En el contexto de la lucha contra la covid-19, cuyo estado de emergencia se extendió entre 2020 y 2022 en el Perú, la Municipalidad de Lima, a través de Sistema Metropolitano de La Solidaridad (Sisol), organizó talleres orientados al síndrome de desgaste por empatía (también conocido como fatiga por compasión). Estos eventos estuvieron dirigidos a médicos, enfermeros y personal técnico que prestaban servicios de atención a la población en general durante la pandemia. El desgaste emocional que estos profesionales de la salud experimentaron nos muestra que la empatía en exceso puede ser dañina.
En los últimos años, la empatía ha sido ampliamente reconocida como una habilidad fundamental para mejorar la comunicación y las relaciones interpersonales. Ser empático implica ponerse en el lugar del otro, comprender sus emociones y actuar con compasión. Esta capacidad promueve vínculos más saludables, fomenta la cooperación y fortalece el tejido social. Tanto en contextos personales como profesionales, la empatía se considera un valor positivo que ayuda a construir una convivencia más humana y solidaria.
Sin embargo, no siempre se habla del lado menos conocido de esta cualidad: cuando se experimenta de forma excesiva puede convertirse en lo que se conoce como hiperempatía, un estado en el que la persona absorbe las emociones de los demás de forma intensa y constante. Esta sensibilidad extrema, lejos de beneficiar al individuo, puede terminar afectando seriamente su salud emocional.
¿Por qué la hiperempatía es dañina para la salud emocional?
La hiperempatía se manifiesta cuando una persona siente de forma tan profunda las emociones ajenas que comienza a sufrirlas como propias. En lugar de comprender el dolor o la alegría del otro con un nivel de objetividad saludable, la persona hiperempática se involucra emocionalmente al punto de experimentar ansiedad, angustia, tristeza o agotamiento.
Esta sobreexposición emocional puede provocar:
- Fatiga empática: también conocida como “agotamiento emocional”, es común en personas que cuidan o ayudan a otros constantemente, como profesionales de la salud, psicólogos o familiares.
- Dificultad para poner límites: las personas hiperempáticas suelen anteponer las necesidades de los demás a las propias, lo que genera descuido personal, frustración o sensación de vacío.
- Altos niveles de estrés y ansiedad: sentir las emociones ajenas de forma tan intensa puede desregular el sistema nervioso y afectar el bienestar mental.
- Pérdida de identidad emocional: en casos más graves, quienes sufren de hiperempatía pueden tener dificultad para distinguir entre sus propias emociones y las de los demás.
Lejos de ser una virtud, esta sobrecarga emocional constante puede deteriorar la calidad de vida de quien la padece y afectar también sus relaciones personales.
Señales de que podrías ser una persona con hiperempatía
Reconocer la hiperempatía es el primer paso para aprender a manejarla. Estas son algunas señales comunes:
- Te sientes emocionalmente agotado después de interactuar con otras personas.
- Te resulta muy difícil ver noticias o películas tristes sin sentirte afectado por horas o días.
- Lloras con facilidad por problemas ajenos, incluso de desconocidos.
- Te cuesta decir “no” cuando alguien necesita ayuda, aunque eso implique descuidarte.
- Absorbes la energía de los ambientes o de las personas a tu alrededor, tanto positiva como negativa.
- Confundes los sentimientos ajenos con los tuyos, y a veces no sabes bien por qué te sientes triste, ansioso o alterado.
Si te identificas con varias de estas señales, es posible que tengas una tendencia a la hiperempatía.
Cuando la empatía es saludable
La empatía, en niveles adecuados, es una fortaleza emocional. Ser empático no implica sufrir con los demás, sino comprender lo que sienten y acompañarlos desde una posición de equilibrio. La empatía saludable se basa en:
- Reconocer y validar las emociones del otro, sin absorberlas como propias.
- Poner límites emocionales, sabiendo hasta dónde puedes ayudar sin dañarte.
- Practicar el autocuidado, priorizando también tu bienestar emocional.
- Mantener una postura compasiva pero objetiva, especialmente en situaciones intensas.
Una empatía equilibrada permite conectar con los demás sin perder el contacto con uno mismo. No se trata de endurecerse o evitar el dolor ajeno, sino de aprender a acompañar sin quedarse atrapado en las emociones del otro.