El volcán de Fuego, uno de los más activos de Guatemala, volvió a entrar en erupción este miércoles por la noche, obligando a los vecinos de las comunidades cercanas a evacuar sus hogares y a las autoridades a anular el paso de los caminos de la zona.

Se trata del segundo evento de gran magnitud en lo que va del año, tras una serie de actividades volcánicas intensas registradas en febrero.

El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) precisó que la erupción comenzó con la emisión de grandes columnas de humo y cenizas que rápidamente cubrieron el cielo nocturno. A ello le siguió la formación de flujos piroclásticos moderados -compuestos por gas, ceniza y rocas– que descendían rápidamente, generando la caída abundante de ceniza en varias localidades que, a altas temperaturas, representan un grave riesgo para la vida y la salud de las personas.

Ante esta situación, la Coordinadora Nacional Para la Reducción de Desastres (Conred) puso en marcha su protocolo de emergencias y procedió a evacuar a aproximadamente 330 personas hacia albergues temporales, aunque se espera que el número continúe aumentando a medida que la actividad del volcán se intensifica.

De momento, las principales aldeas afectadas son Panimaché I y Morelia, así como otras cuatro comunidades en los departamentos de Sacatepéquez y Chimaltenango, donde se sitúa el volcán.

Wilver Guerra, un residente del caserío El Porvenir, relató su experiencia tras verse obligado a reubicarse en uno de los albergues del departamento de Chimaltenango.

“Al principio todo parecía normal, solo se veía el fuego por la mañana. Sin embargo, cuando la actividad del volcán aumentó, las autoridades decidieron que era mejor evacuar a tiempo”, comentó.

Aproximadamente 330 personas debieron ser evacuadas

Asimismo, Conred ordenó el cierre de la Ruta Nacional 14 (RN14), una arteria importante en la región, para evitar el tránsito en las áreas cercanas a la actividad volcánica y se elevó la alerta institucional de verde a naranja, debido al aumento de la actividad sísmica y volcánica.

El Ministerio de Educación, por su parte, definió cerrar temporalmente 39 escuelas con el fin de proteger a estudiantes y profesores de la caída de cenizas y en medio de las preocupaciones sobre la calidad del aire.

El volcán de Fuego, situado en el suroeste de la región, entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, es reconocido como uno de los más peligrosos en Guatemala, junto a otros dos en el país, dado que ha mantenido una persistente actividad durante años.

De hecho, una de las erupciones más violentas en la historia reciente de Guatemala tuvo lugar allí el 3 de junio de 2018 y dejó más de 200 muertos, mientras que comunidades enteras fueron sepultadas bajo cenizas y materiales volcánicos, marcando un trágico capítulo en la historia del país.

Las autoridades y familias aún recuerdan cómo esa fatídica mañana de domingo, tras la habitual presencia de columnas de ceniza, el volcán intensificó su actividad. Las evacuaciones se realizaron rápidamente, pero la velocidad y magnitud del flujo piroclástico dejaron poco margen para la acción. Miles fueron sorprendidos y sepultados, y los registros oficiales apenas captan la tragedia verdaderamente vivida.

Hoy, las comunidades en torno al volcán de Fuego viven con una combinación de vigilancia y rutina, conscientes de la amenaza latente que representa. La preparación y las rápidas acciones de las autoridades buscan evitar la repetición de la catástrofe de 2018.

(Con información de AP)