Marcos Herrero fue el perito estrella en varias causas de fuertes repercusión pública. Llegaba a los casos cuando se desvanecían las esperanzas de resolución. Y con sus perros eran un equipo infalible. Rastreador certero, siempre encontraba la pista que sustentaba una acusación. Pero todo era una mentira. La Justicia ya lo había catalogado como un fiasco en la primera condena que recibió, ocho meses de prisión en suspenso, por falso testimonio y adulteración de evidencias en la búsqueda de Viviana Luna, desaparecida en 2016, en Mendoza. Ahora deberá cumplir ese adiestrador de perros una pena mayor: siete años de cárcel por el intento de desviar la investigación en el caso de Facundo Astudillo Castro.

El Tribunal Oral Criminal Federal de Bahía Blanca condenó a Herrero por falso testimonio reiterado agravado. La decisión del juez Ernesto Sebastián -el tribunal fue en este caso unipersonal- fue en línea con el pedido de condena argumentado en la acusación por el fiscal Gabriel González da Silva, aunque para el representante del Ministerio Público la pena que debía superar los ocho años.

Marcos Herrero en el momento de ser detenido en Mendoza por plantar pruebas en la búsqueda de Viviana Luna

En su alegato, González Da Silva sostuvo que “todo fue una burda mentira para direccionar el caso, en principio contra cuatro agentes policiales en concreto, aunque la pretensión procuraba llegar a esferas más altas en principio de la policía bonaerense y reforzar la hipótesis que manejaba la querella”.

Según consignó el Ministerio Público Fiscal en su sitio web de noticias, el fiscal González Da Silva indicó que “fueron todos inventos de Herrero, quien pudo desplegar y montar estas escenas falaces merced al complejo caso que fue la búsqueda de Facundo Astudillo Castro, las numerosas y continuas diligencias que se hacían, el desconocimiento de estas técnicas por parte de los otros sujetos intervinientes, lo flexible que son este tipo de prácticas con perros, básicamente por tratarse de una pseudociencia, sumada a la desesperación que atravesaba la familia del joven y la propia la sociedad en la búsqueda de la víctima y una serie de variables que permitieron que pudiera impunemente presentarse en este caso”,

La instrucción del caso había estado en manos del fiscal Santiago Ulpiano Martínez, que en ese momento consideró que Herrero cometió falso testimonio en siete oportunidades, agravado por haber sido cometido en perjuicio de los inculpados. Sostuvo que en esas siete intervenciones el acusado “procuró incorporar en la causa conclusiones mendaces y pruebas plantadas con el claro objeto de incriminar a los miembros de las fuerzas policiales en la desaparición de Astudillo Castro”.

Marcos Herrero era un requerido rastreador hasta que se descubrieron sus mentiras

El fiscal indicó que el imputado inducía a sus perros a que adoptaran determinados comportamientos para luego impartirles una interpretación incriminatoria, manifestando que habían hallado olores de Astudillo Castro. Destacó que el acusado “habría sido quien colocó los elementos de prueba en las escenas rastrilladas (un amuleto en forma de sandía y dos piedras turmalinas), todo lo cual vulneró gravemente el sistema judicial al ponerse en marcha el andamiaje judicial a fin de investigar y reprimir un delito inexistente”.

Facundo Astudillo Castro desapareció el 30 de abril de 2020 y su cuerpo esqueletizado fue hallado en el cangrejal del estuario de Bahía Blanca el 15 de agosto de ese año.

Herrero era un respetado rastreador del escenas de crímenes hasta que sus mentiras quedaron al descubierto en la búsqueda de Viviana Luna. En Mendoza se lo señaló por falsa denuncia, falso testimonio, encubrimiento y usurpación de títulos y honores. El motivo de la acusación fue “plantar” huesos para simular hallazgos en búsquedas de personas. En la imputación se afirmó que durante la investigación por la desaparición de Luna -ocurrida en 2016, en la localidad mendocina de Proterillos-, Herrero utilizó restos óseos que ya había “descubierto” algunos años antes en Santa Cruz. En ese caso la condena fue por encubrimiento simple y la pena alcanzó solo a ocho meses. Ahora se unificaron ambos veredictos en su contra para establecer una sentencia de 7 años y 8 meses de prisión, que el adiestrador de perros no deberá cumplir hasta que quede firme la sentencia dictada en Bahía Blanca, según lo resultó por el tribunal.

También había sido revisada antes su participación en el expediente por el femicidio de Araceli Fulles. Con sus aportes se había llegado en 2021 a la condena a prisión perpetua de tres hombres como autores del crimen en José León Suárez. Pero todo cambió cuando quedaron al descubierto las trampas que Herrero había cometido para alterar rastrillajes en otros casos. Entonces, los tres condenados fueron absueltos por el Tribunal de Casación bonaerense, en un fallo en el que criticó a los jueces de primera instancia por darle credibilidad a las pruebas aportadas por ese adiestrador canino que actuó como perito de parte.

El fallo de la Sala I benefició a los condenados Carlos Damián Cassalz, Marcelo Ezequiel Escobedo y Hugo Martín Cabañas, quienes recibieron la inmediata libertad.

Los camaristas criticaron con énfasis “las consecuencias directas” que tuvo la actuación de ese perito “en la formulación de la hipótesis acusatoria y en la propia existencia de la prueba de cargo esencial que se valoró en contra de los acusados, pues, en definitiva, la constatación del olor de la víctima dentro del corralón depende de la fiabilidad que se asigne a las afirmaciones de Marcos Herrero, cuando dijo que su perro le comunicó el reconocimiento de aquel olor”, aseguró.

Y recordaron que Herrero ya había sido condenado por sus artimañas en Mendoza. En ese caso, el adiestrador de perros también será acusado por su desempeño como perito.