Revisión con el oculista (Freepik)

El ojo puede ser un delator del trastorno de la esquizofrenia. Un equipo de investigadores suizos de la Universidad de Zúrich y el Hospital Universitario de Psiquiatría de Zúrich han encontrado pruebas de susceptibilidad genética a la esquizofrenia en la retina.

Los resultados del estudio ya han sido publicados en la revista Nature Mental Health y muestran una realidad sorprendente: las personas con las retinas más delgadas tienen más riesgo de desarrollar esquizofrenia. Sin embargo, son necesarios estudios a gran escala para demostrar estos efectos.

Se estima que un 1% de la población desarrollará alguna forma de esquizofrenia a lo largo de su vida, según datos del Ministerio de Sanidad. En España, en torno a 400.000 personas sufren de este trastorno mental.

“Nuestros robustos resultados de regresión muestran que las puntuaciones de riesgo poligénico más altas para la esquizofrenia se asociaron con máculas generales más delgadas, controlando los factores de confusión. De forma similar, observamos que mayores puntuaciones de riesgo poligénico para la esquizofrenia, específicas de los conjuntos de genes de neuroinflamación, se asociaban con capas plexiformes internas de células ganglionares más delgadas. Estos resultados aportan nueva evidencia de factores genéticos que podrían predisponer a las personas a respuestas neuroinflamatorias intensificadas”, han señalado los investigadores.

A diferencia del cerebro, los cambios en la retina son “fáciles” de detectar mediante mediciones retinianas no invasivas y económicas y, gracias a la tomografía de coherencia óptica, el grosor de la retina puede medirse “en cuestión de minutos”.

“Nuestro estudio demuestra el potencial del uso de la tomografía de coherencia óptica en la práctica clínica. Sin embargo, se necesitan estudios longitudinales a gran escala para examinar su utilidad para la prevención”, ha afirmado el doctor Finn Rabe, primer autor del estudio y posdoctorado de la Universidad de Zúrich.

Los cambios en el cerebro también pueden ser detectados a través de la retina, pues es parte del sistema nervioso central y una extensión “directa” del cerebro, y es que estudios previos sugieren que la esquizofrenia no solo reduce el volumen de materia gris en el cerebro de los afectados, sino que también provoca la pérdida de tejido retiniano.

La salud de la retina

Además, la salud de la retina también podría verse afectada por la esquizofrenia a través de la medicación antipsicótica, ciertos factores de estilo de vida o la diabetes; todo ello ofrece una perspectiva “prometedora” en materia de prevención.

Los investigadores también han descubierto que existen variantes genéticas asociadas a los procesos inflamatorios del cerebro, lo que también podría influir en los cambios estructurales de la retina, y respalda así la hipótesis que los procesos inflamatorios contribuyen al desarrollo o la progresión de la esquizofrenia.

“Si se confirma esta hipótesis, la inflamación podría ser interrumpida por la medicación, lo que potencialmente nos permitiría mejorar las posibilidades de tratamiento en el futuro”, ha añadido el doctor Rabe.

Para la investigación, se han usado los datos genéticos y retinianos extensos de 34.939 personas, albergados en el Biobanco del Reino Unido, una gran base de datos biomédica que contiene datos de más de medio millón de personas y que ha “revolucionado” la investigación biomédica.

*Con información de Europa Press