El manejo adecuado del pescado en la cocina es crucial para garantizar su seguridad alimentaria, pero un hábito común podría generar más riesgos que beneficios. Según informó un análisis basado en evidencia científica, lavar el pescado antes de cocinarlo no solo es innecesario, sino que podría aumentar el peligro de contaminación cruzada en el hogar. Este hallazgo contradice una práctica habitual en muchas cocinas, donde se cree que enjuagar el pescado elimina bacterias o parásitos presentes en su superficie.
De acuerdo con la información publicada, el pescado que llega a los hogares ya ha sido procesado y limpiado previamente, lo que hace innecesario lavarlo nuevamente. Además, el proceso de cocción es el único método efectivo para eliminar microorganismos patógenos, como bacterias y parásitos, que podrían estar presentes en el alimento. Por lo tanto, enjuagar el pescado no contribuye a mejorar su seguridad y, en cambio, podría propagar bacterias a otras superficies de la cocina, lo que aumenta el riesgo de contaminación cruzada.
El riesgo de contaminación cruzada al lavar pescado
Uno de los principales problemas asociados con lavar pescado en casa es la posibilidad de que el agua contaminada salpique y alcance utensilios, superficies o alimentos cercanos. Este fenómeno, conocido como contaminación cruzada, puede transferir bacterias peligrosas a otros elementos de la cocina, incrementando el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos. Por esta razón, los expertos recomiendan evitar esta práctica y centrarse en otras medidas de seguridad alimentaria.
En lugar de lavar el pescado, se enfatiza la importancia de cocinarlo adecuadamente. La cocción a una temperatura interna de al menos 63°C (145°F) es suficiente para eliminar cualquier microorganismo dañino. Durante este proceso, la carne del pescado debe volverse opaca y desmenuzarse fácilmente con un tenedor, lo que indica que está completamente cocida y lista para su consumo.
Recomendaciones para un consumo seguro de pescado
Aunque lavar el pescado no es necesario, existen otras medidas esenciales para garantizar su seguridad antes de consumirlo. Según los especialistas, es fundamental adquirir pescado de fuentes confiables que cumplan con estándares adecuados de almacenamiento y refrigeración.
El pescado fresco debe presentar un olor limpio, sin rastros de amoníaco o descomposición, ojos claros y brillantes, y una textura firme en su carne.
El almacenamiento también juega un papel clave en la seguridad alimentaria. El pescado debe mantenerse en refrigeración a una temperatura inferior a 4°C (40°F) y consumirse lo antes posible para evitar su deterioro.
En el caso de alimentos crudos como sushi o ceviche, se recomienda congelar el pescado a temperaturas extremadamente bajas, de al menos -20°C (-4°F), durante un mínimo de siete días. Este proceso elimina posibles parásitos que podrían estar presentes en el producto.
Evitar la contaminación cruzada en la cocina
Otro aspecto destacado es la importancia de prevenir la contaminación cruzada durante la preparación del pescado. Los utensilios y superficies que entren en contacto con el pescado crudo deben desinfectarse cuidadosamente antes de utilizarlos con otros alimentos, como verduras o carnes. Este paso es crucial para evitar la transferencia de bacterias y garantizar la seguridad de todos los ingredientes.
Además, se recomienda manipular el pescado con las manos limpias y utilizar tablas de cortar separadas para alimentos crudos y cocidos. Estas prácticas, junto con una cocción adecuada, son las mejores estrategias para minimizar los riesgos asociados al consumo de pescado.
La creencia de que lavar el pescado mejora su seguridad alimentaria carece de fundamento científico. En cambio, esta práctica puede generar riesgos adicionales en la cocina, como la propagación de bacterias a través del agua contaminada. Por ello, los expertos insisten en que el enfoque debe estar en la correcta manipulación, almacenamiento y cocción del pescado, en lugar de enjuagarlo antes de cocinarlo.