Rafael Grossi, Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (REUTERS/Leonhard Foeger/Archivo)

En una etapa delicada de las relaciones internacionales, el régimen de Irán y Estados Unidos continúan su ronda de negociaciones sobre el programa nuclear iraní, con avances recientes que han sorprendido a observadores internacionales. La quinta reunión entre ambas delegaciones, celebrada en Roma bajo mediación de Omán, ha sido calificada como uno de los encuentros más productivos hasta la fecha.

En una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera, Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), analizó estos progresos y subrayó la urgencia de alcanzar un acuerdo duradero.

La ciudad de Roma, sede de este nuevo ciclo de conversaciones, ha adquirido una relevancia simbólica y estratégica. Italia, históricamente excluida del grupo E3 (Alemania, Francia y Reino Unido), desempeña ahora un papel singular. Según Grossi, esta posición se debe tanto al renovado peso diplomático del país bajo el gobierno de Giorgia Meloni como al aprecio cultural que el régimen de Irán manifiesta hacia las civilizaciones antiguas como la romana o la griega, en las que reconoce similitudes con su propia historia persa.

Italia ha reforzado en los últimos años su compromiso con la no proliferación nuclear, proporcionando apoyo técnico y diplomático a organismos internacionales. En este marco, Roma emerge como espacio neutral, ideal para encuentros bilaterales marcados por la desconfianza y el escepticismo.

“En este momento, la colaboración italiana en materia de no proliferación es muy sólida. Su país nos está brindando apoyo en muchos frentes. Estoy en contacto con Meloni y hablo a menudo con el ministro Antonio Tajani, con quien mantengo un diálogo continuo”, afirmó Grossi.

Grossi -segundo desde la izquierda- visitó el pasado mes de noviembre la planta nuclear de Natanz, en Irán (Atomic Energy Organisation of Iran/WANA via REUTERS)

Rafael Grossi y la perspectiva del OIEA

El diplomático argentino, al frente del OIEA desde 2019, reafirmó la importancia de mantener abiertos los canales diplomáticos. “Debemos preocuparnos solo cuando las partes declaren que ya no hay diálogo”, advirtió.

Para Grossi, la continuidad de las conversaciones, aunque tensas, constituye en sí un signo de que aún es posible evitar una deriva militar.

El OIEA no participa directamente en la mesa de negociaciones, pero mantiene interlocución con ambas delegaciones —lideradas por el estadounidense Steve Witkoff y el iraní Abbas Araghchi— ofreciendo asistencia técnica sobre la viabilidad de las propuestas discutidas.

“Nuestra perspectiva es técnica, pero útil para ambas partes. Aportamos una visión sobre la viabilidad de los temas en discusión: nuestros inspectores están en Teherán. En estos años, Irán no nos ha dado toda la accesibilidad necesaria para evaluar si su programa nuclear es únicamente pacífico. Con un acuerdo, esto también cambiaría”.

El régimen de Irán almacena más uranio del permitido (Organización de Energía Atómica de Irán vía AP, archivo)

La cuestión del enriquecimiento de uranio

Uno de los puntos más conflictivos sigue siendo el enriquecimiento de uranio por parte del régimen persa. Washington exige la eliminación total de esta práctica, algo que Teherán considera inaceptable.

“Hay que distinguir entre un programa de uso pacífico y la tecnología de enriquecimiento. En cuanto al programa nuclear civil iraní, Estados Unidos no tiene objeciones. Al contrario, en total estilo Trump, quieren participar, hacer negocios. Irán ha declarado su intención de aumentar su capacidad nuclear con seis o siete nuevas centrales y ha mencionado una posible colaboración con Arabia Saudita. El punto delicado es el enriquecimiento”, apuntó Grossi.

Y agregó: “Irán siempre ha querido tener control sobre todo lo que se llama el ciclo del combustible, incluida la tecnología de enriquecimiento: esto no está prohibido jurídicamente. Estados Unidos no confía y teme que Irán use este proceso para avanzar hacia un arma atómica. Irán siempre lo ha negado y responde: ‘Tenemos derecho a esta tecnología, no aceptamos prohibiciones’”.

En ese sentido, Grossi explicó que el uranio es utilizado en los reactores “para mejorar el rendimiento del combustible”. “Estados Unidos pediría a Irán que no enriquezca, sino que lo importe”, aclaró.

Días atrás, el régimen advirtió que seguirá enriqueciendo uranio “con o sin acuerdo” con las potencias mundiales.

Grossi consideró que Trump podría buscar un acuerdo nuclear con Irán más pragmático que el de 2015:

Trump y un eventual acuerdo con Irán

El presidente de Estados Unidos ha señalado su disposición a cerrar un nuevo acuerdo nuclear con Teherán. Aunque no se ha pronunciado sobre una reedición del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) firmado en 2015 bajo la presidencia de Barack Obama, fuentes cercanas indican que estaría dispuesto a aceptar un pacto más simple y directo.

Grossi se mostró algo escéptico sobre una réplica exacta del pacto de 2015, considerando que aquel era un acuerdo multilateral de compleja implementación. En su opinión, se estaría explorando una fórmula más pragmática, en consonancia con el estilo de Trump.

“Imagino que, si logran un acuerdo, será diferente al JCPOA, que era complejo y por etapas. A mi parecer, se está discutiendo algo mucho más simple, al estilo Trump: cero enriquecimiento, cero sanciones”, manifestó el jefe del OIEA a Corriere della Sera.

Consultado sobre si tiene esperanzas de que se llegue a un eventual acuerdo, respondió: “No debemos ser ingenuos, pero un acuerdo es necesario y se está buscando cómo concretarlo. También Trump lo desea. Debemos apoyar la vía diplomática, no podemos contemplar una solución militar: sería un desastre. Las amenazas de los iraníes no son vacías”.

Tanto Estados Unidos como Israel acusan al régimen iraní de buscar una bomba atómica. Grossi, quien visitó Teherán en varias oportunidades, también se pronunció sobre este temor de Occidente: “Hay una diferencia entre el material y el artefacto. Desde el punto de vista del material, están muy avanzados: ya lo tienen. En estos años han acumulado suficiente. Pero para tener un arma atómica se necesitan otras tecnologías: no son imposibles para los iraníes. Ellos mismos han dicho: ‘Tenemos todas las piezas del rompecabezas’”.

Rafael Grossi reiteró su preocupación por la situación en la central nuclear ucraniana de Zaporizhzhia:

Riesgos colaterales: la central ucraniana de Zaporizhzhia

En paralelo al dossier iraní, el OIEA mantiene su atención sobre otra zona crítica: la central nuclear de Zaporizhzhia, en Ucrania, actualmente bajo ocupación rusa. Grossi advierte que esta planta se encuentra en una zona de combate activo, donde la coexistencia de tropas rusas y ucranianas incrementa el riesgo de un accidente nuclear.

La presencia de técnicos del OIEA busca evitar un desastre, actuando también como símbolo de mediación y vigilancia internacional.

“Zaporizhzhia sigue siendo un lugar extremadamente peligroso”, aseguró Grossi.

Camino hacia un acuerdo en medio de un clima de tensión en Medio Oriente

Durante el reciente encuentro en Roma, todas las partes involucradas han coincidido en que hubo avances significativos. El ministro iraní Araghchi calificó la reunión como “una de las más profesionales”, destacando que se pusieron sobre la mesa “nuevas ideas que podrían representar una solución”. La posibilidad de avanzar hacia aspectos técnicos en los próximos encuentros da esperanza a quienes apuestan por la diplomacia.

Desde Washington, se subraya que la visión del OIEA ha contribuido a convencer a Trump de que la negociación sigue siendo la mejor alternativa.

Sin embargo, el equilibrio nuclear en Oriente Medio sigue pendiendo de un hilo. Las negociaciones entre Irán y Estados Unidos, aunque plagadas de obstáculos, siguen su curso con la expectativa de un desenlace diplomático que evite una escalada militar. En este contexto, el papel del OIEA y de mediadores como Italia se revela crucial. Mientras continúe el diálogo, persiste la posibilidad de evitar un enfrentamiento que podría tener consecuencias catastróficas para la región y el mundo.