“Con esfuerzo y dedicación se puede siempre dar un pasito más, acercarse cada vez más a la meta. Cuesta y da miedo, por momentos, pero nunca está dicha la última palabra. Hiciste mucho para estar como estás, eso habla de tu valentía y de tu compromiso. El trabajo siempre es en equipo, nosotros solos no podemos hacer nada y vos siempre tuviste la camiseta puesta”, le dijo su doctor en el último encuentro en su concultorio. Y fue esa pasión que nos define, eso que conforma el sentido, el propósito de nuestras vidas lo que nos motiva para crecer e ir en busca de los sueños. Tal como hizo Jésica Fuente, que si bien desde los cinco años competía en gimnasia artística, a los 10 descubrió que su verdadera pasión era el básquetbol, y desde ese momento comenzó un amor incondicional con ese deporte.

Jésica trabajó como productora en un programa de radio de básket conducido por

Estando en Obras Sanitarias, ya con 15 años, miraba a Gabi Cassini, Iris Ferazzoli y Noelia Mendoza, por aquel entonces las jugadoras más conocidas. Por el lado de los varones, admiraba a “Leo” Gutiérrez y a Diego Lo Grippo. Y aunque jugó en varios clubes, pasó más tiempo en José Hernández (donde se inició), Sunderland y Unión Vecinal de Munro.

Inesperada noticia

Cuando empezó a jugar era bastante alta, para su edad, y lo hacía de pivot, pero con el transcurso de los años se alejó un poco del aro, la posición que más le gusta, y comenzó a probar los tiros de tres puntos. Su ubicación en la cancha, por ejemplo, es similar a la que tenía “El Chapu” Nocioni, ícono de la Generación Dorada.

Junto a sus médicos, grandes pilares en su recuperación.

En plena competencia deportiva, en 2011, Jésica comenzó a sentir muy fuertes dolores de cabeza, algo que nunca le había ocurrido. “Sentía como pinchazos o como que se me dormía la parte izquierda. Fui a ver a mi médico clínico y luego de ver una resonancia me aconsejó que fuera al Fleni que son especialistas en estos temas”.

El Dr. Andrés Cervio, jefe de Neurología de esa institución, le indicó una resonancia y una tomografía que dieron mal. “Tenía un tumor cerebral benigno del lado izquierdo del cerebro que estaba pegado a todos los nervios del cuerpo. Lo que me dijo es que primero hiciera un tratamiento para luego operarme”.

¿Por qué dejó de jugar tras la primera operación?

El 15 de agosto del 2012 Jésica tuvo la primera cirugía que consistió “en la resección de la lesión tumoral mediante un abordaje a la base de cráneo diseñado especialmente para intentar preservar las funciones auditivas y faciales”.

Con su mamá y su hermana.

Tras la operación, cuenta, se sintió bien, aunque admite que la recuperación fue un tanto compleja. Estuvo en Terapia Intensiva, luego en intermedia y después la pasaron a una habitación común.

“Me tenía que recuperar bien, tener más fuerza y dejar de ver todo doble. Por ejemplo, en una cancha veía 20 jugadores, 6 árbitros, 2 pelotas y 4 aros. Entonces, decidí esperar un poquito más para volver a jugar. Pero nunca bajé los brazos. Y los médicos me pidieron que hiciera las cosas a mi tiempo”.

Para solucionar el tema de la visión doble tuvo que hacer unos ejercicios con una lapicera tres veces por día y, como el nervio del ojo izquierdo no terminaba de reaccionar debió usar unos lentes que tienen cristales que están hechos de prismas que ayudan a desviar la luz, antes de que llegue a la retina, para engañar al ojo de que un objeto está en una posición diferente.

Con Tahiel, uno de sus sobrinos con quien comparte la misma pasión.

Le volvió a picar el bichito

Sin embargo, Jésica siguió muy ligada a su gran pasión: trabajó como productora del programa de básquet Todo Red que conducían “Leo” Montero, Fabián Pérez y Diego Brunetti en Radio La Red los domingos por la noche. De lunes a viernes cumplía la misma función en “Uno contra Uno Radio”, con José Montesano y Fabián Pérez en Radio Argentina.

Al principio, cuenta, no la entristecía tanto el hecho de no poder jugar al deporte que tanto amaba. Sin embargo, con el tiempo comenzó a extrañar la actividad y trató de suplirla yendo a ver partidos de la Liga Nacional y también al gimnasio.

Jésica es una apasionada por el básket, deporte que es su cable a tierra.

Habían pasado casi cuatro de la intervención y con el aval de los médicos y los controles que le habían dado bien, Jesica sintió en lo más profundo de su corazón que era hora de cristalizar su deseo de regresar a las canchas.

Unos días más tarde recibió la propuesta para ir a jugar a Vélez, oferta que aceptó de inmediato. De esta forma describe lo que fue esa vuelta, como si fuera su primera vez en este deporte: “Me acuerdo que lo viví muy bien, con bastante ansiedad, con muchas ganas de jugar después de tanto tiempo. Mi mamá vino al partido y estaba muy entusiasmada con verme en la cancha. Entré desde el banco e hice algunos puntos. Me faltaba eso de ir a entrenar en la semana, de estar con las chicas, ir a cenar, prepararme para los partidos e ir a jugar.

A los pocos meses de volver a las canchas, en 2017, comenzó a tener convulsiones, pero a pesar de ello seguía jugando al básquet. “Al principio, no le contaba a nadie porque la gente se asusta y te pregunta: ´¿Estás segura de que podés jugar al básquet, correr en la plaza o ir al gimnasio?´ Siempre digo que las convulsiones están conmigo, a veces se van de vacaciones y después vuelven a visitarme porque me están extrañando, ja. La verdad es que no tengo miedo de que me agarren en un partido, estoy muy bien medicada y controlada”.

Junto a

Otra mala noticia

En 2019, cuenta, el tumor creció y las resonancias no salieron como ella hubiera deseado. El 1 de octubre de 2020, en plena pandemia, su médico determinó que tenía que volver a operarse para evitar un posible daño neurológico.

Con sus compañeras y DT de Macabi.

“Como en los controles alejados, la lesión creció y aumentaron las crisis convulsivas por irritación de la corteza cerebral; se propuso una nueva intervención que se hizo por un abordaje próximo al anterior ya que la lesión había crecido en una dirección distinta a la primera vez”, explica Jésica.

“Sabía que la recuperación iba a tardar un tiempo”

Pese a las operaciones y a las convulsiones, Jésica tenía claro que no iba a perder la ilusión de volver a las canchas. “Nunca se me ocurrió pensar que no iba a jugar más. Sabía que la recuperación iba a tardar un tiempo y que me tenía que poner bien. Tanto los doctores Leandro Ale, Andrés Cervio y Susana Ochoa me decían que tuviera paciencia y que pronto iba a regresar a jugar y a trabajar”.

A los pocos meses le apareció una invitación para jugar en Macabi de manera recreativa junto a su hermana. “Ellos no solo me autorizaron, sino que me motivaron. ´Andá Jesi, lo necesitás, te va a hacer bien, te va a servir y es algo que te encanta, haceme caso´”, le dijo uno de los especialistas.

Disfrutando junto a su hermana y otras dos compañeras de equipo.

¿Cómo fue el primer partido de esa vuelta?

Volver a jugar fue hermoso, estar con mi hermana en una cancha de básquet fue espectacular y defendiendo la misma camiseta. El apoyo de las chicas y del técnico fue inolvidable. Siempre me están preguntando si me siento bien o si necesito algo, mi familia está contenta. Hay veces que mi sobrino más grande (Tahiel) se queda en el entrenamiento para ver a mi hermana y a mi jugar juntas.

¿Qué mensaje les darías a quienes están atravesando alguna adversidad?

Sé que es difícil, pero no aflojen, confíen que el futuro va a ser mejor. Hay que tener paciencia, pensar en positivo, hacerles caso a los médicos y tenerles confianza. Así todo va a mejorar.