El gobernador de Illinois, JB Pritzker, provocó fuertes especulaciones sobre una posible candidatura presidencial para 2028 luego de su encendido discurso en Nuevo Hampshire. Durante su intervención en la cena anual McIntyre-Shaheen 100 Club del Partido Demócrata, el mandatario criticó duramente al presidente Donald Trump y cuestionó la pasividad de su propio espacio.
Pritzker criticó a Trump y llamó a movilizarse contra el autoritarismo
De acuerdo a The Washington Post, en su discurso, Pritzker calificó como “autoritarios” los intentos de Trump de expandir su poder. También acusó a los republicanos de quitar derechos constitucionales y llamó a los demócratas a luchar sin concesiones.
Pritzker sostuvo que ya no basta con intentar razonar o negociar y aseguró que “los republicanos no deben conocer un momento de paz”. Pidió movilización, protestas y castigo electoral, al destacar que “nunca antes” en su vida había hecho un llamado similar.
¿Cuál fue el mensaje para los demócratas de JB Pritzker?
El gobernador Pritzker advirtió que el Partido Demócrata debe “abandonar la cultura del incrementalismo” que permite aceptar las políticas más crueles. Es decir, dejar el pensamiento según los cambios se hacen de forma gradual, en vez de aplicar transformaciones profundas y rápidas.
Pritzker también acusó a algunos demócratas de minimizar la gravedad de la situación política actual. Según dijo, hay dirigentes que “sienten las llamas lamiendo sus rostros” y aun así niegan la crisis. Además, culpó a la “timidez servil” de ciertos políticos por facilitar el avance de las políticas de Trump.
En ese sentido, instó a “quitar el óxido” de los discursos ensayados y recuperar los valores esenciales del partido. Pritzker señaló que es hora de hablar claro, sin esconderse detrás de frases diseñadas por asesores de imagen.
La condena a los funcionarios de Trump y las políticas económicas
Durante su intervención, Pritzker atacó en forma directa a miembros clave del gabinete de Trump:
- Se refirió al Linda McMahon, secretaria de Educación, como alguien que “odia a los maestros y las escuelas”.
- Se refirió a la fiscal general Pam Bondi como quien “odia la Constitución”.
- Cargó contra el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., al recordar su historial de controversias personales.
Además, el gobernador demócrata no dejó de lado las consecuencias económicas de las políticas republicanas. Advirtió que los pequeños negocios “no merecen ser arruinados por aranceles insostenibles” y denunció que los recortes a programas como Medicaid podrían dejar a un millón de personas sin cobertura médica solo en Illinois.
Nuevo Hampshire, un escenario clave para los demócratas
La elección de Nuevo Hampshire para este discurso no fue casual. Tras la derrota de Kamala Harris ante Trump en 2024, los demócratas buscan nuevas figuras capaces de renovar el liderazgo del partido.
El estado, además, intenta recuperar su histórico rol como primer filtro en las campañas presidenciales, luego de haber sido relegado en el calendario de 2024. Con la carrera presidencial de 2028 aún abierta, Pritzker aprovechó la ocasión para presentarse como un dirigente combativo y coherente.
En contraste, otros gobernadores como Gretchen Whitmer, de Michigan, o Josh Shapiro, de Pensilvania, mostraron enfoques más moderados, en los que buscaron consensos o negociaciones, frente a la administración de Trump.
La estrategia de Pritzker: diferenciarse del resto de los gobernadores
Mientras Whitmer intentó diplomáticamente conseguir inversiones militares para Michigan y Gavin Newsom enfrentó limitaciones al necesitar ayuda federal por los incendios en California, Pritzker mantuvo una postura de confrontación total.
A diferencia de otros mandatarios del Partido Demócrata, el gobernador de Illinois no tuvo que moderar sus ataques por depender de fondos federales o por liderar estados políticamente divididos.
Esta ventaja le permitió a Pritzker apuntar abiertamente contra Trump en un tono más directo que el de otros posibles aspirantes a líderes demócratas. Además, recordó que Illinois fue uno de los primeros estados en limitar la cooperación con las deportaciones masivas impulsadas desde Washington.