Un incendio de gran magnitud destruyó en la madrugada del domingo pasado un galpón de maternidad en una granja porcina de la localidad de Hortensia, partido de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires. El fuego provocó la muerte de al menos 9 madres, más de 100 lechones y otros 70 animales de recría, además de dañar gravemente la infraestructura del establecimiento porcino.
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La granja pertenece a Pedro Barrios, un pequeño productor quien en 2010 quiso intentar generar valor agregado y convertir los granos en kilos de carne, a partir de un proyecto personal. Comenzó con algunos lechones, luego evolucionó y compró las madres para empezar a hacer el ciclo completo en su granja: su sueño era llegar a tener 150 madres en el futuro.
“Duele. Quería llegar a tener 150 madres y esto te tira los ánimos por abajo. No tenemos en la actividad porcina valores en los que haya una alta rentabilidad que te incentive a la inversión: conviene vender el maíz en vez de dárselo a los animales. Hoy, no es suficiente con tener un respaldo. No tengo otra alternativa para continuar; no es algo que tenía en el proyecto», resumió a LA NACION.
Contó que se enteraron del incendio porque las enfermeras de una sala de primeros auxilios que están enfrente de la granja dieron aviso del fuego que se había generado. En ese momento, Barrios no se encontraba en el lugar; y Marcelo, el encargado, había viajado a Carlos Casares.
El productor agregó que aunque aún no se determinó el origen del incendio: se sospecha que pudo haberse iniciado por la caída de una lámpara de calor en el galpón de maternidad, que contaba con 15 plazas. Las llaves térmicas no impidieron la propagación del fuego, y el sistema eléctrico habría fallado, agravado por los constantes cortes de luz que sufre la zona. “Tenemos un generador chico, pero no alcanza para sostener todo el sistema”, explicó Barrios.
El establecimiento que funcionaba desde 2010 contaba con un esquema de ciclo completo y con 60 madres en producción. Según el productor, antes no había sufrido un episodio de esta magnitud y la granja no tenía seguro contra incendios. “Nunca hemos hecho seguro de la granja. Hace 15 años que funciona y es la primera vez que ocurre un incendio de esta magnitud. En maternidad había más de 9 madres y más de 100 lechones. También hubo una tanda de madres que se habían destetado, que eran 22, y había otros 47 animales de recría que estaban dentro del galpón», enumeró.
La pérdida de todos estos animales todavía no está calculada: los lechones eran de 20 días. “Hace 15 años que trabajamos en esto. Nunca pensamos que algo así podía pasar”, lamentó el productor.
Además de los animales, las pérdidas incluyeron comederos, bebederos, ventiladores, cámaras, instalaciones eléctricas y estructuras completas del galpón. “Todavía no tenemos los números finales, pero son cifras muy grandes. Pedí presupuestos para ver cómo seguir, pero es difícil”, dijo.
Barrios, quien hace en paralelo agricultura, contó que cuenta con 90 hectáreas productivas, de estas 20 hectáreas son propias y el resto son alquiladas. Allí siembra maíz, soja y trigo. También había incorporado, hasta el año pasado, una pequeña actividad ganadera con terneros que debía vender por cuestiones económicas. “Estábamos muy justos. Desde el año pasado venimos con muchos costos, incluso tengo algún embargo por pago de anticipo de Ganancias, porque no puedo pagarlo», contó.
Los sueños del productor podrían quedar truncados, dado que esta tragedia lo obliga a repensar su continuidad dentro de la actividad. “Esto te tira los ánimos por el piso. Hoy tengo que pensar si sigo o si es el momento de barajar de nuevo. Duele, pero no hay rentabilidad suficiente en la actividad porcina para afrontar estas pérdidas. A veces conviene más vender el maíz que dárselo a los animales”, resumió.
Dentro de las responsabilidades que tiene, más allá del trabajo que genera con el encargado y algunos trabajadores de tareas específicas, está el compromiso con su familia. Admite que el golpe económico por el incendio es muy profundo. “Pensé que el fuego había afectado solo una parte… Pero cuando llegás y ves todo destruido con los animales muertos, no sabés por dónde empezar”, sintetizó.
En un galpón pegado al que se prendió fuego le quedaron solo 7 u 8 madres en una tanda de 15 plazas que van a ir pariendo en los próximos días. Ahora la esperanza es que esas madres no tengan abortos espontáneos por el estrés generado por el incendio. “Tenemos que ser muy responsables y tratar de engordar los animales que hay y decir hasta acá llegamos”, cerró.