La IRU solicita que todas las soluciones de descarbonización existentes, incluidos combustibles neutros en carbono, sean parte de una estrategia integral (Foto: Shutterstock)

El Pacto de Industria Limpia, propuesto por la Comisión Europea, busca convertir la descarbonización en un motor de crecimiento económico, pero no contempla sectores fundamentales como el transporte terrestre, esencial para las cadenas de suministro y la movilidad sostenible. Por otra parte, desde la Organización internacional del transporte por carretera (IRU) sostienen que la actual red europea no está preparada para una electrificación generalizada, lo que genera dudas sobre la disponibilidad de energía y el impacto en la logística.

El transporte por carretera es un componente clave en la transición hacia un modelo más sustentable, ya que permite la distribución eficiente de bienes en todo el continente. Sin embargo, el Pacto de Industria Limpia no incorpora una estrategia específica para garantizar que esta transformación se lleve a cabo sin afectar la competitividad de las empresas.

Por otro lado, desde IRU se señala que la infraestructura sigue siendo insuficiente para dar soporte a una adopción masiva de vehículos eléctricos de carga pesada. Según datos de la organización internacional, el déficit de estaciones de recarga y la falta de acceso prioritario a la red eléctrica para operadores logísticos podrían frenar el avance de la descarbonización del sector.

Según Raluca Marian, directora de la IRU para la UE, el pacto reconoce la importancia de la competitividad para alcanzar los objetivos de descarbonización, pero “se queda completamente corto al omitir sectores críticos que respaldan a la industria manufacturera y brindan servicios cruciales de movilidad sostenible”. Esta situación genera incertidumbre entre los transportistas, quienes necesitan garantías de acceso a infraestructura adecuada antes de comprometerse a inversiones significativas en nuevas tecnologías.

Medidas para estimular la demanda

La revisión de las directivas sobre contratación pública obliga a priorizar compras estratégicas basadas en criterios medioambientales, lo que podría mitigar algunos obstáculos. Sin embargo, la iniciativa de ecologización de flotas corporativas genera preocupación debido a los altos costos iniciales de los vehículos eléctricos y la falta de infraestructura de recarga adecuada.

El alto costo de los camiones eléctricos en comparación con los vehículos diésel tradicionales sigue siendo un problema. Aunque los costos operativos de los vehículos eléctricos pueden ser más bajos a largo plazo, el precio inicial y la incertidumbre sobre la depreciación representan barreras significativas para muchas empresas. Además, la autonomía de estos vehículos sigue siendo inferior a la de sus equivalentes de combustibles fósiles, lo que limita su adopción en rutas de larga distancia. La falta de una red de recarga rápida y confiable también impide la planificación eficiente de operaciones logísticas con estos vehículos.

El riesgo de imponer mandatos de compra a propietarios de flotas privadas podría restringir derechos de propiedad sin una justificación clara. “En una economía de mercado, la regulación de la demanda solo debería aplicarse en casos de fallos del mercado, lo que no es evidente. Muchos operadores ya están adoptando vehículos de cero emisiones cuando se dan las condiciones adecuadas”, afirmó Marian. La IRU insiste en que la prioridad debe ser establecer condiciones favorables para todas las tecnologías de transporte ecológico en lugar de mandatos restrictivos.

Implementación sectorial

El Pacto de Industria Limpia servirá como marco de colaboración con la industria para desarrollar vías de transición y orientar inversiones. Existen grandes expectativas sobre los planes específicos para el transporte por carretera, con la presentación del Plan de acción industrial para el sector automotriz prevista para el 5 de marzo.

IRU señala que el Pacto de Industria Limpia no incorpora una estrategia específica para el transporte terrestre (Foto: Shutterstock)

El papel de los combustibles alternativos, como el hidrógeno y los biocombustibles, también debe ser parte del debate. Estos pueden ofrecer soluciones viables para la transición hacia una logística más limpia sin depender exclusivamente de la electrificación. Según expertos del sector, una estrategia equilibrada que incluya múltiples tecnologías permitiría una adaptación más flexible y eficaz a las diferentes necesidades operativas del transporte por carretera.

La IRU solicita que todas las soluciones de descarbonización existentes, incluidos combustibles neutros en carbono, sean parte de una estrategia integral. Esto complementaría las regulaciones actuales y permitiría una modificación de las normas de CO₂ conforme a las Directrices políticas de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Asimismo, el Plan de Inversión en Transporte Sostenible enfatiza la expansión de infraestructura de recarga, pero se requieren medidas adicionales para garantizar condiciones propicias para la transición. Apoyar todas las tecnologías ecológicas y fomentar el transporte intermodal será clave para lograr una descarbonización efectiva del sector logístico.

Los desafíos de infraestructura, financiamiento e implementación tecnológica en el transporte por carretera seguirán siendo un tema central en la agenda de sostenibilidad de la UE. La industria espera que las próximas medidas regulatorias sean más inclusivas y reflejen las necesidades de un sector que desempeña un papel vital en la economía y en la transición ecológica.