“Bienvenidos a The Balls!”, se escuchó decir en off a Guido Kazcka en los primeros segundos del nuevo formato que anoche estrenó eltrece con el liderazgo de su conductor estrella.
“Fijate esas ´pelotazas´, los metros al agua, pararse en la línea correcta para que la bola no te empuje y te vayas al agua. ¿Saben qué? El que queda seco acá, siempre gana”, continuó describiendo el anfitrión del ciclo, mientras las cámaras ya lo mostraban enfundado en su vestuario habitual, formal y elegante (saco y corbata), micrófono y rutina impresa en mano, algo así como su estampa identitaria.
Luego, Kaczka continuó explicando que todos los participantes inician el juego con 100.000 pesos y que el premio mayor asciende a diez millones.
En pocos segundos -detalle no menor para no fatigar de entrada a la audiencia con descripciones extensas y, rápidamente, apelar a la dinámica activa del juego- el conductor describió las características del desafío que tendrán que superar los participantes, mientras las cámaras se paseaban por el set conformado por una tribuna con público, dos espacios para que se ubiquen los equipos a competir, seis bolas gigantes sostenidas en el cuadrilátero elevado de una suerte de tobogán y una piscina rectangular, la estrella de la puesta en escena.
En el estreno, se enfrentaron los equipos autodefinidos “Código ganador” y “Los carpinchos”, conformados por amigos y familiares. A un costado, guardavidas musculosos (Mirko y Facu), un protocolo más bien formal, ya que la piscina en cuestión no detenta gran profundidad, y un grupo de asistentes femeninas, todos en traje de baño para lucir cuerpos “perfectos”.
En una pantalla ovalada aparece la oferta de temas a elegir para responder las preguntas que conforman el desafío (fútbol, geografía, cine, show, animales, clima, plantas, entre otros). Cada interrogante va acompañado por diversas opciones de respuestas. Los participantes se ubicarán en la línea que conforma cada una de esas respuestas y, en caso de ser incorrecta la elegida, la bola de ese tramo empujará al jugador al chapuzón, acaso lo que el público está esperando.
Abundan en la televisión internacional este tipo de formatos que suelen tener buena recepción de las audiencias, dado que permiten el involucramiento del televidente desafiando sus propios conocimientos.
The balls! está bien hecho, posee buena factura y Guido Kaczka vuelve a demostrar que es un solvente conductor, de buena dicción (gran mérito por estos días), jamás se “entierra” en pantanos desafortunados, no incomoda a los participantes ni al público (¿por qué debería hacerlo?) y, una característica no menor, deja de lado su protagonismo apareciendo en cámara lo imprescindible. Sus programas pueden transcurrir durante varios segundos (eternidad en términos televisivos) sin que su imagen se vea. Un sapo de otro pozo en tiempos de desesperación por la fama de conductores y panelistas, algunos de ellos “clase b”.
Kaczka suele centrarse en la dinámica de lo que proponen los formatos que le tocan conducir e interrumpe esa lógica con alguna breve charla con algún participante que desnuda algún aspecto simpático de su vida. Anoche no fue la excepción y a esas charlas se le sumaron algunas breves conversaciones con los guardavidas y las asistentes. Siempre apto para todo público, sin golpes bajos ni vulgaridades.
A esta altura, Kaczka demuestra su devoción por continuar el legado de grandes animadores como Juan Carlos Mareco, un referente para él, con quien trabajó siendo un niño de seis años. A pesar de esta envergadura, Kaczka no huele a naftalina.
El conductor, que continúa al frente de Los 8 escalones, un éxito de varias temporadas que ahora sale en horario vespertino, ya se probó con otros ciclos de juegos como El último pasajero, A todo o nada, Bienvenidos a bordo y The floor, la conquista, programa que dio a conocer el año pasado. Además, es uno de los responsables de la productora Kuarzo Entertainment Argentina, compañía que también está detrás del nuevo ciclo estrenado anoche.
Si bien el envío entretuvo y mostró sus fortalezas, hay algo de reiteración en la propuesta, cierta atmósfera de “ya visto” a pesar de tratarse de un formato estreno. Está claro que hay un basamento a cumplir, una lógica a la que responder, en torno a la fórmula del acertijo sobre cultura general.
Al mirar The Balls!, imposible no pensar en Ahora caigo! (a cargo de Darío Barassi, aunque la caída no incluía chapuzón) o en Hombre al agua (primero a cargo de los hermanos Weinbaum y luego de Iván de Pineda y Luli Fernández), por solo citar dos casos testigos.
Como sucede con la nueva propuesta del prime time de eltrece, se trata de un “game show” foráneo y adaptado a la idiosincrasia local, pero respetando sus lineamientos basamentos con los que nació en los Estados Unidos, bajo el nombre de The Quiz with Balls. El ciclo ya tuvo versiones en Alemania, Holanda y España.
The Balls! se inició a las 21.30 en punto, luego de Telenoche, y se extendió a lo largo de 57 minutos, para darle paso a un episodio de la serie El encargado, protagonizada por Guillermo Francella. Si bien, el promedio de rating de 6,1 puntos lo ubicó en la cima como lo más visto de eltrece durante el lunes -un buen número para el contexto del canal-, Telefe, con Espiando la casa, una “previa” a la emisión de Gran hermano, lo puso contra las cuerdas con un promedio de 14 puntos (según los datos de Kantar Ibope Media).
Entre la posibilidad de jugar del otro lado de la pantalla desafiando a las audiencias con sus propios conocimientos y el morbo de ver caer intempestivamente a una persona vestida al agua pivotea este nuevo espacio de eltrece, ameno y en la línea del canal, nuevamente apostando por quien, en las últimas temporadas, es su figura más estelar.