El precio del dólar estadounidense en Colombia cerró la jornada del 13 de marzo en un promedio de $4.114,38. Esto significó una subida de $4,3 frente a la Tasa Representativa del Mercado (TRM), que se ubicó en $4.110,08.
La divisa norteamericana tuvo un precio de apertura de $4.103,00, tocó un máximo de $4.132,32 y un mínimo de $4.101,00. Además, durante el día, de acuerdo con la plataforma Set-FX, se negociaron más de USD1.125 millones en 2.135 transacciones.
A lo largo de la jornada, el índice del dólar (DXY) experimentó una marcada volatilidad, impulsado inicialmente por el aumento en los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU., lo que llevó su cotización a niveles superiores a 104 puntos. Sin embargo, posteriormente registró un retroceso, reflejando la incertidumbre del mercado frente a los datos macroeconómicos mixtos que se han venido conociendo. La estabilidad del dólar sigue siendo un punto clave en el panorama financiero global, ya que los inversionistas analizan el impacto de estos factores en la política monetaria de la Reserva Federal y las posibles modificaciones en su estrategia de tasas de interés.
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A pesar de las dudas que persisten en torno a la política comercial de EE.UU. y su efecto en la economía global, el dólar logró mantenerse relativamente fuerte frente a las principales divisas, reforzando su papel como activo de refugio en medio de un entorno financiero cargado de especulación. En este sentido, la atención de los mercados se centra en la probabilidad de futuros recortes de tasas por parte de la Fed, un factor determinante que podría influir en la dirección del billete verde en el corto y mediano plazo.
Por otro lado, en el ámbito de las monedas latinoamericanas, el desempeño es irregular. En el caso del peso colombiano, la moneda mostró una depreciación significativa frente al dólar, afectada principalmente por la publicación de datos de inflación y empleo en EE.UU., que fortalecieron la divisa estadounidense. Además, la caída en los precios internacionales del petróleo añadió presión sobre la moneda colombiana, dado el alto grado de dependencia de su economía en las exportaciones de crudo. Este escenario pone en evidencia la sensibilidad de las economías emergentes ante factores externos y la importancia de la estabilidad en los mercados de materias primas para su desempeño cambiario.
El dólar mostró un fortalecimiento generalizado a nivel global, impulsado por un entorno de menor apetito por riesgo entre los inversionistas. Detrás de este comportamiento se encuentra la creciente expectativa de que la Reserva Federal adopte una postura más cautelosa con respecto a los recortes de tasas en 2025, lo que llevó a los mercados a reevaluar sus proyecciones sobre la política monetaria de EE. UU. y su impacto en los flujos de capital internacionales.
En el caso de Colombia, el panorama cambiario se mantiene en un estado de alta volatilidad, influenciado no solo por factores externos, sino también por un conjunto de incertidumbres locales. Entre los principales elementos que incidirán en la trayectoria del USDCOP en los próximos meses se encuentran las persistentes preocupaciones en materia fiscal, la debilidad en la inversión fija y el progresivo agotamiento del atractivo del carry trade, resultado del estrechamiento en el diferencial de tasas de interés. Estos factores redujeron el margen de maniobra del peso colombiano, haciéndolo más vulnerable a episodios de aversión al riesgo.
Bajo este contexto, la perspectiva para la moneda colombiana sigue marcada por la incertidumbre, lo que llevaría a mantener niveles cercanos a los $4.200 en la primera parte de 2025. La combinación de presiones internas y un entorno internacional menos favorable para las economías emergentes podría seguir pesando sobre la cotización del peso, prolongando un escenario de alta volatilidad en el mercado cambiario.