La portada de L'Osservatore romano tras al muerte del papa Francisco

“Hoy, lunes 21 abril, a las horas 7:35, el Señor ha llamado consigo al Santo Padre Francisco”: así abre la edición del vespertino diario del Vaticano, L’Osservatore romano, anunciando la muerte con la misma fórmula que utilizó para los anteriores pontífices.

El diario, que se imprimirá en esta ocasión, ya que dejó de hacerlo hace años y solo se hace para momentos especiales, ya está preparado para ser distribuido en la plaza de San Pedro, y se convertirá en uno de los recuerdos más deseados por los fieles.

Para ello han elegido la foto de Jorge Bergoglio en los primeros años del pontificado mientras saluda a los fieles de pie en el papamóvil recorriendo la plaza de San Pedro.

En la portada figuran un artículo del director editorial de la comunicación vaticana, Andrea Tornielli, bajo el título “El papa de la Misericordia” y al lado otro del director del diario, Andrea Monda, “Hermano nuestro, trabajador de paz”.

Miles de ejemplares se distribuirán esta noche en la plaza de San Pedro con ocasión del rosario convocado para rezar por el papa Francisco, que falleció a los 88 años.

Los responsables del Dicasterio de la Comunicación del Vaticano han emitido una circular interna en la que piden a “todo el personal disponible” unirse esta tarde al plegado de las copias del periódico de la Santa Sede.

La portada de la revista TIME

La portada de TIME

La noticia del fallecimiento del Papa repercutió en todo el mundo y los principales diarios y portales de noticias del planeta se hicieron eco rápidamente de la misma.

La prestigiosa revista TIME dio a conocer su portada, en la que se puede observar una fotografía del papa Francisco de pie con un fondo negro y cuyo texto dice: “Pope Francis. 1936-2025″.

En su obituario, titulado “El papa Francisco, el párroco del mundo que lideró en una era de crisis, muere a los 88 años”, la revista repasó la vida del pontífice argentino y los años que estuvo como líder de la Iglesia Católica.

El medio resaltó que, durante su papado, Francisco fue una figura de cambio y de apertura, que intentó acercar la institución a una feligresía fragmentada por décadas de escándalos y por profundas tensiones doctrinales. Fue también el primer papa del hemisferio sur, el primero del mundo en desarrollo, y el primero en adoptar el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, símbolo de pobreza y humildad.

Su elección, el 13 de marzo de 2013, fue leída como una señal de que los cardenales buscaban un cambio de rumbo. “Parecía que los cardenales tuvieron que ir hasta el fin del mundo para encontrar un Papa”, dijo desde el balcón de la Basílica de San Pedro en sus primeras palabras al mundo, aludiendo a sus raíces argentinas.

El papa Francisco (AP Photo/Andrew Medichini, file)

Una vida marcada por la austeridad

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, hijo de inmigrantes italianos que huyeron del fascismo. Creció en una familia modesta de clase media baja, profundamente influenciada por su abuela Rosa, quien lo introdujo en la fe católica. Su vocación sacerdotal surgió a los 16 años, tras una experiencia mística en la iglesia de San José de Flores. “Sentí como si alguien me agarrara por dentro y me llevara al confesionario”, contó en una entrevista radial.

Fue ordenado sacerdote jesuita en 1969, y en 1973, con apenas 36 años, fue nombrado provincial de los jesuitas en Argentina.

Durante los años 90, vivió en una residencia jesuita en Córdoba, un período que describió como “una época de gran crisis interior”. Regresó a Buenos Aires como obispo auxiliar en 1992, y en 1998 fue designado arzobispo de la ciudad. En 2001 fue creado cardenal y en 2005 asumió la presidencia de la Conferencia Episcopal Argentina.

Un pastor en tiempos de transformación

Al llegar al papado tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, Francisco imprimió un nuevo tono: vivió en una residencia modesta en lugar del Palacio Apostólico y reformó las finanzas vaticanas al ordenar una auditoría del Banco Vaticano, que resultó en el primer informe financiero en más de un siglo. Fue también el primer papa en asistir a una cumbre del G7 y en visitar Irak, además de adoptar un enfoque más compasivo hacia los desafíos contemporáneos.

Si alguien es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?”, dijo en 2013. Diez años más tarde, aprobó una norma que permite bendecir a parejas del mismo sexo, aunque reiteró que el matrimonio entre personas del mismo sexo “no es matrimonio”.

También impulsó reformas en el tratamiento pastoral de personas divorciadas y en el acceso a las anulaciones. “La Eucaristía no es un premio para los perfectos, sino una poderosa medicina y alimento para los débiles”, escribió en Amoris Laetitia. Aunque mantuvo la posición tradicional sobre el sacerdocio reservado a los hombres, creó comisiones para estudiar la posibilidad de ordenar diaconisas y se mostró receptivo a permitir sacerdotes casados en regiones con escasez clerical, aunque no llevó adelante esa reforma.

El Papa saluda a un bebé al término de una Audiencia General en el Vaticano en 2019 (AP Photo/Andrew Medichini)

Una voz global

Francisco fue una figura central en momentos de crisis internacionales. En 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, exhortó a Vladimir Putin a “detener esta espiral de violencia y muerte”. También condenó los ataques en Gaza durante la guerra entre Israel y Hamas, y mantuvo comunicación con comunidades afectadas, incluso mientras estaba hospitalizado.

Durante la pandemia de COVID-19, impartió una bendición solemne desde una Plaza de San Pedro vacía, instando a los fieles a mantener la fe: “Nos encontramos asustados y perdidos”, reconoció.

En materia ambiental, su encíclica Laudato Si fue un llamado urgente a combatir el cambio climático. “El clima es un bien común, de todos y para todos”, escribió. Su intervención fue considerada clave para movilizar el apoyo de países de mayoría católica al Acuerdo de París.

El peso del escándalo

Francisco también tuvo que enfrentar el legado del abuso sexual dentro de la Iglesia. En 2018 fue duramente criticado por defender al obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir abusos cometidos por su mentor. Tras una investigación, pidió disculpas a las víctimas y admitió: “Fui parte del problema”.

En 2019 expulsó del sacerdocio al ex cardenal Theodore McCarrick, acusado de abusos, en una decisión sin precedentes.

También levantó el secreto pontificio sobre los casos de abuso, facilitando su denuncia ante autoridades civiles.

El papa Francisco saluda a una persona y le da su bendición en 2013 (AP Photo/Andrew Medichini)

Un legado de humildad y diplomacia

Su estilo sencillo y accesible le valió apodos como “el párroco del mundo”. Lavó los pies de reclusos, se negó a usar vehículos lujosos y prefirió siempre un lenguaje directo. En 2016 canonizó a la Madre Teresa y promovió el diálogo interreligioso: viajó a Emiratos Árabes Unidos, donde firmó un documento por la paz con el Gran Imán de al-Azhar. “El Documento sobre la Fraternidad Humana” se convirtió en una de las declaraciones más relevantes del pontificado en materia de convivencia religiosa.

También procuró acercarse a los pueblos indígenas. En 2022, viajó a Canadá para pedir perdón por el rol de la Iglesia en los abusos en internados religiosos. “Estoy aquí para recordar el pasado y llorar con ustedes”, dijo a las comunidades originarias.

Un pontífice mediático

TIME destaca que el papa Francisco supo utilizar las redes sociales como herramienta pastoral. Fue el primer papa en participar de un Hangout de Google y en batir récords en Instagram. En palabras del cardenal Timothy Dolan, “la gente dice: ’He estado alejado de la Iglesia durante un año, pero el papa Francisco me está atrayendo de vuelta’”.

En una entrevista de 2014, habló con naturalidad de su propia muerte. “Sé que durará poco tiempo. Dos o tres años y luego me iré a la casa del Padre”. Ese momento llegó hoy, más de una década después de haber sido elegido sucesor de Pedro, enfatizó la revista.

Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal”, recordó el cardenal Farrell. “Con inmensa gratitud por su ejemplo como verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.