas y a la vez, sustenta una de las industrias pesqueras más dinámicas del país: según datos de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, en 2023 se exportaron más de 440.000 toneladas de productos pesqueros, representando un ingreso superior a los 1700 millones de dólares.
La diversidad de especies también atrae a numerosas aves, cetáceos y pinnípedos. Zonas como Península Valdés, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad, son ejemplo del papel que juega el mar argentino como santuario de vida marina. En estas áreas se desarrollan procesos de alimentación, reproducción y migración esenciales para especies como la ballena franca austral, el pingüino de Magallanes o el elefante marino del sur.
Función ambiental y climática
Desde el punto de vista ecológico, el mar argentino actúa como regulador térmico y capturador de dióxido de carbono. A través del fitoplancton, absorbe parte del CO₂ atmosférico, contribuyendo a mitigar los efectos del cambio climático. Estudios del Servicio de Hidrografía Naval y del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) destacan su rol como sumidero de carbono, comparable al de grandes masas forestales.
Además, las corrientes oceánicas como la corriente de Malvinas influyen en la productividad biológica del área y generan frentes marinos —zonas de encuentro entre aguas de diferente temperatura y salinidad— que concentran nutrientes y promueven una alta biomasa. Estos frentes, como el del Talud Continental, son considerados zonas de alta sensibilidad ecológica y de gran valor para la conservación.
La importancia del mar argentino se ve amenazada por actividades como la pesca ilegal no declarada y no reglamentada (INDNR), especialmente en el límite exterior de la zona económica exclusiva. Organismos como la FAO y el Consejo Federal Pesquero han señalado reiteradamente la necesidad de fortalecer los sistemas de monitoreo y vigilancia. También existen presiones derivadas de la contaminación por plásticos, hidrocarburos y residuos industriales.
El mar argentino, entonces, no solo constituye un recurso económico de valor estratégico, sino también un ecosistema vital que requiere políticas integradas de gestión ambiental y soberanía científica.
En el marco del Día Mundial de los Océanos, Infobae habló con expertos argentinos del WCS, una organización internacional de conservación de la vida silvestre.
“La invitación es tomar conciencia del valor de la conservación de los océanos y del mar argentino. También el valor de encarar los desafíos y toma de gestiones para cuidarlo y preservarlo frente a distintas amenazas”, explicó a Infobae la directora de conservación costero-marina de WCS Argentina, Valeria Falabella.
“El mar Argentino tiene áreas de gran dinamismo y energía a nivel global. Es una de las zonas más productivas del hemisferio Sur. Es un ecosistema fuerte con una gran resiliencia. Está preparado para resistir varios golpes como el cambio climático, por sus características geomorfológicas y la peculiaridad de su talud, una meseta de poca profundida y pendiente de 200 metros, pero luego hay un precipicio profundo por donde corre la corriente de Malvinas, un brazo que se desprende de la corriente circumpolar antártica, la más potente del mundo”, precisó la experta.
Y agregó: “Son aguas ricas en nutrientes, con acceso a la energía solar. Hay sitios donde se mezclan las aguas. Eso genera grandes lugares productivos. Lo llamamos el supermercado del mar. Zonas como Península de Valdés, el Golfo de San Jorge o San Matías, donde también se concentran grandes colonias de mamíferos y aves. Es un mar muy productivo y valioso. Nuestro mar es uno de los más importantes a escala global”.
Para Falabella, el crear áreas protegidas, pensar estrategias de manejo ambiental e implementar vigilancia en la pesca, son algunas estrategias que se ponen en práctica ante la crisis ambiental que hoy vivimos.
“Hay una crisis ambiental, climática y fundamentalmente de valores que repercute en el medioambiente. Y por eso es importante cómo nos paramos frente a esta crisis. Cuál es nuestra posición. Si vamos a seguir adelante como si nada pasara o vamos a asumir la responsabilidad como humanos que tenemos frente a todo lo que está pasando a nivel medioambiental y de contaminación general. Nuestra propuesta es no mirar al otro lado y ser cómplices. Necesitamos abordar estrategias efectivas que sean respetuosas con el cuidado del medio ambiente y las distintas especies que viven el él con nosotros”, sostuvo.
El océano sostiene nuestra vida en absolutamente todos los sentidos. Desde AWS trabajamos de manera muy comprometida con estrategias de concientización y varias herramientas de comunicación. También trabajamos en ciencia muy fuertemente, lo que nos ayuda a tomar mejores decisiones”, remarcó Falabella.
Qué son las áreas protegidas y para qué sirve conservarlas
WCS Argentina comenzó a diseñar este sitio web en el año 2019 con la intención de visibilizar las áreas costeras y marinas protegidas (AMP) de la Argentina y generar un espacio de colaboración a largo plazo, donde representantes de instituciones gubernamentales, gestores, guardafaunas y guardaparques, ONGs, naturalistas y expertos aporten conocimiento e información sobre la relevancia de estas áreas y la importancia de su gestión efectiva. La página es un espacio informativo y dinámico, en constante actualización, revisión y enriquecimiento.
“El sitio nace con el objetivo de contribuir a comunicar visualizar las áreas protegidas tienen nuestro país, tanto a nivel nacional, provincial como también municipal. El mismo cuenta con los recursos naturales, algunas las cuales no son conocidas”, explicó Paola Gonzalez, encargada del Desarrollo y actualización de contenido.
Y agregó: “Entonces nosotros queremos contribuir a poner en valor esas áreas a través de nuestro sitio web. Observamos las áreas marinas y las costeras protegidas. Cada sitio tiene su nombre y características propias como la ubicación geográfica, año de creación, la superficie protegida junto con un mapa, las actividades humanas que se desarrollan, etc”.
Según detalló, los lectores en busca de información específica sobre un área protegida pueden ingresar a la sección “Áreas Protegidas”, recorrer la grilla y acceder desde allí a las fichas técnicas de las AMP. Los filtros ubicados en el margen izquierdo de la pantalla permiten agilizar la búsqueda.
Las Áreas Costeras y Marinas Protegidas (ACMP) son herramientas clave para la conservación y brindan soluciones efectivas en un presente marcado por el cambio climático y la degradación ambiental. Sin embargo, la falta de conciencia sobre su importancia, y la escasa comprensión sobre los desafíos que enfrentan estas áreas dificulta el desempeño de un rol más proactivo en su cuidado por parte de la sociedad.
Un llamado al cuidado
Con motivo del Día Mundial de los Océanos, que se celebra cada 8 de junio, Fundación Vida Silvestre Argentina hace un llamado urgente a impulsar medidas concretas que aseguren la protección de los ecosistemas marinos.
Este año, bajo el lema “Maravillas oceánicas: sostener lo que nos sustenta”, la fecha cobra especial relevancia ya que sucede en el marco del Decenio de Ciencias Oceánicas de la ONU y cercana a la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3), que tendrá lugar del 9 al 13 de junio en Niza, Francia.
“El modelo actual está fallando, pero los océanos tienen una extraordinaria capacidad de recuperación y están ocupando un rol cada vez más relevante en la agenda internacional. Hay evidencia clara de que las áreas marinas protegidas y la gestión pesquera basada en la ciencia permiten la recuperación de especies y hábitats. Necesitamos acciones audaces y urgentes para conservar nuestros mares y transitar hacia un futuro más sostenible”, afirmó Diego Albareda, coordinador de paisajes costero-marinos de Fundación Vida Silvestre.
El mar argentino se enfrenta a múltiples problemáticas y amenazas complejas, pero en la última década hubo un aumento de la conciencia sobre la necesidad global de preservar los océanos sanos, y se ha avanzado en incorporar herramientas que permitan conservar sitios claves. Fundación Vida Silvestre Argentina posee una trayectoria histórica en la defensa de estos ecosistemas, cumpliendo un rol protagónico en el diseño e implementación Políticas de Conservación, con acciones como ser donaciones estratégicas a la Administración de Parques Nacionales de áreas que dieron origen al Parque Nacional Monte León y Campos del Tuyú, como también en la administración de la Reserva San Pablo de Valdés, implementación de proyectos de conservación y la promoción de prácticas sustentables.
Con relación a la pesca en el mar argentino, se requiere acelerar la transformación hacia un manejo con enfoque ecosistémico; una gestión integral y participativa de la pesca que asegure la sustentabilidad del recurso, la conservación de la biodiversidad y el sustento de las comunidades y economías. “Avanzar con una ley de trazabilidad pesquera, reducir el descarte, proteger especies en peligro y aplicar nuevas tecnologías son estrategias que se deben implementar para garantizar la sostenibilidad de la actividad, dentro del marco del enfoque ecosistémico de la pesca”, sostuvo Albareda.
La situación de los océanos es crítica, pero aún hay tiempo de revertirla. La presión de las actividades humanas sobre los ecosistemas marinos pone en riesgo, no solo su importante función biológica para el bienestar de la humanidad y su desarrollo, sino también muchas otras actividades productivas que dependen de la salud de los océanos.
Los plásticos, el mar y el cuidado del medio ambiente
La “contaminación por plásticos” es la presencia de este material en el ambiente marino, terrestre y sus ecosistemas. A nivel mundial, el 80% de los desechos de los océanos proviene de actividades originadas en tierra como la pesca, el transporte marítimo, cruceros, o barcos, entre otros medios, producto de la mala conducta de arrojar residuos al mar o dejarlos abandonados cerca de las costas.
Bajo el lema de que el problema no es el material en sí, sino su uso indiscriminado y la falta de gestión responsable, Ecoplas, la asociación civil que impulsa la circularidad de los plásticos y el cuidado del medio ambiente, propone un enfoque centrado en la economía circular, donde los plásticos bien diseñados y gestionados tienen un rol clave en la construcción de un modelo productivo regenerativo y eficiente.
Además del plástico, otros materiales como vidrios, metales, caucho, textiles o restos de pintura también afectan los ecosistemas hídricos. Sin embargo, es la insuficiente e ineficiente gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU) la principal causa del problema, junto a la falta de políticas públicas que fomenten hábitos responsables de consumo. Para revertir esta situación, la implementación de sistemas organizados de recuperación y reciclado representa una oportunidad concreta para transformar residuos en recursos, mediante innovación, tecnología y la participación activa de la sociedad.
Tips para cuidar nuestros océanos
Desde Ecoplas, invitan a incorporar hábitos simples pero significativos que ayudan a proteger el mar:
- No dejar residuos en la playa, ríos o espacios públicos: siempre llevar una bolsa para recolectarlos.
- Separar los residuos en origen y asegurarse de que lleguen a sistemas de reciclado.
- Participar en actividades de limpieza comunitaria en playas y costas.
- Consumir de manera responsable y elegir productos reciclables o reciclados.
- Promover la educación ambiental en el hogar, escuelas y espacios comunitarios.
La clave está en una economía circular que incluya a los plásticos bien gestionados. Los llamados plásticos circulares —aquellos diseñados, usados y reprocesados para mantenerse dentro del sistema productivo con el menor impacto posible— son prueba de que es posible construir un sistema más eficiente, regenerativo y resiliente.