Bugatti lo volvió a hacer. La firma con sede en Molsheim, Francia, reconocida por su búsqueda de llevar al extremo las posibilidades de la ingeniería automotriz, acaba de romper un nuevo récord de velocidad.
Esta vez, con su modelo Mistral, que logró superar los 450 km/h en una prueba oficial realizada en Alemania, logrando así tener al descapotable más grande del mundo en producción, un título que reafirma el gran rendimiento de la marca en el exclusivo universo de los superdeportivos.
Este modelo está equipado con el legendario motor W16 de 8.0 litros y cuatro turbos. El pasado noviembre, en una jornada en la pista de pruebas ATP Automotive Testing Papenburg (Alemania), logró una velocidad máxima de 453,91 km/h sin techo, estableciendo una marca inédita para un automóvil de producción con carrocería abierta.
La unidad que rompió el récord estuvo a cargo de Andy Wallace, piloto de pruebas oficial de la marca y leyenda del automovilismo por haber ganado, entre otras competencias, las 24 Horas de Le Mans. Wallace alcanzó los 200 km/h en los tramos con curva, para llegar con un veloz rendimiento a la recta de la pista alemana, donde pudo liberar por completo los 1500 CV del W16.
Una particularidad del modelo que corrió en la pista es que fue presentado con una configuración estética que rinde tributo a modelos que se acostumbraron a romper récords con la marca: el Chiron Super Sport 300+, el Veyron Super Sport y el Grand Sport Vitesse (que en 2013 alcanzó los 408,84 km/h sin techo). Lució un color negro brillante combinado con detalles en “Jet Orange” que evocan ese linaje exclusivo que la marca destina a muy pocas unidades.
“Durante todo el programa de pruebas, fue increíble sentir lo estable que se comportaba el auto, tuve la sensación de que quería ir más rápido”, le comentó en su momento Wallace al medio especializado Car and Driver. “Sentir las fuerzas del viento en la cabina abierta y el sonido del motor al lado del oído fue una experiencia indescriptible”, completó.
El último Bugatti de su especie
El modelo no solo representó el fin de una era por sus cifras, sino también porque será el último deportivo de producción de la marca en incorporar el motor W16, una arquitectura mecánica que se transformó en la identidad moderna de Bugatti y que será reemplazada en los próximos modelos por motorizaciones híbridas. Su sucesor ya tiene nombre: Tourbillon, y aunque promete cifras a la altura del rendimiento de sus predecesores, su foco no estará únicamente en romper récords de velocidad.
Cada unidad del Mistral tiene un valor estimado de 14 millones de euros. En este caso, el auto que se utilizó para romper el récord pertenece a un coleccionista privado que también posee otras piezas clave de la saga Bugatti World Record, según figura en el medio especializado estadounidense. El ejemplar lleva la inscripción “Mistral World Record Car” bajo el alerón trasero, además de asientos y terminaciones de su interior que combinan con la paleta cromática exterior.
“Desde 1909, Bugatti ha buscado ir más allá de los límites posibles en términos de lujo, elegancia y rendimiento”, le comentó Mate Rimac, actual CEO de la marca a la revista conocida anteriormente como Sports Car Illustrated.