No puede ser más lindo, más preciso, el título de esta autobiografía de la escritora inglesa Jeanette Winterson. ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, se llama el libro, que ahora reedita Lumen. Que tampoco es tan fácil, ser normal, eh.
Winterson nació en 1959 y en 1960 fue adoptada por una familia muy religiosa. Su infancia estuvo marcada por la adopción en esa familia, que esperaba un hijo varón. Su madre adoptiva, una ferviente cristiana pentecostal, ejercía un control estricto y a menudo hostil sobre el hogar. La figura de Mrs Winterson se describe como imponente, tanto física como emocionalmente, y su relación con la literatura era de desconfianza: “El problema con un libro es que nunca sabes lo que hay dentro hasta que es demasiado tarde”, respondía cuando se le preguntaba por la ausencia de libros en casa. Esta actitud se tradujo en episodios de represión, como la quema de los libros que Jeanette leía a escondidas, y castigos que incluían privación de alimento y encierros.
La represión no se limitaba a la curiosidad intelectual. Cuando Winterson fue descubierta en una relación con otra chica, su madre la sometió a rituales religiosos y violencia física con el objetivo de “exorcizar” los supuestos espíritus malignos. La situación llegó a tal extremo que, tras un ultimátum, Jeanette decidió abandonar el hogar. Pasó noches en el coche de una amiga y luego encontró refugio en la casa de una profesora, quien la animó a postularse a Oxford. Este apoyo resultó fundamental para que la autora pudiera reconstruir su vida lejos del ambiente opresivo de su infancia.
El libro -publicado originalmente en 2011- se adentra en el periodo en que su relación con la directora de teatro Deborah Warner termina abruptamente. Este quiebre emocional la lleva a una crisis profunda, que incluye un intento de suicidio. La autora reconoce que su incapacidad para encontrar equilibrio y seguridad emocional contribuyó a la ruptura. Posteriormente, al iniciar una relación con la terapeuta Susie Orbach, encuentra la estabilidad suficiente para buscar a su madre biológica, un proceso que implica desafíos legales y emocionales.
La narración de Winterson se caracteriza por una franqueza poco habitual, tanto al hablar de los demás como de sí misma. La autora no escatima en detalles sobre su sufrimiento ni sobre la crudeza de sus decisiones. La honestidad con la que describe su encuentro con la familia biológica, así como la reacción ante las críticas hacia Mrs Winterson, revela la complejidad de sus sentimientos: “Era un monstruo, pero era mi monstruo”, afirma la autora.
Es que el momento en que Jeanette Winterson se enfrenta a su madre biológica y experimenta una mezcla de necesidad, cautela y una inesperada falta de satisfacción marca un giro decisivo en su libro de memorias. Este encuentro, lejos de ofrecer respuestas sencillas o consuelo inmediato, expone la complejidad de las heridas emocionales que persisten a lo largo de la vida y la dificultad de reconciliar el pasado con el presente.
La obra también explora las paradojas de la relación entre madre e hija. Aunque Mrs Winterson intentó reprimir la imaginación y la independencia de Jeanette mediante el miedo y la religión, terminó fomentando en ella una pasión por la lectura y la escritura. Por ejemplo, la madre le leía en voz alta Jane Eyre a una Jeanette de siete años, alterando el final para que la protagonista se casara con un personaje secundario. Este gesto, aunque autoritario, demuestra un interés genuino por las historias y su desenlace, lo que añade una capa de ambigüedad a la figura materna.
El libro no solo relata hechos pasados, sino que aborda cuestiones actuales y personales, involucrando a personas reales cuyas identidades a veces se mantienen en el anonimato. La autora asume riesgos al exponer tanto su propia vulnerabilidad como la de quienes la rodean, lo que genera inquietud sobre las posibles repercusiones de su franqueza. A pesar de ello, la obra se sostiene sobre una combinación de humor, compasión y una búsqueda incesante de la verdad, elementos que han caracterizado la trayectoria literaria de Winterson.
El título del libro, ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, alude a una pregunta que la madre adoptiva le hizo a Jeanette. Esta frase encapsula el conflicto central de la memoria: la tensión entre la conformidad y la autenticidad, entre el deseo de pertenecer y la necesidad de ser fiel a uno mismo. La autora logra transformar el dolor y la adversidad en una celebración de las contradicciones que la han formado, sin perder de vista la complejidad de las relaciones humanas y la dificultad de encontrar respuestas definitivas.
Finalmente, el mayor logro de Winterson radica en su capacidad para enfrentar los aspectos más incómodos de su historia personal con inteligencia y destreza verbal. La autora no solo revisita su pasado, sino que lo examina con una mirada crítica y compasiva, invitando al lector a reflexionar sobre la posibilidad de sanar y reinventarse, incluso cuando las heridas parecen insuperables.