César Troncoso, no imaginaba, al igual que muchos, la magnitud que alcanzaría El Eternauta en la pantalla. Sin embargo, la serie no solo logró consolidarse como una obra maestra de la ciencia ficción argentina, sino que sobrepasó las fronteras del país y alcanzó un impacto planetario, como un viento inesperado que arrastra todo a su paso.

En una charla distendida con Teleshow, César compartió su experiencia durante el rodaje y cómo, al principio, todo parecía un proyecto como cualquier otro. “Sabía que iba a estar bueno, porque tenía una fórmula ganadora: Ricardo Darín, algunos actores de peso, y una historia poderosa“, contó entre risas, sin prever que El Eternauta se transformaría en un fenómeno global.

Pero lo que comenzó como una apuesta personal por rendir homenaje a una de las historietas más representativas de la cultura argentina, se convirtió en una obra tan profundamente conectada con lo humano, que trasciende su género de ciencia ficción.

Durante la entrevista con Telehow, Troncoso se mostró reflexivo sobre lo que hace única a la serie, algo que no puede ser explicado solo a través de sus efectos especiales o la espectacularidad de sus escenas apocalípticas. “No es solo ciencia ficción. Para mí es poesía”, expresó, con una calma que contrasta con la magnitud de lo que estaba describiendo.

Para él, el verdadero gancho de El Eternauta es la humanidad de los personajes, la esencia que define el enfrentamiento de los protagonistas contra los cascarudos, esas criaturas del otro mundo que, al final, son solo el trasfondo de la historia.

En la serie, todo gira en torno a los personajes, sus miedos, sus sueños y sus relaciones. Uno de los momentos que César destaca, es la escena en la que la iglesia se convierte en un refugio para la resistencia. “Ese perro, el actor Ricardo Merkin”, dice con una sonrisa, recordando la pieza de ese escenario tan cargado de significado, sin saber que ese mismo animal se convirtió en un símbolo de la resistencia a lo imprevisible y caótico, como la misma serie.

Para Troncoso, el proceso de entrar en el universo de El Eternauta comenzó mucho antes de que llegara la propuesta formal. De hecho, su vínculo con la historieta data de los años 80, cuando compraba revistas argentinas, y una de sus lecturas más frecuentes era la revista Fierro. “A mí me marcó mucho, esa nostalgia, ese gusto por las historietas”, confiesa. Su conocimiento previo, entonces, se unió a su capacidad de conectar con el espíritu de la obra. Recuerda con detalle cómo, al principio, las conversaciones sobre el casting parecían desdibujadas, como un sueño lejano, pero pronto la cosa se fue concretando.

La directora María Laura Berch fue clave, pues ya habían trabajado juntos en otros proyectos. “Cuando me llamaron, estaba en España, con mi familia. Fue un proceso largo, pero siempre supe que había algo especial en este proyecto”, cuenta el actor a Teleshow.

Sin embargo, lo que más destaca Troncoso es la química que compartió con Ricardo Darín, su compañero en la pantalla. La conexión fue inmediata, y eso se notó en la forma en que ambos lograron crear una relación de amistad tan genuina dentro del rodaje. “Ricardo es una persona con un gran sentido del humor, siempre está haciendo chistes, creando un ambiente relajado. Nos entendimos muy bien, fuera y dentro del set”, relata, dejando claro que la atmósfera que se generó fue clave para el éxito del proyecto.

Troncoso recuerda el momento de ver la serie terminada con una mezcla de incredulidad y orgullo. “Cuando vi el producto final, dije: esto está bien, es una obra mayor”, reflexionó, convencido de que el trabajo realizado no solo refleja la calidad técnica y artística, sino también el esfuerzo colectivo que hizo posible algo tan grande. “Uno sabía que iba a estar buena, pero cuando la vi, entendí que habíamos hecho algo muy importante”, confiesa, visiblemente emocionado.

La aparición de un caza peruano destruido en medio de Buenos Aires descoloca a los protagonistas y activa un recuerdo silenciado: la ayuda militar del Perú a Argentina en 1982.  (Netflix Latinoamerica)

El éxito de El Eternauta, sin embargo, no solo tiene que ver con su narrativa o sus efectos visuales. A Troncoso le cuesta encontrar las palabras exactas para describir lo que sucedió, pero parece estar claro: la obra tiene algo que engancha profundamente, algo que va más allá de las fronteras de la ciencia ficción. Es un relato de resistencia humana, un viaje a través de los ojos de aquellos que luchan por mantenerse vivos en una realidad desbordada. “La ciencia ficción está ahí, claro, pero lo que marca la diferencia es el lado humano. Eso es lo que le da todo el sentido”, concluye.

Para Troncoso fue muy importante que Ricardo Darín se haya involucrado muy directamente en el proyecto. Y quien tenía todos los hilos en la mano era Bruno Stagnaro. Si bien la serie era un homenaje a Héctor Germán Oesterheld y su legendario cómic, para Bruno tenía una carga aún más profunda: su propia fascinación por la obra, como argentino y amante de la historieta.

Para él, El Eternauta no era solo un relato de ciencia ficción; era la oportunidad de dar un paso más allá de las fronteras de su país, de llevar la identidad nacional a un lugar universal. Como quien toca una fibra interna, ese amor por la historieta se transformó en algo mucho más grande. Y así, el proyecto se concretó, transformándose en un éxito que sobrepasó todas las expectativas. “Siendo argentino y habiendo crecido con la historieta, tarde o temprano El Eternauta te llama“, reflexionó Troncoso.

Más allá de la calidad técnica y narrativa de la serie, lo que más sorprende de este proyecto es el contexto en el que nació. En tiempos donde la industria audiovisual está en crisis, donde cada producción se enfrenta a una lucha constante por sobrevivir en un mercado global altamente competitivo, la serie logró abrirse camino con fuerza. “Para el audiovisual argentino, y en tiempos tan complejos, que esto haya llegado tan lejos y haya pegado tan bien a nivel internacional, es un bombazo”, subrayó Troncoso, con una mezcla de orgullo y asombro. “Esto reafirma que hay una necesidad de seguir apostando a contenido de calidad, porque Argentina siempre tuvo eso, esa capacidad para generar obras que resuenan no solo en su territorio, sino en todo el mundo».

A través de El Eternauta, se demuestra que, incluso en tiempos difíciles, el arte argentino puede alcanzar nuevas alturas. Bruno Stagnaro no solo se encargó de dirigir, sino que supo canalizar esa energía colectiva para dar vida a un producto que no solo honra la tradición de la historieta, sino que lleva la narrativa argentina al exterior con una solidez y una belleza inesperadas.

César Troncoso es uno de los mejores amigos de Ricardo Darín en la ficción

Con cada episodio, con cada escena, los actores, el director y todo el equipo lograron construir una obra que va mucho más allá de lo que prometía ser al principio. “Es un trabajo espectacular”, afirmó César, sin poder esconder la admiración por lo que habían logrado.

Y aunque se nota su modestia, se percibe en sus palabras el entendimiento de que El Eternauta no solo marcó una etapa en su carrera, sino que consolidó un legado para el audiovisual latinoamericano.

El Eternauta. (L to R) Marcelo Subiotto as Lucas, César Troncoso as Favalli in El Eternauta. Cr. Marcos Ludevid / Netflix ©2024

“El Eternauta no es solo una serie más. Es una obra que reafirma la necesidad de producir contenido de calidad, algo que la Argentina ha demostrado tener en su ADN», afirma el actor a Teleshow.

César Troncoso también nos deja una reflexión de su propia autoría, un pensamiento acerca de cómo los proyectos que realmente importan en la industria audiovisual surgen de la pasión y el desafío personal de los que se atreven a innovar. “A veces, parece que todo está en contra, pero este tipo de trabajos nos muestran que vale la pena seguir apostando a lo grande”.