En 1984, Kevin Bacon protagonizó un film que se convirtió en un clásico del cine adolescente. Se trata de Footloose, una historia que rápidamente se consolidó como uno de los mayores éxitos de la década y que ayudó al actor a convertirse en una de las nuevas estrellas de Hollywood. Entre los muchos atractivos de esa producción, se encuentra una pegadiza canción que da nombre al largometraje, y que al día de hoy aún persigue al propio Bacon.
En el marco de un diálogo con la prensa, el actor reflexionó sobre la súbita fama que ganó a través de la mencionada película, y cómo el lugar de galán “era justamente lo opuesto a cómo esperaba verse a sí mismo”. Y con respecto a la famosa canción, él reveló que cuando suena en un casamiento, de golpe se convierte en la estrella de la fiesta.
Más adelante, el intérprete detalló: “Mi peor pesadilla es estar en una boda, y que el DJ ponga ese tema. Son las 10.30, esa canción aparece y súbitamente el centro del casamiento soy yo, saliendo a bailar. Literalmente la gente forma un círculo alrededor mío y se pone a aplaudir como si fuera un mono adiestrado”.
Por ese motivo, es que Bacon cuando llega a una fiesta, lo primero que hace es decirle al DJ a cargo: “Por favor, no pongas ese tema”. Y por último, él agregó: “Y todo eso no es porque no ame a esa canción, porque la amo. Ni tampoco es porque no esté orgulloso de esa película, porque estoy un cien por ciento orgulloso de ella”. Por último, y con mucho sentido del humor, luego concluyó que a pesar de la fama de ese largometraje, sus hijos todavía no vieron Footloose.
Una persona común
A mediados del año pasado, el actor contó en una entrevista que una tarde se hartó de su fama y tomó cartas en el asunto. “No me quejo, pero tengo una cara bastante reconocible… Por eso, ponerme simplemente un sombrero y lentes oscuros solo funcionará hasta cierto punto”, comenzó. “Entonces se me ocurrió una idea. Fui a ver a un maquillador de efectos especiales, le consulté y le pedí que me hiciera una máscara protésica”.
Su “disfraz” estaba equipado con dientes falsos, una nariz ligeramente diferente y gafas. Sin dudarlo, Bacon se puso su “traje de persona común” y lo puso a prueba en uno de los paseos de compras al aire libre más concurridos de Los Ángeles. Para su deleite, el disfraz realmente funcionó. “Nadie me reconoció”, aseguró. Sin embargo, con el correr de los minutos, la sensación de triunfo fue dándole paso a una cierta incomodidad. “La gente me empujaba y no era amable conmigo, como suele serlo. Nadie me decía ‘te quiero’”, recordó. “Una de las peores cosas es que tuve que hacer cola, no sé, para comprarme un café o una hamburguesa. Fue ahí que pensé: ‘Esto es una m… ¡Quiero volver a ser famoso!’”, reveló.
Más allá de su anécdota, el actor señaló que se encuentra muy agradecido por su recorrido artístico y también con su vida personal. “Sinceramente, me siento muy agradecido por el lugar en el que me encuentro. He luchado mucho y durante mucho tiempo para conseguirlo”. Para graficar lo que acababa de decir, Bacon sacó de la manga otra vivencia. “Hollywood quiere que hagas lo mismo que hiciste la última vez que un proyecto tuyo ganó dinero. Por eso, cuando hice Quicksilver (1986), la siguiente película después de Footloose (1984), pensé: ‘No quiero hacer otra película de baile. Quiero hacer una película de motos y dura’. Y mientras filmábamos la película, de repente agregaron al guion una secuencia de baile en motos. Así que tienes que luchar mucho contra eso y encontrar gente que esté interesada en que des un gran paso”.