La sensación de no merecer los logros caracteriza el síndrome del impostor (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sentirse como un fraude, incluso en medio de los propios logros, es una experiencia más común de lo que se suele pensar.

El síndrome del impostor puede afectar a personas de todos los niveles de competencia, desde estudiantes hasta profesionales consolidados.

Esta condición psicológica se caracteriza por una sensación persistente de no merecer el éxito, acompañada del temor a ser “descubierto” como un impostor. Aunque no refleja la realidad objetiva, suele estar impulsado por estándares perfeccionistas tanto internos como externos.

1. Aceptar que estos sentimientos son comunes

Según Travers, incluso figuras históricas como Maya Angelou y Albert Einstein expresaron haber sentido que no merecían sus logros.

Angelou admitió que temía ser descubierta como un fraude, a pesar de su reconocida trayectoria literaria. Por su parte, Einstein se describía como un “estafador involuntario”.

Estas experiencias ilustran que el síndrome del impostor no es exclusivo de quienes están empezando, sino que también se presenta en los niveles más altos de desempeño.

El artículo de Forbes destaca que estos pensamientos son comunes en entornos de alto rendimiento, situaciones de transición profesional o académica, y espacios en los que las personas se sienten subrepresentadas.

Según Travers, cuando se comparan las propias dificultades con la imagen externa de éxito de los demás, surge la creencia errónea de ser la única persona con dudas.

Compartir estrategias entre estudiantes fomenta la confianza y redefine el aprendizaje como un proceso continuo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un estudio de 2019, publicado en el Journal of Further and Higher Education, confirmó la importancia de hablar abiertamente sobre estas sensaciones.

El trabajo reveló que compartir experiencias y estrategias entre estudiantes favoreció la confianza y ayudó a ver el aprendizaje como un proceso continuo, no como una prueba constante de valía.

Además, los supervisores que enseñaban habilidades académicas y desmitificaban la cultura universitaria contribuían a disminuir el sentimiento de aislamiento.

Este tipo de apoyo promovía un entorno donde los estudiantes se sentían más equipados y menos solos frente a sus desafíos.

Travers enfatizó que romper el silencio y recurrir a redes de apoyo puede transformar la percepción de “soy un fraude” en “estoy creciendo y pertenezco aquí como todos los demás”.

2. Aceptar ser un aprendiz

Muchas personas con síndrome del impostor caen en lo que Travers denominó la “trampa del experto”: la creencia de que deben saberlo todo para ser consideradas competentes.

Este enfoque genera ansiedad ante cualquier desconocimiento, cuando en realidad las brechas en el conocimiento son parte inherente del aprendizaje.

El artículo cita un estudio de 2023 que encontró que el “perfeccionismo desadaptativo”, una forma poco saludable de exigirse constantemente, caracterizada por el miedo al error y la autocrítica excesiva, puede reducir la autoestima y reforzar los sentimientos asociados al síndrome del impostor.

La “trampa del experto” intensifica la sensación de insuficiencia al exigir saberlo todo (Imagen ilustrativa Infobae)

Frente a esto, Travers propone adoptar una mentalidad de crecimiento, donde los errores se entienden como parte natural del proceso de aprendizaje y no como una señal de incompetencia.

Según el psicólogo, aceptar la identidad de aprendiz reduce la presión por ser impecable y permite valorar el proceso de aprendizaje.

Al cambiar el enfoque desde la necesidad de demostrar valía hacia el deseo de mejorar, la persona deja de buscar validación externa y comienza a construirse activamente como alguien que pertenece al entorno en el que se desarrolla.

3. Mantener una carpeta de pruebas

El síndrome del impostor se alimenta del diálogo interno negativo, según Travers. Aunque el apoyo externo es valioso, también es necesario trabajar en la narrativa interna.

Es común que quienes padecen este fenómeno atribuyan sus logros a factores externos, como la suerte o la oportunidad, en lugar de reconocer su propia capacidad.

Pensamientos como “solo me ascendieron porque nadie más se postuló” son ejemplos frecuentes de distorsiones cognitivas.

Una estrategia práctica propuesta por Travers consiste en mantener una “carpeta de pruebas”, ya sea en formato físico o digital. En ella, se deben registrar elogios, comentarios positivos, logros personales y momentos de orgullo profesional.

Las estrategias como mantener una carpeta de logros refuerzan la autoconfianza personal (Imagen Ilustrativa Infobae)

Este recurso funciona como un recordatorio concreto frente a la duda interna, al ofrecer evidencia directa de las capacidades y avances propios.

Un estudio citado por Travers, publicado en el Australasian Journal of Philosophy en 2020, describió el síndrome del impostor como una forma de autoengaño.

Según el autor del estudio, quienes lo padecen ignoran las pruebas positivas sobre sus habilidades y capacidades, mientras aceptan fácilmente las pruebas a favor de su insuficiencia.

La “carpeta de pruebas” permite contrarrestar este patrón al hacer visibles los hechos que desmienten la narrativa interna de insuficiencia.

Travers concluyó que reformular el diálogo interno con base en evidencia concreta y autocompasión permite gestionar las dudas de forma saludable y seguir avanzando en el desarrollo personal y profesional.