Donald Trump y Elon Musk en el Salón Oval de la Casa Blanca, el pasado viernes 30 de mayo (AP Foto/Evan Vucci)

El presidente Donald Trump estaba molesto.

La semana pasada, minutos antes de entrar en el Despacho Oval para despedir a Elon Musk en un acto transmitido por televisión, un ayudante le entregó un expediente.

Los papeles mostraban que el candidato de Trump para dirigir la NASA —colaborador cercano de Musk— había hecho donativos a demócratas destacados en los últimos años, incluidos algunos de los cuales Trump se enteraba por primera vez.

El presidente dejó a un lado su indignación y se despidió cordialmente en público. Pero en cuanto las cámaras salieron del Despacho Oval, el presidente se enfrentó a Musk. Empezó a leer algunos de los donativos en voz alta, negando con la cabeza.

Esto no estaba bien, dijo el presidente.

Musk, quien lucía un ojo morado que achacó a un puñetazo de su hijo pequeño, intentó explicarse. Dijo que Jared Isaacman, un empresario multimillonario que iba a convertirse en el próximo administrador de la NASA, se preocupaba por obtener resultado. Sí, había hecho donaciones a los demócratas, pero también lo había hecho mucha gente.

Quizá sea algo bueno, dijo Musk al presidente: demuestra que estás dispuesto a contratar a gente de todas las tendencias.

Pero Trump no se inmutó. Dijo que la gente no cambia. Este es el tipo de gente que se vuelve contra uno, dijo, y no terminará bien para nosotros.

El momento de irritación fue una señal de las tensiones latentes entre los dos hombres y que estallarían menos de una semana después, trastocando lo que había sido una de las alianzas más extraordinarias de la política estadounidense.

Este relato del derrumbe de los lazos entre el presidente y Musk se basa en entrevistas con 13 personas con conocimiento directo de los hechos, las cuales pidieron el anonimato para describir conversaciones privadas.

Aunque la relación había ido perdiendo fuerza en los últimos meses a medida que Musk se enfrentaba con funcionarios de Trump, personas cercanas a ambos hombres dijeron que el desacuerdo en torno a Isaacman aceleró la ruptura.

Antes de que la destitución de Isaacman le hiciera sentirse humillado, Musk había planeado irse de la Casa Blanca con relativa discreción.

Ahora los dos hombres, que en un momento parecían inseparables, están en bandos opuestos. Musk ha insinuado que Trump debería ser destituido. Trump ha amenazado con cancelar los contratos gubernamentales con las empresas de Musk.

Trump, que fue informado de un artículo del New York Times sobre el consumo de drogas de Musk, dijo a sus colaboradores que el comportamiento “loco” de Musk estaba relacionado con su consumo de drogas, según dos personas con conocimiento de las conversaciones privadas del presidente.

Jared Isaacman, cercano a Elon Musk, había sido elegido para dirigir la NASA (REUTERS/Ken Cedeno)

Un nombramiento hundido

Pocos puestos de los miles del gobierno federal le importaban más a Musk que el de jefe de la NASA, por su relevancia clave para SpaceX, su negocio de cohetes. Por ello, era un gran beneficio personal para Musk que Trump eligiera a Isaacman, quien ha volado dos veces al espacio con SpaceX, para supervisar la agencia.

Las donaciones de Isaacman a los demócratas no siempre habían sido un problema.

Aunque Trump dijo en privado a sus asesores que le sorprendió enterarse de los donativos, él y su equipo habían sido informados al respecto durante la transición presidencial, antes del nombramiento de Isaacman, según dos personas con conocimiento de los hechos.

Pero el viernes pasado, cuando Trump revisó el expediente que contenía los detalles de las donaciones, claramente había cambiado de opinión.

Musk apenas montó una defensa de su amigo. Le preocupaba hacerlo cuando había otras personas cerca, entre ellas Sergio Gor, director de la oficina de personal de la presidencia, quien se había enfrentado a Musk por otros asuntos de personal. Musk creía que podría hablar con el presidente en algún momento después de la reunión, en privado.

Pero Musk nunca tuvo la oportunidad de exponer su caso.

En las horas posteriores a la despedida en el Despacho Oval, Trump decidió que retiraría a Isaacman de la terna. Musk se quedó atónito por lo rápido que ocurrió todo.

Los aliados de Musk han argumentado en privado que los donativos recientes de Isaacman a los demócratas no eran ideológicos y que se hicieron a instancias del senador Mark Kelly, demócrata por Arizona y exastronauta. Un portavoz de Kelly declinó hacer comentarios.

Mientras Musk lidiaba con las consecuencias del fracaso de la nominación, pasó parte del fin de semana en las afueras de Missoula, Montana, como invitado al “Symposium”, un evento para ejecutivos tecnológicos, inversores y fundadores de startups organizado por Founders Fund, la empresa de capital riesgo fundada por Peter Thiel.

Compartió con los invitados en Paws Up, un complejo de lujo con tiendas de glamping y cabañas de lujo situado en un rancho ganadero histórico de 15.000 hectáreas. Allí mantuvo una amplia conversación con Thiel, quien, según una persona enterada de las conversaciones, no intuyó que se avecinara alguna disputa con el presidente.

Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, quien se ha enemistado abiertamente con Musk, también estuvo presente, aunque no se dirigieron la palabra.

Musk seguía teniendo muy presentes los acontecimientos de Washington.

Tras pasar un día en Montana, se dedicó en serio a atacar la principal prioridad nacional de Trump: el proyecto de ley republicano que se abre paso en el Congreso y que recortaría drásticamente los impuestos y destinaría más dinero al ejército y a la aplicación de las leyes migratorias.

En privado y en público, Musk mostraba preocupación por el proyecto de ley, pues creía que su gasto eliminaría el supuesto ahorro de su Departamento de Eficiencia Gubernamental (conocido como DOGE) y aumentaría el déficit federal.

Algunos legisladores republicanos habían intentado calmar los temores de Musk. El lunes, el presidente del Congreso Mike Johnson explicó en detalle al multimillonario el proyecto de ley y dijo que el Congreso intentaría codificar el trabajo realizado por el DOGE. Tras la llamada, Johnson dijo a sus colaboradores que creía que Musk estaba desinformado sobre la legislación y el proceso del Congreso, pero que había podido razonar con el hombre más rico del mundo, según una persona familiarizada con la conversación.

El lunes por la noche, Musk seguía preocupado. Lo dejó entrever en X, volviendo a publicar un gráfico que aparentemente mostraba el aumento anual de la deuda nacional.

“Da miedo”, escribió Musk como pie de foto.

Trump no respondió a las críticas de Musk sobre el proyecto de ley y mantuvo una agenda pública ligera.

El puesto de jefe de la NASA era de suma importancia para Elon Musk por su relevancia clave para SpaceX (REUTERS/Gabriel V. Cardenas)

Debacle

La alianza entre Trump y Musk se rompió por completo el jueves, seis días después de que los dos hombres hicieran una exhibición de camaradería en el Despacho Oval.

Musk, quien había enfocado en gran medida sus ataques en los republicanos del Congreso, había empezado a dirigir más indignación contra el propio presidente.

Así que, cuando se le preguntó a Trump por los comentarios de Musk durante una reunión con Friedrich Merz, el nuevo canciller alemán, el presidente por fin se soltó. Dijo que estaba “decepcionado” de Musk, restó importancia al apoyo financiero del multimillonario a su campaña presidencial y afirmó que Musk había desarrollado el “síndrome de enajenación de Trump” tras abandonar la Casa Blanca.

Musk respondió en tiempo real. En X, su plataforma de redes sociales, desató un torrente de ataques. Afirmó que había referencias al presidente en documentos gubernamentales sobre Jeffrey Epstein, el agresor sexual, y expresó su apoyo a la destitución del presidente. También dijo que los aranceles de Trump provocarían una recesión a finales de año.

Más tarde, Trump, utilizando su propia plataforma de medios sociales, amenazó con recortar miles de millones de dólares en contratos federales con las empresas de Musk.

El jueves por la noche, Musk señaló que estaría dispuesto a rebajar la tensión, mientras que el presidente parecía tener poco interés en una reconciliación inmediata. Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Trump no tenía previsto llamar a Musk.

“El presidente Trump es el líder inequívoco del Partido Republicano y la gran mayoría del país aprueba su labor como presidente”, dijo en un comunicado Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca. “La inflación ha bajado, la confianza de los consumidores y los salarios han subido, el informe sobre el empleo ha superado las expectativas por tercer mes consecutivo, la frontera es segura y Estados Unidos está más genial que nunca”.

Una portavoz de Musk no respondió a una solicitud de comentarios.

En el marco de su reunión con el canciller alemán Friedrich Merz, en la Casa Blanca, Donald Trump se refirió a su relación con Elon Musk (REUTERS/Kevin Lamarque)

Musk, sus aliados e incluso algunos funcionarios de la Casa Blanca culpan ahora a Gor, al considerar que saboteó a Isaacman cuando Musk estaba a punto de salir. Pero algunos aliados cercanos a Trump dicen que a Gor se le criticaba injustamente por una decisión que, en última instancia, corresponde al presidente.

Gor y Musk se habían enfrentado varias veces a principios del segundo mandato de Trump, incluso en dos reuniones del gabinete, en las que Musk cuestionó la rapidez con la que Gor se movía para ocupar los altos cargos de las agencias. Los equipos de Musk y Gor discrepaban a menudo sobre el personal y la cantidad de poder que debía darse a los ayudantes del Departamento de Eficiencia Gubernamental.

Pero el cargo de Gor —director de la Oficina Presidencial de Personal de la Casa Blanca— no refleja el alcance de su influencia en la órbita del presidente. Gor fundó un super PAC a favor de Trump durante las elecciones presidenciales de 2024, y cofundó una editorial con Donald Trump Jr. que ha publicado libros del presidente y sus aliados.

Los ayudantes y aliados del presidente saltaron rápidamente en defensa de Gor el viernes.

“Sergio Gor es un miembro vital del equipo y ha ayudado al presidente Trump a crear una gestión insuperable”, dijo en un comunicado Steven Cheung, director de comunicaciones de la Casa Blanca.

¿Y Musk?

Funcionarios de la Casa Blanca dijeron el viernes que Trump estaba considerando la posibilidad de vender el Tesla rojo brillante que adquirió en marzo como muestra de apoyo a Musk.

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