ROMA.- La cuenta regresiva comenzó, faltan menos de 48 horas para el inicio del cónclave que deberá elegir al sucesor de Francisco, pero la barca de Pedro sigue en alta mar.

En el colegio de cardenales más numeroso e internacional de la historia, con 133 cardenales de 70 países, el 80% electos por Jorge Bergoglio, el drama es que no se conocen. Y si bien en los diarios italianos insisten en que el gran favorito, el candidato más conocido, es Pietro Parolin -el secretario de Estado del papa Francisco, de 70 años, hábil diplomático considerado el candidato pacificador, del orden y la unidad después de la revolución del papa argentino-, es más fuerte la facción de los indecisos.

Y se habla de otros candidatos, de segunda línea, listos para aparecer en las votaciones siguientes al primer escrutinio, el de la tarde del 7 de mayo, que será dónde comenzarán a verse las cartas.

Si bien el lobby italiano quiere recuperar el papado después de 47 años de extranjeros (Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco) y continúa moviéndose a todo ritmo, la amenaza es que la ofensiva mediática se vuelva un búmeran. No sólo para Parolin, sino además, para los otros dos italianos considerados papables: el arzobispo de Bologna, Matteo Zuppi y el patriarca de Jerusalén, Pier Battista Pizzaballa.

La llegada de Pier Battista Pizzaballa este lunes al Vaticano

“Aunque es normal y lo vimos también en 2013, ese tipo de campañas mediáticas al final destruyen a los favoritos porque los demás se previenen y se organizan”, dijo a LA NACION un monseñor vaticano que pidió el anonimato.

“Si piensan que esas campañas le hacen un favor a Parolin, más inflan la cosa, más crean la oposición organizada”, agregó el prelado, que destacó que, más allá de las especulaciones, el clima que reina en las reuniones pre-cónclave “es muy espiritual y de búsqueda de la persona justa para este momento”.

El cardenal Louis Raphael Sako llega este lunes al Vaticano

En vísperas del cónclave de 2013 que eligió a Jorge Bergoglio, que no figuraba en las listas de papables (salvo en la de LA NACION), también hubo una ofensiva en la prensa italiana en favor del supuesto candidato favorito, el cardenal italiano Angelo Scola. Fino teólogo, arzobispo de Milán (y delfín de Benedicto XVI), Scola al final entró papa y salió cardenal, al igual que su supuesto principal rival, el cardenal brasileño Odilo Scherer, arzobispo de San Pablo. Nadie olvida el papelón que entonces hizo la Conferencia Episcopal Italiana, que minutos después de que saliera la fumata blanca, envió un mensaje de felicitaciones a Scola. El diario Avvenire, de la CEI, tuvo que tirar al tacho una edición previamente preparada dedicada a su elección. Nadie tampoco se olvida que después de la fumata blanca del 13 de marzo de 2013 -que indicaba que había sido electo un papa, pero pasó más de una hora hasta que se supo que era Jorge Mario Bergoglio-, comenzaron a repicar en señal de fiesta las campanas de las iglesias de Milán…

Matemáticas

Por eso ahora, a menos de 48 horas del inicio del cónclave, los juegos parecen seguir aún abiertos.

Se percibe una “gran desorientación” entre los cardenales electores, muchos novatos y que no hablan italiano. Y varios analistas, haciendo cuentas, sumando votos y viendo quién probablemente votaría por quién, comienzan a pensar que, si bien en el primer escrutinio tanto el cardenal Parolin, como el otro gran favorito, el filipino Luis Antonio “Chito” Tagle, podrían cosechar una buena cantidad de votos, no podrían sumar muchos más. Y que se anularían mutuamente, dando lugar a otros nombres.

Pietro Parolin

Los medios italianos aseguran que Parolin cuenta con unos 40 o 45 votos; y que hay muchos cardenales -entre ellos estadounidenses conservadores- y asiáticos, que jamás lo votarían porque lo consideran responsable del acuerdo provisional secreto que la Santa Sede firmó en septiembre de 2018 con China (gigante comunista con quien no mantiene relaciones diplomáticas) para la delicada cuestión de la designación de obispos. Este acuerdo, que luego fue renovado, para muchos fue una virtual traición a la Iglesia clandestina católica china, que terminó aún más sometida a la autocracia atea comunista de la superpotencia.

Más allá de esto, el dato clave es que el “número mágico”, equivalente a los dos tercios de los 133 cardenales electores, 89, es al momento inalcanzable para cualquier favorito. Se trata de una cantidad de votos a la que nadie se acerca de entrada y que, de consolidarse acuerdos subterráneos de diversas cordadas, podría aparecer en un segundo momento para imponer candidatos de segunda línea o tapados.

Un nombre que se afianza

En este marco, suena cada vez más fuerte el nombre del cardenal Robert Prevost, que si bien hay quien dice que es imposible que salga porque nació en Chicago y tiene pasaporte estadounidense, podría a llegar a atraer a quienes quieren seguir con la línea aperturista y en favor de los últimos de Francisco.

Robert Francis Prevost

“Prevost no es un papa de Estados Unidos, es un papa latino”, comentó a LA NACION una fuente, al destacar que este prelado que fue jefe de los agustinianos vivió más de 20 años en Perú, donde primero fue misionero y después obispo de Chiclayo.

El papa Francisco lo llamó a Roma para encabezar desde enero de 2023 el Dicasterio para los Obispos -uno de los ministerios más importantes del Vaticano, porque es el que identifica a muchos obispos de varias partes del mundo- y la Pontificia Comisión para América Latina. Hombre de perfil bajo, los entendidos subrayan que una de las ventajas de Prevost con respecto a otros “papables” -como el cardenal francés Jean-Marc Aveline o el filipino, Pablo “Ambo” David-, es que conoce a la curia romana y “todos sus terribles defectos”.

Aunque con él se rompería el tabú de que no puede haber un papa norteamericano, destacan que sería un papa “anti-Trump”, capaz de hacerle frente a un presidente estadounidense que, días atrás, a través de sus redes sociales, envió un mensaje visto en el Vaticano casi como “mafioso”.

La foto hecha con IA que posteó Trump.

“No fue una broma lo de Trump vestido de papa, sino un mensaje claro y rotundo: cuidado con quien elijan, no quiero oposición a mis políticas. Lo de esa foto no fue una tontería, sino que fue como decir ‘cuidado, los estoy vigilando y quiero una Iglesia católica domesticada’”, explicó una fuente.

“Y no cualquiera le puede hacer frente a eso. Francisco recuperó en este sentido la libertad de la Iglesia, que en tiempos de Juan Pablo II y Benedicto XVI estuvo alineada a Estados Unidos, pero que con él, estuvo con los no potentes, con los ‘malos’ -como los Lula, los Maduro, los Petro, Gaza- y uno de los retos del próximo papa es mantener esta línea y ponerle un freno a Trump, algo que Prevost podría hacer”, insistió.

“Además, con Prevost, un papa norteamericano, ese agujero en las finanzas de 100.000 millones de dólares se solucionaría enseguida porque comenzarían a llover donaciones de los multimillonarios estadounidenses”, añadió la misma fuente.

Candidato filipino

En un clima de nervios creciente, también se hablaba del purpurado filipino Pablo “Ambo” David, de 66 años, obispo de Kalookan, creado por Francisco cardenal en su último consistorio de diciembre del año pasado, de 66 años, muy carismático y conocido por su defensa de los derechos humanos y de las víctimas de la guerra contra las drogas lanzada por el expresidente Rodrigo Duterte.

Cardenal Pablo Virgilio David.

También presidente de los obispos filipinos y segundo de la Conferencia de Obispos Asiáticos, según filtraciones el cardenal David, que es políglota, habría pronunciado una intervención de mucho impacto. “Cuando fue electo Juan Pablo II en 1978, todos los analistas pensaban que el candidato polaco famoso era el cardenal Stefan Wyszyński, como ahora lo es el filipino Tagle. Pero Wyszyński hizo que le dieran los votos al desconocido Karol Wojtyla, como Tagle podría hacer con el cardenal David”, explicó un experto.

Últimos preparativos

En un ambiente muy fluido, eléctrico, sin certezas, lo único claro era que las últimas horas serán cruciales, definitivas, sobre todo en vista de la facción de los indecisos. Muy amplia porque, evidentemente, los cardenales pro-Francisco no se organizaron a tiempo, a diferencia de los pro-Parolin, papable que se presenta como la continuidad, pero que implicaría un freno.

Este lunes los cardenales tuvieron por primera vez dos sesiones de reuniones pre-cónclave: a la mañana y a la tarde. Entonces tomaron la palabra 46 cardenales, consignó el director de la Sala de Prensa, Matteo Bruni.

La llegada de un cardenal al Vaticano

Bruni, que confirmó que este martes tendrá lugar la última congregación general -la doceava- por la mañana, adelantó que ya antes de su comienzo, si es su deseo, los 133 cardenales electores pueden dejar sus cosas en la residencia de Santa Marta y de Santa Marta Vieja, ya acondicionadas para ellos para el cónclave. El cardenal camarlengo, Kevin Farrel, ya el sábado pasado hizo el sorteo de las habitaciones, que estarán aisladas de toda influencia externa. Los cardenales que lo deseen, podrán ingresar al día siguiente, miércoles, a tiempo para participar de la misa “pro eligendo Pontífice” que tendrá lugar a las 10 en la Basílica de San Pedro.

No sólo estarán alojados en Santa Marta, nueva y vieja -dos edificios que se encuentra uno al lado del otro-, los 133 cardenales electores, sino muchos más. También se alojarán allí todas las personas que los ayudarán a cumplir con su deber, es decir, el personal de seguridad, dos médicos, enfermeros, choferes, cocineros, personal de limpieza, del comedor, asistentes, ceremonieros, choferes, que los atenderán durante su aislamiento de esta elección “cum-clave”, con llave, secreta.

Se trata de al menos un centenar de personas entre gendarmes, presbíteros, laicos, consagradas y demás, detalló Bruni . En una ceremonia solemne en la Capilla Paolina, todas ellas juraron ante el cardenal camarlengo “observar el secreto absoluto con quien no forme parte del Colegio de los Cardenales electores, y esto perpetuamente”.

Además, prometieron y juraron, tal como indica la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, abstenerse de cualquier instrumento de grabación, audición o visión de lo que ocurrirá durante el período de la elección. Y con sus manos sobre el Evangelio, declararon emitir el juramento conscientes de que “una infracción del mismo comportaría para mí la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica”.