Un estudio destaca que observar arte mejora el bienestar emocional y fomenta la conexión social (Freepik)

Frente a un mundo que demanda productividad constante y en donde el estrés y la ansiedad parecen dominar, hay algo profundamente revolucionario en tomarse un momento para observar una obra de arte. Un reciente estudio internacional sugiere que esa pausa estética, aparentemente sencilla, podría ser clave para mejorar nuestro bienestar emocional y nuestra conexión social.

Aunque un cuadro no cura una enfermedad ni alivia una herida física, los efectos profundos que tiene sobre nuestra mente y emociones están comenzando a ser documentados científicamente, publicó Muy Interesante.

En abril de 2025, The Journal of Positive Psychology publicó una revisión sistemática que explora cómo la simple acción de mirar arte puede influir en nuestra salud mental. El estudio, liderado por un equipo de psicólogos, neurocientíficos y filósofos de universidades de renombre, como las de Viena y Cambridge, se basó en 38 investigaciones previas que involucraron a más de 6.800 participantes.

Los resultados sugieren que, en determinados contextos, contemplar arte puede ser beneficioso para nuestro bienestar. Sin embargo, los investigadores destacan que no basta con observar cualquier tipo de obra de arte: el contexto y la manera en que nos acercamos al arte son factores determinantes.

Investigadores europeos identificaron mecanismos concretos por los que observar una obra visual mejora el bienestar psicológico
(Imagen Ilustrativa Infobae)

El impacto positivo del arte en las emociones

Uno de los hallazgos más destacados del estudio es la capacidad del arte visual para inducir sentimientos de placer, reducir el estrés y fomentar la reflexión personal. Aunque los efectos varían según el tipo de arte y el contexto, se observó que la contemplación de obras en museos, hospitales o incluso a través de plataformas en línea puede activar mecanismos emocionales que favorecen la regulación emocional y, en muchos casos, proporcionan una sensación de bienestar.

“El arte no es solo un refugio estético, sino una herramienta que puede transformar nuestra salud mental y emocional”, afirma el reporte, destacando estudios pioneros en esta área. Actividades como pintar, bailar o cantar fueron relacionadas con beneficios psicológicos desde hace décadas. Sin embargo, hasta ahora, pocos estudios habían centrado su atención exclusivamente en el acto de ser espectador, es decir, en observar arte visual sin la necesidad de crear nada.

Eudaimonía: un bienestar más profundo

El concepto de bienestar es complejo y no se limita solo a la sensación de placer momentáneo. Un aspecto clave de la investigación fue el hallazgo de que el arte puede facilitar experiencias de “eudaimonía”, un tipo de bienestar profundo que se asocia con tener un propósito en la vida, desarrollar la identidad personal y experimentar crecimiento.

A diferencia del bienestar hedónico, que se basa en momentos placenteros inmediatos, la eudaimonía implica procesos más duraderos que contribuyen al sentido de la vida.

La contemplación artística activa mecanismos emocionales que favorecen la regulación emocional y el bienestar (Freepik)

Los investigadores encontraron que contemplar arte, especialmente cuando se reflexiona sobre uno mismo a través de las obras vistas, puede proporcionar momentos de transformación personal y reafirmación de la identidad. Esto promueve el bienestar individual, reforzando la conexión con valores y propósitos más profundos.

Cinco mecanismos clave para el bienestar

El estudio identificó cinco mecanismos principales a través de los cuales el arte impacta nuestro bienestar:

  • Procesos afectivos: el arte ayuda a regular las emociones, actúa como una distracción positiva y genera sensaciones placenteras.
  • Procesos cognitivos: contemplar arte estimula la mente, fomenta la reinterpretación de experiencias y la exploración de nuevas perspectivas.
  • Procesos sociales: en contextos grupales, la contemplación artística promueve la empatía y la conexión entre individuos.
  • Transformación del yo: el arte facilita la afirmación de la identidad personal y puede ayudar en la reconstrucción del sentido de la vida, lo que contribuye a la resiliencia emocional.
  • Fomento de la resiliencia: el arte también juega un papel en la restauración psicológica y en la adopción de comportamientos más saludables.

Cinco mecanismos clave muestran cómo el arte influye en emociones, cognición, identidad y conexión social (Freepik)

Estos mecanismos no son independientes entre sí; de hecho, se refuerzan mutuamente, dependiendo del tipo de arte, el contexto y la disposición emocional del espectador.

El contexto importa: ¿dónde y cómo vemos arte?

No todo arte tiene los mismos efectos. El estudio sugiere que el contexto en el que se experimenta el arte puede modificar los resultados. Por ejemplo, en entornos clínicos como los hospitales, el arte tiene el potencial de suavizar la experiencia de los pacientes, reducir el estrés asociado con la hospitalización y aumentar el sentido de autonomía.

En algunos casos, como el de los pasillos decorados con obras de arte, incluso se observó un aumento en el tiempo que los pacientes pasaban caminando, lo que favorece la recuperación física.

Por otro lado, el arte contemplado en soledad puede promover una mayor introspección y autoconocimiento, mientras que el arte observado en grupo puede fomentar la interacción social y mejorar la sensación de comunidad.

El arte como herramienta accesible de autocuidado

Una de las grandes ventajas del arte visual es su accesibilidad. A diferencia de otras formas de autocuidado que pueden requerir habilidades especiales o recursos económicos elevados, ver arte es una actividad económica y fácil de integrar en la vida diaria. Puede hacerse desde casa, en un museo público o incluso en plataformas digitales, lo que lo convierte en una herramienta accesible para todos.

“Contemplar una obra de arte puede ser una pausa poderosa y profundamente humana, capaz de reconectarnos con nosotros mismos y los demás”, concluye la investigación. En un mundo que valora la productividad por encima de todo, detenerse a contemplar arte puede ser una pequeña, pero significativa, revolución que transforme nuestra salud mental y emocional.