Muchos le dicen a Maoz Inon que tras el 7 de octubre de 2023 los pacifistas en Medio Oriente son una especie en extinción. Ese fatídico día, cuando Hamas masacró a 1200 israelíes, una granada lanzada por terroristas cayó sobre la casa de los padres de Maoz, en un pueblo cercano a Gaza. Ambos murieron en el ataque. Muchos amigos de toda su vida también fallecieron ese día.
Pese al dolor extremo, este hombre de 50 años nacido en un kibutz del desierto israelí no tardó en retomar su actividad de más de veinte años en pos de la paz. Inspirado por un padre agricultor que vivió una vida reponiéndose a los estragos de las inclemencias climáticas, Maoz no dudó en seguir promoviendo la creación de puentes de reconciliación en un Medio Oriente atravesado por la muerte y la destrucción.
Uno de los primeros llamados de apoyo que recibió aquel 7 de octubre fue el de Aziz Abu-Sarah, palestino, que al igual que Maoz, ha dedicado gran parte de sus 45 años a promover la reconciliación entre ambos pueblos. Aziz también lleva consigo las heridas del conflicto. En 1989, a sus nueve años, vio a su hermano mayor morir de heridas internas luego de un año detenido en cárceles israelíes por su presunta participación en la primera Intifada.
Ambos son emprendedores seriales. Ambos trabajan en el sector del turismo y lo hacen con propuestas que poco tienen que ver con la modalidad tradicional de los tours que llevan grupos a conocer sitios históricos en minivans refrigeradas o a descansos en hoteles con vista al mar.
Maoz y Aziz, cada uno con sus empresas, proponen viajes y experiencias que buscan establecer vínculos con los habitantes de una región, interactuar con ellos, comprender sus visiones y crear puentes entre poblaciones con narrativas contrapuestas.
A principios del año pasado los recibió el papa Francisco. “Le dijimos que no queríamos que rezara por nosotros”, cuenta Aziz
Desde el 7 de octubre, Maoz y Aziz unieron propósitos y caminan juntos por el mundo, explicando los problemas que enfrentan árabes y judíos en la región. Más allá de sus argumentos, estos dos amigos exhiben un afecto mutuo genuino, tan palpable que atraviesa las pantallas. Un cariño y un respeto infinito por el otro, de una calidez conmovedora.
“Perdí a mis padres pero gané un hermano”, dice Maoz durante una entrevista en la CNN junto a Aziz. La nota cierra con ambos entrevistados abrazados en cámara y la conductora esforzándose por no perder la compostura ante la emoción que provoca la escena.
Ambos han sido oradores de charlas TED en diversos países. En 2024, la presentación TED de Maoz y Aziz fue la tercera más vista del año en los canales que la organización mantiene online. Las charlas concluyen siempre en un abrazo y con aplausos interminables, como si hablar de paz, de reconciliación, de respeto y reconocimiento fuese un acto extraordinariamente reparador en estos tiempos de desesperanza.
A principios del año pasado los recibió el papa Francisco. “Le dijimos que no queríamos que rezara por nosotros”, cuenta Aziz, en dialogo por Zoom. “Lo que queríamos es que fuera nuestro embajador”. Ese fue el gran logro del encuentro, dice. Semanas después, el Papa llevó a una reunión del G7 las propuestas de estos dos amigos sobre la importancia de ver a la sociedad civil involucrada en los movimientos por la paz. También se incluyó, en la declaración final, un pedido para que el G7 censure a los países que no controlan sectores violentos de su sociedad. “Eso lo logramos y es algo muy concreto”, dice Aziz. “Es amplificar las voces por la paz. Necesitamos crear una visión alternativa. Si lo único que se escucha es a Netanyahu, Ben Gvir y los líderes de Hamas, es imposible promover una esperanza”.
‘Cuando hay ignorancia es fácil odiar al otro’, dice Maoz. ‘Y tenerle miedo. Y cuando hay miedo hay odio’
Han recibido una docena de premios internacionales, tales como el Franco-German Prize for Human Rights and the Rule of Law. Aziz integra la lista de los 500 musulmanes más influyentes del mundo y su trabajo fue citado por varios presidentes europeos.
Para Maoz, todo comenzó veinte años atrás, al regresar de un viaje de trekking por las montañas de la Patagonia argentina. Tenía treinta años cumplidos y había pasado parte de su juventud viajando por el mundo, andando por países remotos, conociendo su gente. De regreso a Israel se dio cuenta que no tenía ni un solo amigo palestino, que no conocía las costumbres ni las ideas de sus vecinos. Y sabía muy poco de la historia del catolicismo en la región. Comprendió que israelíes y palestinos compartían un territorio entre el río Jordán y el Mediterráneo, pero que casi no había interacción entre ellos. “Cuando hay ignorancia es fácil odiar al otro”, dice Maoz. “Y tenerle miedo. Y cuando hay miedo hay odio”.
Desde entonces Maoz se dedica a tender puentes con sus vecinos palestinos. Su primer iniciativa fue abrir el Fauzi Azar Inn, un hostal en la ciudad vieja de Nazareth, una zona de mayoría palestina, pobre e insegura. No puso banderas israelíes y respetó las costumbres del lugar. De a poco fue ganando el reconocimiento del entorno.
“Hablando con la gente del lugar me quedó claro que una gran cantidad de palestinos solo buscaba vivir pacíficamente con nosotros los israelíes”, cuenta Maoz, en dialogo por videollamada.
Luego abrió una senda de trekking llamada The Jesus Trail (El Sendero de Jesús) que va desde Nazareth hasta el mar de Galilea, 65 kilómetros de camino por pueblos diversos que cuentan la historia de las religiones de la región. El exprimer ministro británico Tony Blair caminó el primer tercio del sendero junto a Maoz en 2011.
Finalmente lanzó los hostales y tours Abraham, con el nombre del patriarca de las tres religiones monoteístas. Los Abraham tours incluyen visitas a pueblos en los territorios ocupados de Cisjordania y permiten a los turistas interactuar tanto con colonos israelíes y residentes palestinos, con guías de ambos grupos y religiones.
Aziz por su parte fundó Majdi, emprendimiento que ofrece lo que llama tours de doble narrativa. Dos guías. Uno para cada narrativa. Inicialmente los hacía en Israel con la experiencia israelí y la palestina, pero el éxito logrado lo fue llevando a abrir nuevos destinos en lugares donde la guerra había hecho estragos y dejado heridas abiertas. Hoy ofrece este tipo de viajes en Ruanda y Kenya, en los Balcanes, Colombia e Irlanda del Norte, entre otros países.
Unas 1500 millones de personas hacen turismo en el mundo todos los años. Si 1000 millones aprovecharan para tender puentes y lazos de comprensión entre poblaciones enfrentadas, el efecto sería enorme, dice Aziz.
Ambos señalan que no pecan de ingenuidad. Al contrario. Defienden con cifras la necesidad de cambiar las visiones de uno y otro lado enquistadas en el tiempo y volver a apuntar hacia el lado de la paz. Recuerdan que Israel y los árabes de la región vienen peleando desde hace unos 100 años. “1948, 1967, 1973, 1982, las guerras en Gaza, las Intifadas”, dice Maoz . “Y en todo ese tiempo, apenas dos o tres años fueron dedicados a intentar lograr la paz”.
La ocupación en Cisjordania lleva más de 50 años y no resultó. Las políticas de Hamas en Gaza tampoco. Lo único que no se ha probado es la paz, agrega Aziz.
Citan la historia. Todas las grandes guerras terminaron en una conquista de la paz. Incluso la guerra tal vez más dolorosa para Israel, la de Iom Kippur, que desembocó cinco años más tarde en la paz con Egipto, por entonces el enemigo más feroz del Estado de Israel.
–Muchos se preguntarán cómo albergar una esperanza de reconciliación a días de que Hamas realizara una ceremonia macabra frente a los ataúdes de un niño y un bebé que habían asesinado. ¿Qué les dirían?
–Maoz: La única manera de justificar el sufrimiento de mi familia o el de la familia Bibas, el único cierre a todo esto capaz de justificar nuestro dolor es la paz. De otra manera seguiremos sacrificando nuestros seres queridos en el intento de ganar la guerra. Pero mientras ganamos la guerra perdemos nuestras vidas. Nuestra misión es tratar de ganar vidas. Para eso luchamos.
–Más que la paz, Netanyahu sigue enarbolando la idea de victoria total.
–Maoz: Israel ya tuvo varias instancias de victoria total. Tuvimos victoria total en 1967 y fue el inicio del problema más profundo que tiene Israel en la actualidad. Victoria total en el Líbano en el 82 y eso dio origen a Hezbollah, un ejército poderoso que tuvo en jaque a Israel durante mas de 30 años. Iom Kippur no fue victoria total y cinco años después se firmó la paz con Egipto, algo impensando por Golda Meir y Moshe Dayan, a cargo del país durante esa guerra. Supongamos que tenés una victoria total en Gaza. Pero no mataste la idea. No hiciste nada por el problema de raíz y vas a crear un nuevo Hezbollah.
–¿Qué es lo que falta para lograr un acercamiento?
–Aziz: Lo importante es crear una visión alternativa. Crear esperanza. Y es esencial entender las diferentes narrativas. Si usted lee un diario en árabe y uno en hebreo son dos mundos diferentes. Dos universos completamente desconectados. Tenemos que crear un puente para atravesar esas dos visiones. Si solo escuchamos a Netanyahu o Hamas no hay esperanza posible. Y no digo volver al estado de cosas que precedió el ataque del 7 de octubre, cuando se manejaba el conflicto con una cantidad “aceptable” de muertes todos los años. Con eso aguantaremos unos 3 o 4 años más y estaremos nuevamente en el mismo lugar. Lo que necesitamos es paz y reconciliación.
–Pero es muy difícil cuando pareciera que una mayoría de palestinos estuvo de acuerdo con la peor matanza de judíos desde el Holocausto.
–Aziz: La narrativa de que todos los palestinos estaban contentos con el ataque del 7 de octubre es falsa No te puedo decir cuántos había que no estaban celebrando. Al contrario, estaban enlutados. Esta no es una guerra de árabes contra israelíes. En los dos lados se enfrentan los extremistas contra los moderados.
–¿Imaginan la opción de una solución de dos Estados?
–Aziz: No creo que el problema sea dos Estados o una confederación o alguna solución alternativa. El tema son los valores. Igualdad, dignidad, reconocimiento, seguridad, reconciliación. Si alguien dice esto es mío y no tuyo, tenemos un problema. Hay que enseñar esto en las escuelas. Hay que amplificar las voces que defienden esos valores. Eso es lo que más temen los extremistas.
–Ambos conectan el emprendedorismo con la paz.
–Maoz: Creemos mucho en el emprendedorismo como camino hacia la paz. Tu prosperidad y la mía están atadas. Si yo gano, tú ganas, y si yo pierdo, tú pierdes.