Ningún vaso rebasa por una gota. Si Fernando Gago volvió a quedar expuesto al escarnio público, si los hinchas le perdieron decididamente la paciencia y los dirigentes analizan nuevamente la posibilidad de interrumpir el ciclo, es porque a su Boca le sobraron un par de vidas. La caída ante River por 2-1 en el Monumental fue el detonante de otro lunes de especulaciones y versiones cruzadas, un manual de conjeturas que ponen otra vez bajo la lupa la continuidad del entrenador.
Sucede que el equipo sigue sin aparecer en las difíciles y el margen de error pasó de exiguo a nulo en menos de dos meses. Desde que Gago es el DT, el Xeneize solo coleccionó decepciones. De hecho, solo se regaló un triunfo por penales en los cuartos de final de la Copa Argentina -gracias a una brillante actuación de su arquero-, no ganó clásicos ni partidos clave y cayó con Alianza Lima en la Fase 2 de la Copa Libertadores. ¿Es posible seguir así?
Este lunes, el Mundo Boca volvió a amanecer convulsionado. Es que si bien el equipo marcha puntero en la Zona B y tiene muchas chances de terminar primero en la etapa regular del torneo Apertura, la derrota con River en el clásico fue otro golpe al mentón para un Boca que sigue sin dar la talla en los partidos definitorios. Y especialmente su DT, que falló en el planteo táctico, no atinó a corregir sobre la marcha y sumó una nueva decepción, esta vez, ante el rival de toda la vida.
Para la dirigencia, la situación del técnico ya es prácticamente insostenible, aunque lo más probable es que decida respaldar a Gago hasta el final del Apertura. Si lo gana, dirigirá el Mundial de Clubes. Y si no, habrá que barajar otra opción.
El tema, claro, son los plazos que ofrece el calendario. La final del torneo se jugará el 1° de junio en Santiago del Estero. Y la participación de Boca en el Mundial de Clubes comienza el 16, por lo que, en caso de no continuar Pintita, el Consejo de Fútbol tendría 12 días como máximo para definir a un hipotético sucesor, ya que el reglamento del campeonato obliga a los clubes a instalarse en su base operativa entre cinco y tres días antes del inicio de la competencia. ¿Y entonces?
El récord de Gago en Boca incluye 17 victorias, seis empates y siete derrotas, con un 63% de efectividad, la más alta entre los últimos cinco entrenadores xeneizes. Pero el problema es mucho más profundo de lo que indica la estadística. Es que a este Boca le sobra para ganar partidos, pero le falta para ganar finales. Y el estigma se volvió condena.
La primera “final” le llegó a Gago en su segundo partido en el banco: cuartos de final de Copa Argentina contra Gimnasia y Esgrima La Plata. Boca no tuvo una buena actuación y dependió de los reflejos del joven Leandro Brey (atajó cuatro penales) para clasificarse a la siguiente instancia. Fue justamente en semifinales donde el equipo empezó a exhibir su mandíbula de cristal: tras ponerse 3 a 2 a falta de diez minutos, Gago desarmó el esquema y el Xeneize cayó 4 a 3, hipotecando gran parte de sus chances de ingresar a la Copa Libertadores de manera directa.
LOS CAMBIOS, EL ESQUEMA, LOS ESPACIOS … Gago hizo un análisis global antes de terminar la conferencia de prensa.
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— SportsCenter (@SC_ESPN) April 27, 2025
Dos semanas después llegaría el 0 a 0 con Independiente en el primer clásico de la era Gago y la primera reprobación de la Bombonera. “Los silbidos es una situación que como futbolista la viví muchas veces. En este estadio, en otros clubes. El hincha quiere ganar, entiendo que pueda estar descontento. No solo por el partido, sino por la eliminación de la Copa Argentina”, asumió el entrenador, aunque no pudo enderezar el destino.
Porque el 2025 también arrancó torcido. Tras la goleada lógica contra Argentino de Monte Maíz, Boca ganó un partido de los primeros cuatro y cayó en un nuevo clásico ante Racing, con paliza táctica de Gustavo Costas. Esa caída con la Academia le llenó el armario de preguntas al conjunto de Gago, que pese a una serie de triunfos en la liga llegó cuestionado al repechaje por la copa.
Las tapadas de Agustín Marchesin en Perú evitaron la catástrofe en la ida y dejaron la serie abierta ante un trabajoso Alianza Lima, pero en la Bombonera Boca no estuvo a la altura y escribió una de las páginas más tristes de su historia internacional: 2 a 1 en los 90 y derrota 5 a 4 en los penales.
Gago quedó apuntado por hinchas y dirigentes como el gran responsable del fracaso: el equipo no anduvo, los cambios no le funcionaron y aprobó el ingreso de Leandro Brey por sugerencia del arquero titular cuando el juvenil no se había parado siquiera para realizar la entrada en calor. Dejó que los jugadores decidieran la lista de pateadores y siguió la definición desde el banco sin siquiera levantar la mirada. “En el fútbol siempre, o generalmente, se pierde. Esto es una cuestión lógica. Muy pocos equipos ganan», intentó minimizar lo sucedido con una explicación demasiado fría para una eliminación que solo podía analizarse con el corazón. A regañadientes, se comprometió a ganar el Apertura: “Si no digo que tenemos que ser campeones, (los periodistas) van a decir que no lo digo. Boca tiene que ganar y ser campeón. Tiene que tratar de ganar el campeonato”.
Como puede ocurrir en junio, el calendario volvió a conspirar en su favor. Boca jugaba 72 horas más tarde con Rosario Central y la dirigencia decidió darle una nueva oportunidad, ad referéndum del recibimiento de los hinchas en la Bombonera y una mejora integral del equipo en todos los aspectos posibles. Desde entonces, Boca sumó siete victorias en ocho partidos y llegó al superclásico en su mejor momento en la temporada, pero también con la misión de ganarle a River para sanar definitivamente la herida de la Libertadores. No lo logró: Gago improvisó con un planteo inédito y River lo superó durante gran parte del juego, además de en el resultado.
En el vestuario del Monumental se vieron caras de resignación. Estirar la agonía, está claro, no resuelve la enfermedad de fondo. El domingo, el Xeneize cierra la etapa regular ante Tigre, en Victoria, para luego enfocarse en los playoffs.
El plantel tuvo el lunes libre y el martes se reencontrará en el predio. Con Gago como DT, aunque la obligación ahora sea tan grande como Boca.