DEF consultó al doctor en Ciencias Biológicas Martín Ansaldo, del Instituto Antártico Argentino, para entender los alcances del brote de gripe aviar en la Antártida. (Foto: archivo DEF)

Una expedición, a cargo del virólogo español Antonio Alcamí, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, detectó el virus (HPAI H5N1) en animales muertos y vivos, incluidas focas cangrejeras, pingüinos, skúas, gaviotas y otras aves, en la Antártida. En realidad, se trata de un trabajo de cooperación internacional en el que la Argentina tuvo un papel protagónico en de detección de la gripe aviar.

“La investigación se inició gracias a que, en 2024, nuestro equipo proporcionó muestras de skúas muertos, encontrados en la base argentina Primavera, a la base española Gabriel de Castilla, en la isla Decepción, donde Alcamí las analizó, porque nosotros no teníamos el equipamiento para hacerlo”, aclaró a DEF el doctor en Ciencias Biológicas Martín Ansaldo, del Instituto Antártico Argentino.

En cuanto a las investigaciones en sí, estas arrojan datos importantes. Por un lado, la alta carga viral en los cadáveres representa un riesgo de exposición importante. Por otro, la detección del virus en pingüinos aparentemente sanos sugiere una posible circulación asintomática y preocupa la seguridad de las personas por la presencia de turistas y científicos en las zonas afectadas. “No tenemos que olvidar que hablamos de un ambiente extremo y aislado, donde, en el caso de una propagación del virus, no se podría activar una evacuación inmediata”, advierte el especialista.

Se detectó en la Antártida el virus (HPAI H5N1) en animales muertos y vivos, incluidas focas cangrejeras, pingüinos, skúas, gaviotas y otras aves. (Foto: archivo DEF)

Equipamiento y medidas de bioseguridad: lecciones aprendidas de la pandemia

-¿Cómo se protege a la dotación de las bases antárticas contra posibles riesgos sanitarios, especialmente en zonas con alta concentración de fauna?

-Se trata de una cuestión importante, que requiere tomar todos los recaudos pertinentes. Por eso, en el Instituto Antártico, con el asesoramiento inicial de los especialistas del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), más la colaboración del doctor José Luis López, virólogo de la Universidad de Buenos Aires, elaboramos los protocolos que ya están en funcionamiento en las bases.

Estos protocolos se refieren, en especial, al equipamiento y los cuidados para la gente que trabaja con aves y mamíferos, que son los más expuestos, lo que no significa que el resto de la dotación no deba tomar sus previsiones. Base Esperanza, por ejemplo, está en medio de la pingüinera, por lo cual todos los que trabajan o transitan por el exterior deben utilizar las bateas con desinfectantes, al entrar a las casas para higienizar la suela de las botas.

-Equipamiento especial para quienes trabajan con los potenciales infectados, bateas para desinfectar el calzado…, me retrotrae a las medidas implementadas durante la pandemia.

Sí, en ese sentido, la pandemia nos entrenó en cuanto a determinados hábitos como lavarse las manos, tener la precaución de hervir el agua para consumo o para higiene que esté en contacto con las mucosas, entre otras medidas similares.

El Instituto Antártico fue el encargado de confeccionar los protocolos que ya están en funcionamiento en las bases argentinas en el continente blanco. (Foto: archivo DEF)

-¿En qué consiste el equipamiento para quienes trabajan con las aves?

-Se usan trajes especiales que tienen el problema de no estar fabricados para un ambiente donde el terreno tiene piedras y otros elementos que puedan romperla. Por eso, nosotros utilizamos, arriba de la indumentaria de abrigo, un traje de agua, confeccionado con un material plástico no rígido, además de barbijos, antiparras y doble guante. Actualmente, estamos habilitando lugares donde puedan cambiarse la ropa que utilizan en cercanías de la pingüinera y descontaminar los elementos de protección, con un pulverizador con amonio cuaternario (un desinfectante utilizado en el ámbito hospitalario), procedimiento muy similar al que realizaban los médicos en pandemia.

-Además de los cuidados de las personas, ¿se habilitó algún otro tipo de protocolos?

-Sí, el Comité Científico para la Investigación Antártica (SCAR) impartió la directiva de tomar nota de todo lo que se encuentre, como aves o mamíferos muertos o sospechosos. Esta disposición, que ya fue implementada, es muy valiosa, ya que el principal problema al que nos enfrentamos es la ausencia de antecedentes históricos que nos permitan contrastar datos de años anteriores.

Gripe aviar en la Antártida, un virus en constante evolución

-¿Cuáles son las principales vías de transmisión del virus en aves y mamíferos?

-En las aves, el virus ingresa a través del aparato digestivo y, en los mamíferos, por la parte respiratoria. Por lo cual, si el virus está en el aire, es muy fácil de transmitir y más aún si se trata de la variante patogénica que se caracteriza por mutar más rápido y causar altos índices de mortalidad. Es el problema que están teniendo actualmente en las granjas de EE. UU., donde comenzó hace dos años con las aves silvestres y se propagó con rapidez.

El año pasado, llegó a la Patagonia y después a la Antártida. La trasmisión se complica por la dieta omnívora de las skúas, que son aves migratorias, pero la realidad es que no sabemos con exactitud si son las responsables. Otro dato a tener en cuenta es la presencia de cólera en los pingüinos, enfermedad más extendida en esta especie que la influenza y, quizás, se confundan las causas de las muertes. Queda mucho por develar todavía, pero lo indudable es que algo está cambiando y aparecen cosas en lugares donde antes no existían.

-¿Existen medidas para evitar la propagación?

-No. Como dije, se trata de un virus que está en el aire y la única forma de protegerse es a través de los protocolos mencionados.

La trasmisión se complica por la dieta omnívora de las skúas, que son aves migratorias, pero la realidad es que no sabemos con exactitud si son las responsables. (Foto: archivo DEF)

-¿Hay manifestaciones que permitan determinar que un animal está infectado?

-La gripe aviar termina afectando el sistema nervioso, por lo cual los animales tienen comportamientos erráticos, pueden presentar convulsiones, enrojecimiento de los ojos, etc.

-En el caso de los ejemplares muertos, ¿qué se hace con el cadáver?

-Según el protocolo recomendado por el SCAR, se lo puede enterrar o ponerle piedras arriba y dejar que la naturaleza continúe su proceso de descomposición. Lo que no se debe hacer es removerlo.

-¿Podemos hablar de una pandemia?

-Todavía no produjo un daño tan marcado como para hablar de pandemia; sabemos que está presente, pero no si se continúa propagando. Si esto ocurriera, tendremos un proceso pandémico que después se estabilizará y será un virus más de los muchos que pueblan nuestro cuerpo.

La gripe aviar termina afectando el sistema nervioso, por lo cual los animales tienen comportamientos erráticos. (Foto: archivo DEF)

-El informe difundido por la expedición española señala que las focas cangrejeras son más susceptibles al contagio que los pingüinos. ¿A qué puede deberse la mayor o menor vulnerabilidad de una especie?

-Mi especialidad en la fisiología y el estudio de las respuestas de los organismos ante cualquier cambio que se produzca es lo que se denomina ecofisiología. En casos como este, hay que analizar el contexto, porque atribuir la causa solo al virus sin considerar los factores ambientales (el estrés que generan en los animales, los cambios en el ambiente, por ejemplo) o históricos puede llevar a conclusiones erróneas. En epidemiología, es clave llevar un registro exhaustivo de la persona o el animal enfermo, determinar su historia, dónde fue encontrado, por dónde circuló, etc.; y son datos que faltan. Como decía antes, no tenemos registros exhaustivos ni datos comparativos para llegar a una conclusión científica rigurosa.

Durante 2024, la gripe aviar llegó a la Patagonia y después a la Antártida. (Foto: archivo DEF)

Gripe aviar en la Antártida: ¿qué rol desempeña el cambio climático?

-Antes mencionaste la evidencia de que hay algo que está cambiando. ¿Considerás que puede tener relación con el cambio climático?

-En algunas zonas de la Antártida, hay retracción de glaciares a causa del aumento de temperatura. Sin ser especialista en el tema, creo que estamos entrando en un mundo nuevo, que no sabemos adónde nos llevará. Antes, pensábamos que la bomba atómica nos iba a hacer volar en pedazos. Hoy, parece más lógico pensar que sufriremos las consecuencias de un virus incontrolable.

-Una de las actividades permitidas en el sexto continente es el turismo. ¿Creés que la presencia del virus de la influenza impactará en su desarrollo?

-La Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO), reguladora del turismo antártico, implementa protocolos de prevención ante posibles brotes. Se recomienda que pequeños grupos de tripulación, acompañados de un especialista, inspeccionen las zonas de avistaje antes de permitir el desembarco de turistas. Ante cualquier signo de enfermedad en la fauna (debilidad, espasmos o cualquier conducta fuera de lo común), se prohíbe el desembarco y se aplican medidas de descontaminación. Y, en caso de encontrar un número inusual de animales muertos, la zona se cierra y se suspenden las tareas de monitoreo de especies.