Hay detalles que pueden pasar inadvertidos e, incluso, por más que los veamos, no nos percatamos que quizás podrían tener alguna función en particular; y eso ocurre con el pequeño agujero que tienen las lapiceras más populares de Argentina.
La creación de este bolígrafo revolucionó la forma en la que las personas escriben, ya que ofrecieron una alternativa económica y efectiva a las estilográficas tradicionales. En 1945, el visionario italiano Marcel Bich se asoció con el francés Édouard Buffard e iniciaron su negocio creando piezas para instrumentos de escritura.
Encendedores, lápices y máquinas desechables de afeitar son algunos de los productores que comenzaron a comercializarse; pero la lapicera Bic Cristal, fue el primer producto de esa compañía. Según la propia empresa, con la tinta de uno de estos bolígrafos se puede escribir el equivalente a la distancia de un kilómetro.
A su vez, su diseño transparente, que permite visualizar la cantidad de tinta restante, y su punta esférica de precisión, certifican la calidad del producto. Si bien con el correr de los años este mejoró, se fabrican exactamente igual que hace 75 años. Sin embargo, muy pocos se preguntaron, a lo largo de estos tres cuartos de siglo, para qué sirve el orificio que tiene en uno de sus laterales.
Pese a que parece insignificante, tiene la función de equilibrar la presión de aire dentro del tubo de tinta. Además de que sin su existencia podría interrumpirse el flujo de la misma, lo que mostraría un trazo totalmente ilegible.
Otro de los motivos, y no menos importante, es que en el caso de que se presente una emergencia, por ejemplo, si un niño la ingiere, este diseño permite que pase una pequeña cantidad de aire, lo que reduce el riesgo de asfixia hasta que pueda recibir ayuda médica.
En ese sentido, en 1991, la norma ISO 11540 determinó que todas las lapiceras deberán cumplir con este diseño.
“Además de ayudar a prevenir que se produzcan fugas de tinta, todas nuestras tapas Bic cumplen con las normas de seguridad internacionales que tratan de minimizar los riesgos de que los niños se las traguen accidentalmente”, explicó la empresa. “Algunas de estas tapas, como la utilizada para el Bic Cristal, tienen un pequeño agujero en la parte superior para cumplir con las normas de seguridad existentes”, completaron.