Boca quedó eliminado de la Copa Libertadores el 25 de febrero pasado. Después de 56 días, el equipo ganó 8 de sus últimos 9 partidos y está no sólo puntero de la Zona A del torneo Apertura sino también primero en la tabla general, sumando ambos grupos del certamen argentino. Con el superclásico ante River a la vuelta de la esquina… ¿está mejor o en realidad el equipo sigue dando ventajas y consiguió triunfos aprovechándose de los “momentos” y el peso de sus individualidades?
No siempre lo que brilla es oro, pero si se toma en cuenta la formación con la que salió a jugar ante Alianza Lima en la Bombonera, en el triunfo por 2-1, en aquella eliminación global el entrenador empezó a encontrar puntos de apoyo que luego casi no modificaría. Con un esquema 4-3-1-2 Gago salió a jugar con Marchesín; Advíncula, Battaglia, Rojo y Saracchi; Herrera, Milton Delgado y Zenón; Palacios; Merentiel y Cavani.
Fue el equipo que venció a Estudiantes por 2-0 el sábado pasado, con las modificaciones de Lautaro Blanco en el lateral izquierdo y Tomás Belmonte como interior derecho. Saracchi había quedado en el ojo de la tormenta por un par de partidos defensivos flojos pero, sobre todo, porque desencadenó la escaramuza sobre el vértice del área izquierdo que enfrió el dominio de Boca ante Alianza Lima favoreció al equipo de Néstor Gorosito. El español Herrera se lesionó, más allá de que Gago tiene muy buena consideración por Toto Belmonte.
En el medio, Milton Giménez le había ganado la pulseada a Merentiel, aunque el exBanfield había bajado su rendimiento en los últimos partidos; y Lautaro Di Lollo había tomado prestado el puesto de primer central (salvo ante Newell’s, cumpliendo buenos desempeños) ante la lesión de Battaglia. Advíncula regresó justo ante El Pincha, ya que el lateral derecho estaba siendo ocupado por Lucas Blondel. El ahora defensor de la selección de Suiza perdió el puesto por bajo rendimiento y Advíncula sigue mostrando desatenciones defensivas y toma de decisiones arriesgadas que le pueden generar una amonestación o expulsión. El lateral derecho es uno de los temas sin resolver del todo bien para Gago, por más que además tenga otro futbolista por el que Boca invirtió bastante dinero como Juan Barinaga.
Gago tiene debilidad por Exequiel Zeballos, pero las veces que lo puso de titular no tuvo los rendimientos esperados. Y encima vio que el doble 9 le dio mejores resultados, más allá de que Cavani sigue peleando con el arco y le cuesta convertir hasta de penal. Los hinchas respaldaron al uruguayo, lo mismo que había hecho Gago en la última conferencia de prensa, pero el primero que sabe que está en deuda es el propio Cavani: “Yo no lo veo mal anímicamente. El es un jugador de jerarquía que le aporta mucho al equipo aunque no le toque convertir. Ya se le va a dar el gol, eso no me preocupa”, lo defendió Gago luego del triunfo ante Estudiantes en el que el arquero Mansilla le desvió otro remate desde los once metros.
Hubo un solo jugador en el proceso de Gago en Boca que perdió el puesto sin lesionarse ni jugar mal. Ayrton Costa. El exIndependiente respondió bien como segundo central, pero la recuperación de Marcos Rojo lo relegó por… “superposición de zurdos”. Una cuestión de perfiles. Gago tiene ganas de ponerlo porque juega bien y siempre respondió a la altura futbolística y física (un tema que desvela al entrenador), pero no es sencilla la ecuación para que convivan todos. Ante Belgrano ingresó Costa por Milton Giménez para armar una línea de 3 con Rojo de líbero, Battaglia como central derecho y Costa por la izquierda. Contra Estudiantes Gago también finalizó el juego con línea de 3 porque Eduardo Domínguez había puesto dos 9 (Carrillo y Luciano Giménez), pero ahí Costa reemplazó a Rojo y la defensa quedó conformada con Di Lollo, Battaglia (de líbero) y Costa; Advíncula y Saracchi (reemplazó a Blanco) en los laterales.
Lo mejor de Boca ante Estudiantes
¿Puede aparecer la línea de 3 de arranque ante River? Difícil porque el equipo de Gallardo no juega con referencias fijas y si se recupera Borja sería una sola. Pero Gago siempre deja un lugar para la sorpresa, por más que en las últimas semanas su equipo estuvo saliendo más de memoria, casualmente desde aquel traspié duro en la Copa Libertadores.
El jugador que más le ordenó la formación fue Milton Delgado. El juvenil de 19 que había regresado de la selección se puso la camiseta y jugó con la personalidad y la templanza como si tuviera 30 años. Le dio estabilidad a los compañeros porque, al estar casi siempre bien ubicado, les daba referencias para ser apoyo para los demás. Y cada vez que recuperaba jugaba corto, no se complicaba. Pero se fue soltando y también demostró que tiene giros interesantes (indistintos, ya sea para salir hacia la derecha o izquierda) para seguir con la posesión del balón y darle soluciones al equipo cuando levanta la cabeza y ve que tiene a las alternativas de pase tapadas.
¿En qué mejoró Boca? Cuando se suelta en ataque, convierte golazos de jugadas colectivas. Como el que le hizo a Estudiantes para el 1-0, tras una asistencia de Merentiel a Palacios; o el 1-0 a Belgrano (pase de Cavani para el zurdazo de Zenón) o el 3-1 al Pirata, que finalizó con la arremetida de Palacios. Pero su juego fluye menos de lo que parece. Tiene intenciones protagonistas y ataca con varios futbolistas, aunque muchas veces abusa de los centros, como si se quedara sin alternativas cuando un rival se defiende bien o le cierra los espacios.
Y, teniendo a Zenón o Palacios, demostró que incluso el juego corto puede vulnerar cualquier sistema. Palacios tiene demasiados altibajos y puede cumplir ese rol detrás del 9, pero Kevin Zenón parece ser “el futbolista más N° 10 de todos″. Llegó de Unión como volante externo e incluso como carrilero por la banda como extensión de una línea de 5, pero en Boca su mejor versión se vio como falso enganche, suelto y conectando pases con los laterales y los delanteros. Ofensivamente, por características, es el jugador más completo por despliegue, visión de juego y capacidad de pases y finalizaciones.
¿En donde sigue dando ventajas? En alguna toma de decisiones con las salidas desde el fondo: más de una vez entrega mal balones y si el adversario lo presiona bien… sufre. Una mala salida de Marchesin con el pies en Córdoba terminó con el gol de Uvita Fernández salvado en la línea por Rojo. Son varias las jugadas en la última línea que Boca mueve la pelota pero en exceso y termina encerrado en un espacio reducido, sin poder romper líneas hacia adelante. Ante Estudiantes fue Advíncula quien evitó un tanto en la línea (a Medina) pero en esta ocasión tras un avance colectivo del visitante.
Sigue ofreciendo falencias en la pelota parada (Barracas le pudo convertir por esa vía en la única chance que tuvo en la Bombonera, Newell’s le convirtió por esa vía) y en los laterales defensivos, por más que intentó ajustar marcas en ambos rubros. Y Marchesin lo sigue salvando en diferentes pasajes del partido (en todos los encuentros), como en el cabezazo que desvió a Carrillo en la Bombonera con el desarrollo empatado en cero.
En ofensiva, hay veces que se empecina en atacar en inferioridad numérica, con los laterales ocupando todo el ancho del campo pero con Delgado, Belmonte, Zenón y Palacios demasiado lejos entre sí, absorbidos por cinco o seis futbolistas rivales. O eso genera el embudo, que Lautaro Blanco se exceda con los centros, por más que por esa vía llegó el gol de Battaglia ante Barracas Central.
Boca está mejor que cuando quedó eliminado de la Copa Libertadores, pero todavía no lo suficiente para ser un equipo confiable. Todos los equipos tienen mejores momentos que otros, pero el de Gago aún suma más casilleros en el debe. Rendimientos eficaces individuales lo potenciaron, pero la estructura colectiva todavía no da muchas garantías. Pasaron apenas 56 días de aquel golpazo y la estructura todavía hace algunos ruidos. El partido ante River será una buena prueba para sus aspiraciones anímicas y futbolísticas.